El exalcalde UDI está en la palestra desde que se supo que sentó en su mesa a varios ministros del Presidente Boric con empresarios, ad portas de la discusión de “ciertas leyes”. Debe cocinar muy bien Zalaquett para pasar de perdedor en las urnas a preparar comidas políticas en su casa.
El pasado martes 2 de enero, Pablo Zalaquett Said (60) llegó de viaje después de pasar las fiestas de fin de año con sus hijos (los cuatro están repartidos entre Estados Unidos, Indonesia y España). Una de las primeras cosas que hizo al regresar fue reunirse con su amigo Pablo Longueira en un café de Santa María de Manquehue, para ponerse al tanto de lo que había pasado —mientras él estaba fuera del país— después de que Ciper revelara las comidas que organizó en su casa entre ministros del Presidente Boric y diversos empresarios.
Tras esa conversación, el exalcalde declaró: “La iniciativa de convocar encuentros en mi casa, nace de la preocupante polarización y distancia que vi entre distintos actores del mundo político, económico y social. Lamentablemente, nuestra sociedad ha estigmatizado el diálogo y la capacidad para llegar a acuerdos y llevamos mucho tiempo relacionándonos desde la lógica de un ‘nosotros versus ellos’, que ha prevalecido por sobre la unidad nacional”.
Agregó que el fin “es acercar y humanizar la relación entre dos mundos que no estaban conversando, por el contrario, sólo ha prevalecido el prejuicio y la desconfianza mutua”.
La cruzada humanizadora de Zalaquett partió antes del plebiscito de 2022 y en la aproximación hacia el mundo frenteamplista ha sido ayudado por el exdiputado Jorge Insunza (PPD), exministro de la Segpres en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, cargo que dejó al descubrirse sus asesorías a Codelco y a Antofagasta Minerals, mientras era presidente de la Comisión de Minería de la Cámara de Diputados.
Durante 2023 el lobbista organizó al menos siete comidas en torno a su cocina. En ellas participaron los ministros Carolina Tohá (Interior), Jeannette Jara (Trabajo), Esteban Valenzuela (Agricultura), Alberto Van Klaveren (Relaciones Exteriores), Maisa Rojas (Medioambiente), Nicolás Grau (Economía), además de uno que otro político del gobierno anterior, como el exministro del Interior de Piñera, Rodrigo Delgado.
Entre los nombres que se han conocido, están Óscar Hasbún y Susana Jiménez ( de la Sofofa y altos ejecutivos del Grupo Luksic) , Sady Delgado y José Guzmán (Aqua Chile), Andrés Santa Cruz y Rodrigo Sarquis (de Blumar); José Ramón Gutiérrez v Cristián Sweet (de Multiexport) y el presidente de la CPC, Ricardo Mewes.
Una de las reuniones claves fue en la que participó la ministra Jara. En a primera de estas -concurrió a dos- llevada a cabo en agosto de 2023, participó Jaime Munita y Juan Carlos Chomali -gerente general y presidente de AFP Capital, junto al presidente de AFP Provida, Andrés Merino.
La última reunión, en octubre, contó con la presencia de dos ejecutivos de Larraín Vial, la corredora de bolsa más importante de Chile: Andrés Trivelli y Andrés Bulnes. Las AFP invierten parte de los fondos de sus afiliados en Larraín Vial.
También asistieron personas en calidad de “expositores”: Sylvia Eyzaguirre; Carlos Correa Bau; el socio y gerente, general de Cadem, Roberto Izikson y la exjefa de asesores del Segundo Piso de La Moneda, Lucía Dammert.
Ninguna de las comidas quedó en el registro del lobby.
Según las fuentes, existen dos modalidades de reuniones: las de tipo cóctel y las premium, ambas destinadas al empresariado. En las primeras —que eran más bien sencillas: unos sanguchitos, una tabla de queso, un par de vinos— asisten analistas de la contingencia nacional quienes exponen durante unos 10 a 15 minutos. En las segundas, las más exclusivas, los empresarios se encontraban con autoridades, con los titulares de las carteras de sus intereses.
Aunque Pablo Zalaquett ha desmentido categóricamente que los empresarios pagaran por sus asistencias, varias fuentes insisten en que es muy poco probables Zalaquett no recibiera una retribución económica de parte de los privados, tomando en consideración la frecuencia de las mismas. Se habla de hasta dos comidas al mes y durante varios meses.
Un deja vu de la cocina de Andrés Zaldívar que tras el acuerdo tributario de 2014 declaró: “Este tipo de soluciones requiere una manera de hacer las cosas que no pueden hacerse de cara a la opinión pública. En estas cosas no todo el mundo puede estar en la cocina, ahí muchas veces está el cocinero con algunos ayudantes, pero no están todos, no pueden estar todos, es imposible”.
Pero Pablo Zalaquett no siempre fue cocinero. Es una habilidad que aprendió después de años deambulando en la segunda línea de la política.
Nació en el invierno de 1963 en Santiago, como el segundo hijo de Antonio Zalaquett, descendiente de libaneses y de Beatriz Said, hija de palestinos. Tiene dos hermanas: Mónica Zalaquett (ex diputada, ministra de la Mujer y su socia) y Paulina Zalaquett, que tiene una discapacidad de nacimiento.
Egresado de The Grange, estudió ingeniería comercial en la Universidad Católica. Era el camino lógico para hacerse cargo de la Importadora Zalaquett. Pero la empresa familiar quebró en 1980 y tras perder la casa, sus padres partieron a Bolivia a trabajar en la fábrica de los Said. Pablo y Mónica se quedaron estudiando en Chile, pero tras la muerte de la madre en un accidente (1984), Mónica se mudó a Bolivia para estar con su padre.
Una vez titulado, Pablo trabajó en la Cámara Nacional de Comercio, en Sonda y creó una empresa editorial, de diseño, publicidad, revistas corporativas. Después se asoció con Cristina Bitar, que ya tenía Captiva, y formaron Hill& Knowlton Captiva.
Así comenzó a tejer redes. Una de ellas lo llevó como guardia papal en la visita de Juan Pablo II en 1987. Una experiencia que lo marcó a tal punto que ha declarado que fue por ese contacto que decidió entrar al servicio público. Al año siguiente estuvo a cargo del comando de la juventud por Hernán Büchi en su campaña presidencial 1989.
Tras casarse con Sylvia Bustamante en 1990, hija del ex embajador de Perú en Chile José Luis Bustamante y Rivero, (hijo del ex presidente peruano del mismo nombre), se fue a estudiar a la Universidad de Navarra donde profundizó el mensaje del Papa. Allí conoció al grupo Generación Empresarial, una instancia en la que los empresarios discuten sobre ética y valores en los negocios, y de la que formó su filial en Chile.
Pablo Zalaquett fue de los primeros Legionarios de Cristo en Chile, acólito de John O’Reilly y de los pocos personajes públicos en alejarse del movimiento cuando se separó de la madre de sus cuatro hijos en 2001. Un quiebre del que le costó años recuperarse y que solo lo logró con la ayuda del psiquiatra Ricardo Caponi.
Su exmujer se volvió a casar y se fue a vivir a Nueva York y después a Madrid. Sus hijos (Pablo, Sylvia, Juan José y Sofía) partieron de Chile. “El siempre ha estado cerca de sus hijos. Tiene muy buena relación con ellos”, cuenta una fuente.
Aunque otra dice que su hijo mayor —que se llama igual— “después de todos los acontecimientos políticos, de las investigaciones y procesamientos que se convirtieron en bullying, decidió cambiar su nombre y hoy vive en Bali como Pablo Luna. Y se lleva muy bien con su padre”.
De regreso y ya militante de la UDI, estrechó su amistad con Pablo Longueira a quien, su hermana Mónica, había conocido en Santa Cruz, Bolivia. Con los años se convirtieron en amigos. De hecho, Zalaquett fue un dedicado colaborador en la primaria en que Longueira derrotó a Allamand en 2013.
Ambos Pablos, después de sus respectivas salidas de la política y escándalos de corrupción (Longueira aún está acusado de cohecho en el Caso SQM) han recalado en el puerto del lobby.
“Sin embargo, en la UDI nunca han querido a Zalaquett. Jovino Novoa, solo lo ‘pasó’ cuando ganó en La Florida. Debe ser porque a la derecha clásica no le gustan mucho los árabes”, señala una fuente.
“Ahora todos lo pelan en la UDI. Les molesta su apego al dinero y la falta de límites con que actúa”, señala un asesor.
Fueron Joaquín Lavín y Pablo Longueira quienes lo levantaron como candidato a alcalde de La Florida en el año 2000. Estuvo dos periodos (2000-2004; 2004-2008) al frente de esa comuna y luego compitió y ganó la alcaldía de Santiago (2008-2012). Perdió la reelección frente a Carolina Tohá.
Entonces decidió pegarse el salto y postuló como senador por Santiago Poniente en 2013, pero perdió contra Andrés Allamand y decidió retirarse de la política.
De consuelo, recibió la “Beca Piñera”, a través de una asesoría comunicacional para el Ministerio de Salud, por un sueldo de $2.000.000 a partir de diciembre de 2013.
“Experto en asesorías de comunicación estratégica, asuntos públicos, gestión de la reputación y manejo de crisis. Con vasta experiencia en temas de diversidad e inclusión, desarrolladas especialmente durante mis 12 años de alcalde y hoy he llevado a la práctica como socio fundador de +Balance, empresa especialista en asesorías en temas de equidad de género e inclusión”, dice su descripción en Linkedin.
Tras su intento por convertirse en senador, volvió a los negocios, aunque en rigor nunca los dejó. Así quedó claro tras una fiscalización del Servicio de Impuestos Internos (SII), donde el BCI salió a aclarar que los pagos realizados a La Manada, la empresa de Zalaquett y sus hijos, eran por las asesorías prestadas por el exalcalde al presidente del banco, Luis E. Yarur —por 700 mil mensuales— mientras era edil por Santiago entre 2010 y 2013.
En 2014, creó junto a su hermana Mónica, la consultoraTriangular, pero ya tenía Inversiones y Asesorías ZB Ltda. que continua vigente. Hoy también es socio con su hermana en +Balance, consultora dedicada a la equidad de género.
Pero al mismo tiempo que avanzaba en el lobby, aparecían las irregularidades. El 22 de junio de 2015 fue formalizado por delito tributario —en su fallida campaña senatorial en 2013— en la arista de financiamiento ilegal de la política del Caso Penta. En el 2019, la fiscalía suspendió la causa contra Zalaquett, tras el pago de 40 millones de pesos que pagó en 12 cuotas.
Siendo alcalde de Santiago, la BBC lo entrevistó sobre los tragamonedas clandestinos, que por esos días se expandían por la comuna. Él acababa de clausurar unos 40 locales de juegos de azar en el centro. En esa entrevista declaró “son un ambiente definido como propicio para actos delictivos según informes policiales”, y aseguraba que eliminarlos de su comuna es un primer paso mientras se define la situación legal.
Ocho años después, en 2018, como parte de la investigación en el Caso Tragamonedas —por lavado de activos y tráfico de influencias de los empresarios asociados a las máquinas tragamonedas— la casa de Pablo Zalaquett y la del exsuperintendente de Casinos Francisco Leiva, fueron allanadas por la policía. El exalcalde era lobbista de los empresarios y también tenía inversiones en el negocio. En la causa, de la que fue sobreseído, fue defendido por el abogado Ángel Valencia, hoy Fiscal Nacional.
Y aunque el lobbista había dicho que no volvería a la política, en 2020 apostó por regresar para ser alcalde y se postuló por Vitacura. Le costó convencer a la UDI para que lo apoyara. “Pero como se les cayeron todos los candidatos decidieron llevarlo. Sin embargo, resultó ganadora Camila Merino (Evópolis) y Zalaquett salió tercero, perdió una vez más y eso le quitó todos los créditos dentro del partido. La última elección que ganó fue en 2008”, dice una fuente política.
Tras el escándalo de las comidas que por estos días tiene a La Moneda complicada, a los empresarios en silencio, a los parlamentarios discutiendo sobre la reforma a la Ley del Lobby y a otros mirando hacia otro lado, Pablo Zalaquett solo acrecienta su rol de lobbista.
“Les guste o no, es un trabajo que viene realizando con éxito hace tiempo y que sostuvo durante los últimos años mientras fue investigado por distintas causas. Su imagen pública es muy diferente de la que muestra y uno ve en privado, donde maneja las relaciones interpersonales y se vende muy bien”, señala un analista.