La Democracia Cristiana puso en venta una serie de inmuebles para pagar una deuda que hasta octubre era de $1.189 millones. La enajenación de dos predios la redujo a casi $630 millones, pero el partido requiere la comercialización de dos o tres más para enfrentar las municipales sin déficit.
“No tenemos problemas con las finanzas. Lo que no tenemos es plata”, dice con humor un dirigente histórico de la Democracia Cristiana, al comentar las medidas urgentes implementadas por el partido para solucionar una deuda de $1.189 millones, que se arrastra desde hace varios años, para lo cual se está en un proceso de venta de inmuebles y en un ajuste severo de sus gastos.
El histórico edificio de tres pisos que por más de 50 años fue sede de la DC, en Alameda 1460, se encuentra en arriendo, y de los 42 inmuebles que posee la colectividad, dos pudieron ser vendidos a fines de octubre, pese al momento que vive el sector inmobiliario en el país.
“El edificio de Alameda, de 2.300 metros cuadrados, fue puesto en arriendo por cerca de 17 millones de pesos al mes, han llegado interesados, pero no ha logrado arrendarse por la crisis inmobiliaria y económica que hay”, comenta una fuente de la colectividad a El Mostrador.
Y agrega que “respecto del edificio de Alameda, claramente tenemos que salir de ahí, es muy cara la mantención, o bien quedarnos solo en un piso, pero aún no se concreta ningún arriendo. El sentido político e institucional de todo lo anterior es resolver este año 2023 los problemas económicos, para enfrentar las municipales y regionales con el partido económicamente saneado y concentrarnos en tener un buen resultado en esas elecciones”.
Según señalan en la falange, en una sesión del Consejo Nacional realizada el pasado septiembre, se acordó acelerar el “proceso de saneamiento de la deuda” con el propósito de tenerla finiquitada a más tardar en enero de 2024, pero la crisis del mercado de los inmuebles ha atrasado un poco ese cronograma. El timonel de la DC, junto con la directiva, han definido que las ventas cumplan con concretarse al precio de mercado, por la regulación legal existente y, también, para cuidar su patrimonio histórico, toda vez que casos anteriores han generado críticas a los procesos de venta y tensión entre las corrientes internas.
La enajenación de los inmuebles es interpretada como un alivio al interior del partido. Enfatizan en la DC que, en cualquier caso, la transacción de las propiedades representa solamente entre un 8 y un 11 por ciento de los activos y propiedades de la falange, por lo que en ningún caso se produce una merma significativa para la colectividad que en 1966 tenía casi la mitad de los legisladores de la Cámara y, en la actualidad, tiene cinco.
Según comentan en la Democracia Cristiana, si se enajenan los predios que mantienen en Linares y Macul, los problemas de dinero se resolverán. O, bien, con la venta de una tercera propiedad como máximo.
Paralelamente, y aunque no tiene “vasos comunicantes” con el financiamiento del partido, el think tank Centro Democracia y Comunidad (CDC), ligado a la falange, dejará de recibir el aporte basal que tiene de la Fundación alemana Konrad Adenauer, ya que los germanos recortaron su presupuesto, aunque se mantendrán los recursos asignados por proyectos.
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