Tras el receso legislativo, el Senado tendrá que resolver el futuro de la reforma previsional. Uno de los que estará en Sala será Iván Flores, quien anticipó el escenario complejo que habrá de enfrentar el Gobierno, los votos clave, la labor de sus exsocios de Demócratas, y el rechazo opositor.
A pesar de las dudas previas, de los problemas en el acarreo de los votos y declaraciones que hicieron peligrar cualquier tipo de acuerdo posible, el Gobierno salió airoso ayer en la Cámara de Diputadas y Diputados, ya que fue aprobada la idea de legislar la reforma al sistema previsional, uno de los ejes de campaña del Ejecutivo.
Para eso, la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC), desarrolló una ardua labor buscando acuerdos con el centro político, encabezado por la Democracia Cristiana (DC), a los que se sumaron Demócratas, integrantes del Partido de la Gente (PDG) e independientes.
Ahora, tras la votación en particular de los artículos de la reforma, el proyecto pasará al Senado, cuyos miembros –luego del receso legislativo de febrero– tendrán que decidir el futuro de la iniciativa. Uno de los que estará en dicha instancia será el senador Iván Flores (DC), quien en conversación con El Mostrador anticipó el complejo escenario que tendrá que enfrentar el Gobierno, los votos clave y la labor de sus exsocios de partido, ahora agrupados en Demócratas.
-Falta mucho para el trámite en el Senado, pero ¿cómo ve el trámite de la reforma de pensiones impulsada por el Gobierno, considerando que se aprobó la idea de legislar en la Cámara de Diputados?
-Teníamos la esperanza de que luego de los acuerdos en las comisiones de Trabajo y Hacienda en la Cámara de Diputados –en donde se lograron, a mi manera de ver, avances de lo que es el proyecto original y también mejoras– la derecha hubiese considerado algunos de los aspectos que se habían aprobado, pero no fue así. Nos dejaron el cascarón de la propuesta de reforma previsional y, bueno, si bien es cierto todavía está la esperanza de corregir y recuperar el terreno en el Senado, también con ello queda un sabor amargo, me imagino yo, en los dos millones y medio de jubilados que tenían la esperanza de que se les podían mejorar sus pensiones en el corto y mediano plazo, particularmente lo que significan los ajustes de la Pensión Garantizada Universal (PGU) y cómo esta iba a complementarse con un mejoramiento por la vía de la capitalización solidaria o, más bien, del aporte en solidaridad. Y en esto, la posibilidad de que las mujeres puedan recibir una compensación producto de sus bajos salarios y, por tanto, sus bajas acumulaciones previsionales pudieran efectivamente corregirse. No se pudo.
Pero, bueno, no hay que llorar sobre la leche derramada. Más bien, hay que hacer la lectura política correcta y tratar de que el Gobierno primero se allane a una postura donde podamos recuperar algunos votos de derecha. Y en este escenario yo creo que, claramente, el guarismo va a tener que ser reevaluado.
Lo segundo es que hay algunos componentes que también, objetivamente, pueden mejorarse. Tenemos una buena tarea en el Senado y aquí no hay que aflojar, no habría cómo explicarle a la ciudadanía que ya llevamos 10 años en este debate, que pasó más de un año en la Cámara de Diputados y con avances en las últimas semanas, recién, y que finalmente terminan rechazándolo casi todo, excepto la idea de legislar.
-¿Qué posición tendrá la DC frente a artículos que han generado polémica, como el autopréstamo y la tasa de mortalidad?
-Ha quedado todo abierto ahora y, por cierto, el debate sobre el autopréstamo, que en algunos casos puede ser una solución de emergencia, siempre y cuando se puedan reintegrar esos fondos para la futura jubilación; sobre la tabla de mortalidad, sobre el seguro de longevidad y también sobre la tasa de reemplazo, creo que son discusiones fundamentales.
Lo primero es que nadie entiende con claridad el objeto que tiene una tabla de mortalidad con 100 años. Es cierto que es un cálculo estadístico. Sin embargo, creo que, en los tiempos que van, esto hay que modificarlo claramente, teniendo una expectativa de vida, ya se ha dicho, de sobre 80 años, lo que debería ser considerado.
Lo importante hoy día es la tasa de reemplazo, porque tiene que ser el objetivo. ¿A cuánto queremos que llegue el poder adquisitivo del jubilado respecto de lo que hoy día es su capacidad adquisitiva de acuerdo a sus ingresos? Dicho de otra manera, hoy día una persona que jubila teniendo un sueldo de mil pesos, cuando jubila apenas mantiene un ingreso de 350, cuando, en realidad, en los países de la OCDE, de la cual somos miembros, es 650.
Hay mucha diferencia entre el poder adquisitivo mientras se está en la fuerza activa, en la fuerza económicamente activa, y cuando se jubila. Y eso hay que corregirlo, pero también hay que corregir los ingresos. Y con esto aquí tenemos un desafío para la formalización del trabajo, particularmente respecto a las mujeres, porque allí la tasa de reemplazo es brutal. La tasa de reemplazo en mujeres apenas llega al 15%. O sea, una mujer que jubila, recién con su jubilación, recupera el 15% de su capacidad adquisitiva, y eso no es permisible. Por lo tanto, ese era el componente que tenía que aclarar el Gobierno exactamente: cómo lo iba a hacer para que parte de esta recaudación solidaria pudiera ir para compensar el problema general en la mujer, entendiendo que estamos en un país donde hay un altísimo porcentaje de familias que son conducidas por jefas de hogar que no tienen otro ingreso.
-¿Contará con el respaldo de la DC en el Senado? Para el Gobierno es vital el apoyo del centro para sacar adelante la reforma ancla del Ejecutivo.
-La Democracia Cristiana ha comprometido su palabra y la vamos a sostener, de la manera que ya se mantuvo en la Cámara y se cumplió. En el Senado vamos a hacer exactamente lo mismo y más, porque además de mantener la palabra respecto de lo que debe ser un componente solidario, vamos a seguir empujando para poder lograr una reforma previsional.
-El Gobierno ha hecho un buen trabajo logrando votos en el centro, pero la intervención del diputado Diego Ibáñez (CS) complicó dichos acuerdos. ¿Cree que este tipo de dichos o actos puede perjudicar al Gobierno, porque se pierden las confianzas con otros partidos?
-Yo creo que claramente los dichos del diputado Ibáñez iban exactamente en el sentido contrario de lo que indicaban la buena voluntad y el sentido común y el esfuerzo que se tiene que hacer para aunar voluntades y no darle coscachos a quienes se necesita como aliados. Creo que Diego cometió un tremendo error y yo espero que eso no se repita en el Senado. Lo más probable es que eso no se repita.
-¿Qué le parece la actitud de sus excompañeros de la DC que ahora están en Demócratas en torno a esta materia y otras que se tramitan en el Congreso? ¿Para qué lado están remando?
–Me queda claro que la derecha ya mostró los colmillos y no quiere una reforma previsional. Por lo tanto, tendremos que intentar que las fuerzas del oficialismo, más la Democracia Cristiana, sean suficientes como para poder lograr un buen acuerdo. Y ojalá que algunos senadores de la derecha se sumen a este esfuerzo, que no es por nosotros ni por los partidos que conformamos, es por Chile, así de simple.
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