Luego de que el Presidente Gabriel Boric revelara, en el cuarto aniversario de su colectividad (Convergencia Social), su esperanza de que fuera el último, en el FA se iniciaron las conversaciones para avanzar hacia un partido único. Incluso se anunció que esperaban que su colectividad hermana –Revolución Democrática– se mudara a su mismo domicilio de calle Esmeralda. Sin embargo, la crisis política por la que atraviesa RD y la precipitada devaluación de su marca, congelaron no solo las conversaciones sino también las proyecciones sobre el futuro del Frente Amplio, a la espera de sus congresos doctrinarios.
La noche del sábado 10 de junio, en calle Esmeralda, pleno centro de Santiago, el Presidente de la República, Gabriel Boric, asistió a la nueva casa de Convergencia Social (CS), partido en el que milita, para celebrar el cuarto aniversario de la colectividad. En el escenario que se montó para el “cumpleaños”, el Mandatario hizo un anuncio que hoy por hoy parece tener un futuro incierto, tras el caso Democracia Viva: “Les invito, compañeros y compañeras, a que este cuarto y ojalá último aniversario del partido Convergencia Social (…). Hoy día tenemos una responsabilidad que es mayor y es difícil muchas veces hablar más allá de nuestra militancia, cuando nos reconocemos entre gente que está de acuerdo“. Frase con la que sembró la idea de transformar el Frente Amplio (FA) en un partido único.
El aniversario de CS no solo vino acompañado de un cambio de sede y con uno de sus militantes como Presidente de Chile, sino que también llegó con el anuncio de que compartirían el inmueble con su colectividad hermana, Revolución Democrática (RD), una señal que anticipaba que, en algún futuro, aquel sería el domicilio de un mismo partido. No obstante, la crisis política que enfrenta RD y la devaluación de su marca, cubren tales intenciones de un manto de incertidumbre que crece cada día, en la medida que se profundiza el conflicto.
Revolución Democrática, pieza nuclear del oficialismo, atraviesa su peor crisis desde que se fundó el 2012. Esto, dado que se hicieron públicos los millonarios traspasos del Serviu de Antofagasta a la Fundación Democracia Viva, donde militantes de RD fueron protagonistas de la acción y, además, tenían un estrecho vínculo con la diputada Catalina Pérez, quien tiene suspendida su militancia y fue presidenta de dicha tienda política. Al interior del Frente Amplio aseguran que esto “enloda”, “daña” y atrasa la decisión de avanzar hacia un partido único.
El presidente de Comunes, Marco Velarde, advierte que este caso “le hace daño a esta discusión del partido único, en la que íbamos en tierra derecha”. Y es que, tras el anuncio del Presidente, varios militantes del FA dijeron que era una discusión que venía desde hace tiempo, pero no por eso el anuncio de Boric debía tomarse como una presión, mientras distintos dirigentes comentaron que esa discusión se iba a dar internamente en cada partido. En definitiva, desde todos los sectores se dieron luces de que el tema avanzaba.
Tanto Convergencia Social como el partido Comunes esperan los resultados de sus congresos doctrinarios para determinar los pasos a seguir. Desde el partido del Jefe de Estado advirtieron que esperarán la respuesta de las bases, pero hay congresistas que, ante el presunto caso de corrupción de militantes RD, puntualizan que hay que saber distinguir la coyuntura de un proyecto a largo plazo. Gonzalo Winter, en entrevista con Tele13, asumió que este caso “por supuesto perjudica, se pierde credibilidad” y, en tal contexto, agregó que lo que le toca al FA es “dar un paso a tener una discusión mucho más profunda sobre las razones de su existencia”.
En Comunes tienen un diagnóstico similar. Hasta ahora, respecto a lo que han avanzado sobre el tema del partido único, Velarde adelanta que pretenden abrir la discusión: “No tiene que ser una discusión burocrática, sino que tenemos que preguntarnos cuál es el proyecto político que queremos fundar y hacernos la pregunta de cuál es el proyecto histórico del FA”. El timonel de Comunes espera que esta discusión se dé con todos los partidos del Frente Amplio, pues, con el caso Democracia Viva, “se ha visto la falta de una mayor institucionalidad”.
Según fuentes del FA, se hizo evidente la descoordinación y la falta de una instancia resolutiva común a medida que fue cambiando el discurso del presidente de RD, el senador Juan Ignacio Latorre. El líder del partido comenzó la semana pasada advirtiendo que el caso se trataba de un “descriterio”, un “error político” y algo “impropio”. Ayer, en cambio, lo calificó de “corrupción” y aseveró que colaborarán con la justicia “hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga”.
La evolución de ese discurso requirió de reuniones diarias en que los partidos oficialistas le plantearan las exigencias a Latorre y que este los actualizara respecto de las acciones que se iban tomando. Antecedentes aparecían día a día y estos “ahondaron aún más la crisis”, señala una alta fuente del FA. Además, agrega que si el Frente Amplio hubiese actuado en conjunto, de manera más enfática y severa –conociendo la magnitud del caso–, se podría haber contenido de mejor manera la herida que dejó el hecho.
Este caso no es el único que ha golpeado al FA en su estándar de probidad, pues el de Karina Oliva también hizo pasar a Comunes por un momento en el que –aseguran al interior del partido– CS y RD “nos dejaron bien botados”. Pero creen que es por eso, justamente, que la discusión debería apuntar a la unión de las orgánicas y a una sola institucionalidad, desde donde puedan dar respuestas en conjunto y encontrar medidas “que se anticipen a quienes quieran saltarse la fila y llamar a sus amigos”.
A pesar de que las definiciones respecto al partido único del FA parecen haberse postergado, la diputada RD Ericka Ñanco se muestra esperanzada: “Creo que después de la tormenta siempre sale el sol. No es primera vez que el Frente Amplio pasa por una crisis y no es primera vez que han dado muerte al Frente Amplio por una crisis”. La parlamentaria sostiene que, después que esta pase, se verán las cosas que “nos van a marcar como una colectividad que es capaz de avanzar por un fin más grande”. De hecho, tiene la convicción de que saldrán “fortalecidos” de la situación que están viviendo actualmente.
Ahora, los resultados del Congreso Estratégico de Revolución Democrática de este año no apuntan precisamente a un partido único. En su segundo eje, “Escenario Político y Política de Alianzas”, y en el subeje “Frente Amplio”, plantean que “tenemos que propiciar instancias conjuntas y una mayor articulación de los partidos que lo conforman, manteniendo a RD como partido y preservando la autonomía de las orgánicas que lo integran”.
Desde la academia, el análisis que se hace efectivamente coincide en señalar que el caso Democracia Viva, por lo menos, retrasó el proceso hacia el partido único. Marco Moreno, académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, afirma que “hoy día la crisis está abierta y sigue escalando y, por lo tanto, van a tener que esperar todavía algunos meses, hasta que la crisis se cierre, para poder buscar alguna fórmula que les permita enfrentar los próximos desafíos electorales”.
Nerea Palma, académica de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la UDP, comparte la posición de Moreno: “Va a ser un proceso largo”, dice. La investigadora advierte, en el mismo contexto, que Convergencia Social parece ser el partido más estable del conglomerado, también “porque es el partido del Presidente”, liderazgo que puede generar tensiones, aunque de todas maneras considera que es posible optar por un proyecto común, ya que los nombres de los partidos acercan las ideas políticas de una colectividad a la población. En ese sentido, sostiene que “la etiqueta del Frente Amplio les dice a las personas más o menos de qué se puede tratar cuando votan por ellos. No creo que para las personas comunes haga tanta diferencia votar por Convergencia Social o votar por Revolución Democrática o Comunes”.
Moreno, en la misma línea, sostiene que no cree que Convergencia Social, por más estable que parezca, logre absorber a los otros partidos. Más bien, dice, “la denominación de Frente Amplio o algún otro nombre va a poder de alguna manera hacer que confluyan las militancias en ese nuevo espacio”. Esto, porque también responderán a una lógica electoral, ya que “es muy complejo competir como son hoy día los partidos, cómo están estructurados, por lo tanto, van a tener que buscar un espacio de articulación”, señala el académico.