Estudio muestra alarmantes problemas de salud física y mental en un alto porcentaje de cuidadores, mientras la fatiga por el cuidado afecta al 46%, pero paradójicamente la mayoría manifiesta satisfacción, en medio de jornadas laborales extenuantes y desequilibrios financieros significativos.
El primer estudio a nivel nacional sobre personas cuidadoras llevado a cabo por el Instituto Milenio para la Investigación del Cuidado (MICARE), evidencia un fuerte impacto en la salud y bienestar de quienes brindan cuidado a personas mayores en situación de dependencia y a aquellos con Discapacidad Intelectual y del Neurodesarrollo (DID).
El estudio, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), destaca que un preocupante porcentaje de cuidadores, tanto formales como informales, reportan problemas de salud física y/o psicológica derivados de su labor. En cifras, el 44% de cuidadores de personas con DID, 34% de aquellos en Establecimientos de Larga Estadía de Adulto Mayor (ELEAM), y un 23% de cuidadores de Personas Mayores en situación de Dependencia (PMD) han experimentado dificultades de este tipo.
El burnout (agotamiento) relacionado con el cuidado es prevalente, afectando al 46% en niveles moderados, altos o severos, seguido por el burnout personal (31%) y relacionado con el trabajo (26%). Este agotamiento tiende a aumentar con la trayectoria laboral, alcanzando el 54% entre aquellos con más de 5 años en esta labor.
Sin embargo, el informe también revela una faceta positiva: a pesar de estos desafíos, la mayoría de los cuidadores manifiesta altos niveles de satisfacción tanto con su trabajo como con su vida. El 87% de los cuidadores formales en instituciones como ELEAM o DID se sienten satisfechos con su trabajo, y un 83% reporta satisfacción con su vida. Entre los cuidadores informales, el 68% de los que cuidan a PMD y el 73% de los que cuidan a personas con DID se sienten muy o satisfechos con sus vidas.
“El cuidado es un trabajo complejo, que involucra a muchos actores, y que tiene importantes consecuencias en quienes lo ejercen, así como quienes son receptores de estos apoyos; por tanto, poder dar cuenta de sus alcances es vital con miras a elaborar políticas públicas idóneas”, expresa María Beatriz Fernández, investigadora principal del Estudio, investigadora asociada de MICARE y académica del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, junto con poner el foco en que hoy en día se está discutiendo y trabajando en los lineamientos de lo que será el Sistema Integral de Cuidados en Chile.
Cabe mencionar que, durante una cadena nacional con motivo de la Ley de Presupuesto 2024, el Presidente Gabriel Boric, anunció un aumento del 8,1% de los recursos a la salud, así como un incremento del 20% para desarrollar el Sistema Nacional e Integral de Cuidados.
El estudio señala que las personas cuidadoras institucionales mayormente trabajan a jornada completa. Incluso, en ELEAM, el 18% tiene jornadas prolongadas de 24 horas seguidas, seguidas de dos días libres. En ELEAM, el 74% tiene contratos como trabajadores dependientes, mientras que en instituciones DID, este número es del 86%. Alrededor del 10% son trabajadores independientes.
En tanto, las personas cuidadoras informales de personas con personas mayores dedican en promedio 16,8 horas diarias al cuidado, aumentando con la severidad de la dependencia. Las dedicaciones varían: 9,9 horas para no dependientes y hasta 18,7 horas para casos severos. En el cuidado de personas con DID, el promedio es de 18,3 horas al día, disminuyendo ligeramente con la edad del paciente, desde 21,4 horas para menores de 3 años hasta 17,8 para mayores de 18 años.
El 64% de los cuidadores de personas mayores están inactivos laboralmente, el 29% trabaja y el 11% estudia o estudia y trabaja. Para los cuidadores de personas con DID, el 57% está inactivo laboralmente y el 34% trabaja. Solo un 3% de los cuidadores de personas mayores y un 2% de los de DID reciben ingresos.
De acuerdo al estudio, las personas cuidadoras, en su mayoría mujeres de 40 a 59 años, también incluyen un 37% de personas mayores que cuidan a otros. Las hijas suelen cuidar a personas con problemas de salud mental, mientras que las madres tienden a cuidar a personas con discapacidad, con más del 70% comenzando desde el nacimiento de la persona con discapacidad.
El sondeo también expone que entre el 29% y el 33% de los cuidadores no reciben apoyo en las tareas diarias. Alrededor del 50% al 67% ayuda en actividades básicas como bañarse, vestirse y alimentarse. Cerca del 80% acompaña a controles médicos o rehabilitación.
Solo un pequeño porcentaje (8% y 15%) ha recibido capacitación, pero la mitad se siente “totalmente” capaz de cuidar. Un porcentaje significativo (17% y 12%) consideraría dejar de cuidar si recibieran apoyo externo.
La mayoría cree que la responsabilidad del cuidado recae en la familia, aunque un pequeño porcentaje piensa que debería ser responsabilidad del Estado. El 86% de los cuidadores de personas con discapacidad están de acuerdo en que los hijos adultos deben cuidar a sus padres mayores, destacando una fuerte tendencia familiar en el cuidado.
En Chile, un alto porcentaje de personas mayores en situación de dependencia tienen cuidadores, alcanzando un 57,7% entre los 60 y 69 años y un 81,1% entre mayores de 80 años. Muchos de estos cuidadores son, a su vez, personas mayores. Además, un considerable porcentaje de niños, adolescentes y adultos tienen discapacidades que requieren cuidado, siendo en un 94% de casos la madre la principal cuidadora, sin apoyo adicional.
La mayoría de quienes necesitan cuidado son atendidos por cuidadores informales, generalmente familiares sin capacitación formal, lo que impacta negativamente en su situación económica, física y psicosocial. Esto aumenta su dependencia de los sistemas sociales y de salud. Las exigencias del envejecimiento, cambios familiares y crisis en el cuidado familiar hacen que se necesiten cada vez más servicios formales de cuidado.
Consulta el estudio completo a continuación.
Estudio Cuidados Micare 2023 by El Mostrador on Scribd