Mientras antes lo común era encontrar armas hechizas, robadas o compradas legalmente por medio de “palos blancos”, la Fiscalía ahora señala que aparecen muchas pistolas contrabandeadas de Argentina, automatizadas y con cargadores extendidos, así como fusiles. El aumento en el poder de fuego de las bandas barriales se explica, señala el persecutor Álex Cortez, por las disputas territoriales que se producen cada vez que se desarticula una banda narco.
Una nueva evidencia de la cantidad de armamento que está circulando en el país, especialmente en poder de bandas de narcotraficantes, quedó al descubierto luego de que, en menos de una semana, la PDI desarticulara en la zona sur de la capital una segunda banda de traficantes que contaba con una importante capacidad de fuego. Cabe recordar que la semana antepasada se descubrió un barretín en una casa de San Ramón, donde había 15 armas, incluyendo dos fusiles de guerra. Dicho hallazgo se suma al realizado en Traiguén, donde la policía civil (también) incautó otros dos fusiles de guerra, que estaban en poder de dos sujetos.
El último operativo fue desarrollado por detectives del equipo Microtráfico Cero (MT0) de la Brigada de Investigación Criminal de Puente Alto, apoyados por diversas unidades de las regiones Metropolitana y Valparaíso, además de la Brigada de Reacción Táctica y la Brigada de Adiestramiento Canino, participando más de 100 detectives.
La cantidad de policías decía relación no solo con la posibilidad de encontrar una respuesta armada, sino también porque la instrucción judicial que la Fiscalía de Puente Alto había pedido implicaba el allanamiento de 30 domicilios, 29 de ellos ubicados en la población La Frontera, donde se tenía antecedentes de la existencia de un grupo criminal que no solo intimidaba a los vecinos y cultivaba marihuana indoor, sino que además utilizaba sus armas para efectuar “quitadas” de drogas a sus rivales. Asimismo, se constató que varios de los domicilios que fueron allanados por la PDI contaban con sistemas de televigilancia, cuyo objetivo esencial era, a la vez, evitar ser ellos víctimas de otros narcotraficantes.
El operativo dejó a un total de 15 detenidos por infracciones a las leyes de Drogas y Armas, la mayoría de ellos con antecedentes penales, así como la incautación de 13 kilos de pasta base de cocaína, 1,5 kilos de marihuana, 37 plantas de la misma droga, 46 gramos de clorhidrato de cocaína y 5 frascos de codeína, drogas con un valor superior a los 100 millones de pesos. El grupo contaba también con una prensa hidráulica, la cual se utiliza frecuentemente para compactar bloques de droga y distribuirlos en formato de “ladrillos”.
Además, fueron incautadas seis pistolas (una de ellas, un arma de fogueo adaptada para munición real) y también dos vehículos de alta gama.
Al respecto, el subprefecto Cristian Serón, jefe de la Bicrim Puente Alto, señaló que se trató de una investigación que se extendió por un año y que, además de la droga y las armas, se encontró “alta cantidad de munición de distintos calibres, más de 100 tiros para ser utilizados en este armamento, el que, como modus operandi, este grupo criminal lo utilizaba tanto como defensa ante organizaciones o grupos rivales, especialmente para protegerse de las denominadas ‘quitadas’ de droga, pero también tenían un efecto disuasivo, podríamos decir, o de causar temor en su entorno y en la población, puesto que este es un sector bastante acotado territorialmente, en que ellos tenían bastante dominio territorial en esa área de la población”.
De hecho, explicó que en 2021 ya se había detenido a algunos integrantes de la banda, originalmente dedicada al tráfico en pequeñas cantidades, pero los antecedentes indican que evolucionó, no solo por la cantidad de droga que fue incautada, sino por “el poder de fuego que tenía la banda, que es bastante importante”, agregando que “tampoco es habitual que en este tipo de agrupaciones se incaute una gran cantidad de munición, como en este caso, y también con distintos tipos de armamento, porque si bien fueron cinco armas de fuego más una modificada y adaptada para disparar, también se incautó otro tipo de armas que simulan ser reales y esto es para causar una percepción en la comunidad y minimizar el riesgo de que sean delatados”.
Además, el oficial explicó que la base del grupo fue un clan familiar: “Padres con hijos, pero posteriormente se va ampliando con el resto de relaciones, generalmente por afinidad o consanguinidad y también por relaciones de amistad, siempre en este mismo entorno territorial. Por eso es la denominación de la operación Triple Frontera, porque basaban su centro de operaciones para hacer el acopio, la dosificación y el cultivo y la venta en ese mismo sector, que no es tan extenso”.
Por su parte, el fiscal Javier Carreño, de la Fiscalía Local de Puente Alto, explicó que, luego del control de detención respectivo, siete de los arrestados quedaron en prisión preventiva.
El fiscal jefe de Alta Complejidad y crimen organizado de la Fiscalía Sur de Santiago, Álex Cortez, señala al respecto que “efectivamente ha aumentado el número de incautación de armamento de fuego en procedimientos relacionados con narcotráfico, directamente, con investigaciones de tenencia de armamento de fuego”, agregando que, del mismo modo, “la ostentación de armamento ha ido en aumento, ya que por lo general los grupos que se dedican a este tipo de ilícitos demuestran su poderío en la población”.
Según detalla, la criminalidad de la zona sur de la capital es muy territorial y, por ello, existe una constante disputa por las zonas en las cuales vender droga. A ello se suma el hecho de que “el tipo de armas que se ha incautado también es distinto al que teníamos históricamente. Antes había, principalmente, las armas de fuego adaptadas, armas hechizas o armas inscritas, pero que tenían alguna denuncia por robo, o armas que habían sido adquiridas utilizando los llamados ‘palos blancos’, pero en el último tiempo nos hemos percatado de que eso ha disminuido. La gran cantidad son armas que han ingresado ilegalmente en el país, por cuanto no están inscritas, no tienen un número de serie, pero tampoco tienen cuño del banco de pruebas. Son armas principalmente que ingresan, de acuerdo a los antecedentes que tenemos nosotros, por Argentina, de manera ilegal”.
Sobre lo anterior, explica que en este momento hay varias investigaciones relacionadas con ese contrabando, que se excusó de detallar, aunque sí precisa que el contrabando se produce por distintas vías –entre ellas, marítima y aérea–, “pero yo me atrevería a decir que la gran cantidad de armamento que está ingresando al país lo está haciendo vía terrestre desde Argentina”, especificando que una evidencia de lo anterior es el dato de que cada vez es más frecuente la incautación de pistolas Bersa, que son de fabricación argentina.
Junto con ello, destaca que ha aumentado el calibre de las armas, incluyendo fusiles. Al respecto, comenta que “antes era como bien esporádica la incautación de un arma de ese tipo, era noticia, y ahora tenemos este año alrededor de entre 10 y 15 fusiles incautados en distintos procedimientos, lo que dista mucho de lo que había antes”.
Asimismo, “también ha aumentado el número de armamento automático. En su momento también era bien escasa la cantidad de armamento automático incautado”, incluyendo pistolas con cargadores extendidos, lo que aumenta la capacidad de disparo de los distintos sujetos que lo usan. Como indica, “una pistola con un cargador normal solamente va a disparar 15 tiros, pero al ser automatizadas necesitan tener mayor cantidad de municiones. Y por eso, como aumenta la cantidad de armamento automático, también necesitan más municiones. Y es evidente el aumento de la incautación de cargadores extendidos”.
Al ser consultado sobre si la Fiscalía tiene antecedentes o investigaciones incoadas acerca de dónde viene este tipo de armamento, el persecutor responde que hay varias investigaciones relacionadas con la materia.
Respecto del motivo por el cual las bandas barriales del sur de la Región Metropolitana están incrementando su armamento, señala que “principalmente creo que está relacionado con una dinámica cíclica que ocurre cada cierto tiempo en nuestra zona”, donde –argumenta– cada vez que se produce el desbaratamiento de bandas dedicadas al tráfico, surgen disputas por el espacio que queda, y ejemplifica esto recordando lo que sucedió en la población La Victoria, “donde estaba la organización criminal relacionada con ‘Joselo’, que la tenía más o menos cautiva. Una vez que fue desbaratada su organización criminal completa, hubo un tiempo de calma, tiempo en que disminuyeron notablemente las balaceras al interior de la población, pero luego de un tiempo comienzan nuevamente las balaceras, pero ya con otros actores, que intentan apoderarse del territorio que queda vacante, por decirlo de alguna u otra forma”.
Hoy, afirma el persecutor, esa dinámica se está viendo de forma muy evidente en La Quintana, San Ramón y Puente Alto, “donde el desbaratamiento de organizaciones criminales bien potentes ha generado estas disputas por territorio”, lo que complementa indicando que “estamos focalizando nuestro esfuerzo en estos grupos, y producto de ello es que se produjeron las dos detenciones masivas que se comentan al inicio de esta nota, así como otras anteriores.