Carlo Sánchez, en el encuentro de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos, conversó con El Mostrador y se refirió a la necesaria colaboración regional que urge para enfrentar el crimen organizado. Además, declaró que le gustaría contar, al igual que Chile, con la opción del Ejército.
Chile fue recientemente anfitrión de la 31ª Asamblea General Ordinaria de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (AIAMP), ocasión en la cual las máximas autoridades de los 22 Ministerios Públicos miembros de la asociación se reúnen para estrechar vínculos de cooperación, promover estrategias conjuntas para enfrentar problemas contra el crimen organizado y fortalecer aspectos institucionales.
Dentro de los asistentes, se encontraban el Fiscal Nacional, Ángel Valencia; el ministro de Justicia, Luis Cordero; el ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren; y el diputado RN Diego Schalper. Entre los invitados también estaba el Fiscal General de la República de Costa Rica, Carlo Sánchez, país centroamericano que muchos homologan con Chile, dado que siempre ha sido una suerte de excepción en la región en que se ubica, tanto en términos institucionales como en cuanto a sus históricos bajos niveles de violencia y crimen organizado.
No obstante, al igual como sucede en nuestro país, en los últimos años Costa Rica ha registrado un importante aumento de la violencia y los homicidios, por lo cual Sánchez señala que el crimen organizado es una realidad regional. Sin embargo, a diferencia de las democracias latinoamericanas, Costa Rica no tiene Fuerzas Armadas y, a la hora de enfrentar la crisis, “nosotros a veces desearíamos tener una segunda opción” como el Ejército, a propósito del debate que el jueves pasado cobró mucha fuerza en Chile, a raíz de la decisión del Presidente Gabriel Boric de convocar al Cosena.
-¿Qué le parece esta instancia a la que vinieron todos los fiscales de la AIAMP?
-Esta instancia, para mí, ha resultado de gran trascendencia y de mucha importancia. Esto, porque el tema actual es el delito transnacional y creo que ya esto es un tema que podríamos decir no actual, sino más bien necesario de tocar en todos los países.
A veces, cuando uno es fiscal de fiscalías territoriales, cuando usted trabaja, por ejemplo, el fenómeno del crimen organizado, que está muy relacionado con el narcotráfico y la legitimación de capitales, usted ve la necesidad de que este tipo delincuencia sea conocida o tratada a nivel internacional. Usted ve los tentáculos en diferentes países y esa es la importancia precisamente de este tipo de reuniones en donde los fiscales generales no solo ya nos conocemos, sino que hacemos enlaces y definitivamente tomamos acciones para atacar este fenómeno que se ha ido expandiendo y prácticamente tiene tentáculos en la política, en los mismos poderes Ejecutivo, Legislativo y que no se descarte el Judicial.
Nosotros lo hemos visto y vemos cada vez más organizaciones delictivas con mucho poder económico y que actúan a nivel internacional. Entonces, las fiscalías deberíamos dejar de decir “somos la Fiscalía de Costa Rica”, ¿no? Tenemos que funcionar prácticamente como está funcionando esta asociación y ver este fenómeno delictivo a nivel global o, como dijo el presidente de la asociación, regional. Las regiones tenemos que unirnos para atacar ese tipo de delincuencia.
-En Costa Rica, al igual que en Chile, también se ha visto el aumento del homicidio. ¿Esto está directamente ligado con el crimen organizado y el delito transnacional?
-Le puedo decir que sí. En Costa Rica, en los últimos tres años, hemos visto una escalada en el aumento de homicidios. Incluso, el año anterior ha sido el año más violento para Costa Rica, con más de 900. Hubo un aumento muy importante con relación al año anterior, al 2022, y eso nos encendió las alarmas. De alguna manera, cuando policialmente investigamos ese tipo de homicidios, vemos que tiene que ver mucho con luchas de poder. ¿En qué sentido? Bueno, de narcotráfico local, pero también a nivel internacional.
En Costa Rica eso lo hemos visto principalmente en una región del país que es mucho más violenta que las otras y, pese a lo pequeño de esa región, tiene niveles elevadísimos de violencia. Se llama la provincia de Limón. Esta provincia generalmente ha sido violenta y yo trabajé ahí desde 1998. En aquella época la violencia era diferente, pero siempre esta provincia era más violenta que las otras… ahí vemos, por ser puerto también, que hay narcotráfico local, pero también hay luchas por narcotráfico internacional por las exportaciones. Ahí vemos que trasciende a otras latitudes e incluso a Europa.
-Lo que se ha visto en Chile es el aumento también en delitos de alta connotación pública, ¿también ha visto la escalada de este tipo de homicidios en Costa Rica?
-Claro, y en unas regiones, no en muchas, hemos visto cuerpos mutilados, cuerpos quemados o incinerados, pero la mayoría de los homicidios se dan con armas muy pesadas, estamos hablando de generalmente armas tipo AK-47, y con vehículos de alta gama. A nosotros nos ha preocupado, no solo los homicidios normales, sino que vemos –si lo podemos llamar así– una profesionalización del delito.
-En Chile se discute mucho respecto de la presencia militar en las calles para combatir el crimen organizado y frenar la crisis de seguridad, ¿cómo ve usted que los militares intervengan en el orden público?
-Para mí, esa pregunta es muy difícil, porque Costa Rica no tiene ejército. Costa Rica solo tiene una fuerza policial del orden, fuerza pública. Nuestra violencia no ha podido ser contenida por esta fuerza pública y cuando vemos la pregunta que me hace, en realidades como la de Chile, nosotros a veces desearíamos tener una segunda opción, como la que usted menciona.
Me imagino, y de verdad lo digo con todo respeto, que el Ejército se utiliza como una segunda opción para restablecer el orden y para cuidar a la población. Nosotros en Costa Rica no tenemos esa opción y nos están fallando, en este caso, las fuerzas del orden. Lo vemos, por ejemplo, en Ecuador. ¿Qué ha sucedido? La policía no ha logrado contener la criminalidad, entonces viene el Ejército. Sale a las calles y de alguna manera da un poco de tranquilidad a la población. Eso es lo que yo veo en el panorama externo, por eso le decía que esta pregunta es difícil para mí, porque, al no tener nosotros ejército, no tenemos esa segunda opción. Pero créanme que, si la tuviéramos, la estaríamos utilizando. A veces, resulta necesario.
-¿Qué tan cerca cree que está lo ocurrido en Ecuador de otras democracias en Latinoamérica?
-Un día leí una publicación de un diario en donde decía que la situación de Ecuador se agravó en seis años. La situación de Ecuador se descuidó y están en la situación que están ahora. Si nosotros, por ejemplo Costa Rica, seguimos en esa línea, yo diría que en seis años estaríamos muy similar a Ecuador. ¿Por qué? Porque si no tenemos el control de las calles y la criminalidad, el crimen organizado y el narcotráfico van ganando más plata y más fondos y con miniejércitos prácticamente van tomando el control de las calles, y eso lo va perdiendo por supuesto el Estado. Nosotros nos hemos tomado con seriedad lo que sucede en Ecuador y lo tomamos como modelo, porque sabemos que en muy poco tiempo podríamos tener una situación similar.
-Ese estallido se generó desde las cárceles, ¿Cómo afecta la gestión de las cárceles y qué tan importante es ir subiendo los estándares para que no se transformen en centros de organizaciones criminales?
-Yo traje el tema de la ejecución de la pena aquí a AIAMP el año pasado, cuando se hizo la reunión en México, porque yo fui fiscal de ejecución de la pena, fiscalizando las sentencias, y tenía que vigilar las cárceles. En mi experiencia, uno todavía ve que efectivamente los líderes continúan dando órdenes desde las cárceles y continúan ejerciendo su influencia afuera, sin que las penas cumplan su fin.
-¿Cuál es?
-La reinserción de las personas a la sociedad, darles herramientas para que vuelvan, pero muchas veces, más bien, es lo contrario. Encarcelamos a las personas y estas a veces se profesionalizan como delincuentes y eso es lo que deberíamos de atacar, deberíamos ver cómo obtener un sistema que sea eficiente en el sentido de que rehabilite a los delincuentes, lo que es bastante difícil, tal vez un poco romántico. Espero que algún día nosotros nos fijemos en la ejecución de la pena y que los programas sean más efectivos y que logremos un cambio en esas personas.
-¿Cree que existe un problema de inteligencia a nivel regional? ¿Avanza más rápido el crimen organizado?
-Nosotros vemos que efectivamente el crimen organizado avanza muy rápido, porque tiene más recursos que incluso el mismo Estado. Cuando vemos que tienen ese tipo de armas, ilegales en Costa Rica, y aún así una organización tiene 14 de ellas, que no sabemos por dónde entraron, que no sabemos cómo llegaron, definitivamente vemos que el crimen organizado avanza un poco más rápido que nosotros.
-¿Qué se puede hacer en ese sentido?
-Nosotros tenemos que unir lazos, tenemos que unir esfuerzos, tenemos que trabajar juntos los fiscales de crimen organizado de los diferentes países, para reforzar. Nosotros colaboramos mutuamente, por ejemplo, con Estados Unidos, con la DEA (Drug Enforcement Administration), tratamos de trabajar con organizaciones a nivel internacional y a nosotros nos ha ido dando buenos resultados, pero sí creo que a nivel internacional tenemos que unirnos más y trabajar en contrarrestar la delincuencia organizada.
-¿Como un departamento de inteligencia internacional?
-Todos tenemos ese sueño. Ojalá existiera un departamento de inteligencia internacional, pero creo que todavía hay mucho recelo a nivel internacional y no hay tanta cooperación, pero sí debería existir un organismo que haga la inteligencia a nivel internacional y que una las investigaciones. Muchas veces vemos que la trata de personas involucra diferentes países. Hemos visto casos en que hemos necesitado trabajar con Perú, Colombia y Panamá.
-En el debate público chileno se ha apuntado mucho a la inmigración como una causa del estado actual en seguridad, ¿usted cree que la inmigración irregular está directamente ligada al tema del aumento de la violencia y de la inseguridad?
-Bueno, todo tiene que ver. A veces el tema de la inmigración es aprovechado por los grupos criminales. Generalmente, todo empieza con narcotráfico y después se va a diversificando. Una vez que los grupos tienen más poder económico, se diversifican e incluso a nivel de utilizar la inmigración para sus efectos. Nosotros vemos cómo la migración se utiliza como lugar de paso y vemos que a veces los grupos criminales utilizan a las personas para transportar drogas. Les ofrecen continuar su ruta a cambio de llevar esta droga o hacer este favor o “x” cosas.