El presidente Gabriel Boric, quiere que el Estado participe en la extracción de litio. Un acuerdo entre la empresa estatal Codelco y la empresa privada SQM suscita críticas.
Desde hace más de 10.000 años, los indígenas atacameños habitan en el desierto de Atacama. Pero ahora, están preocupados por su futuro.
“Nuestra comunidad vive de la agricultura y ganadería, pero cada vez tenemos menos agua”, dice Mariela Espíndola Cruz, habitante de la comunidad de Toconao, a unos 75 kilómetros al este del Salar de Atacama, el mayor lago salado de Chile.
Toconao es una de cinco comunidades indígenas que viven en las inmediaciones de las instalaciones de una de las empresas de litio más importantes del mundo, SGM.
Bajo el Salar de Atacama se encuentran los mayores yacimientos de litio del mundo. Chile exporta este metal liviano sobre todo a China, pero también a Europa y a Estados Unidos. El litio es un componente central en la producción de baterías de iones de litio para autos eléctricos.
Hasta ahora, la empresa chilena SQM y la empresa estadounidense Albermarle extraen el litio en el Salar de Atacama, algo que el presidente de Chile, Gabriel Boric, pretende cambiar. De ahí que, en abril del año pasado, anunciara una estrategia nacional del litio para lograr una extracción más sostenible y garantizar la participación del Estado. En diciembre de 2023, anunció un acuerdo entre SQM y la empresa estatal Codelco.
El acuerdo final se firmará en marzo de 2024, y contempla la creación de una asociación público-privada, que comenzará a trabajar el primero de enero de 2025. La empresa comunitaria de SQM y Codelco podrán extraer litio en el Salar de Atacama hasta el año 2060. Se prevé que la cantidad de toneladas extraídas se duplique hasta alcanzar las 300.000 toneladas anuales.
En palabras de Boric, se trata de un “hito sin precedentes en la historia minera” de Chile.
No obstante, muchos indígenas atacameños critican el acuerdo. A principios de enero, varias comunidades del desierto de Atacama protestaron contra los planes del Gobierno, bloqueando las vías de acceso a SQM.
“No nos tomaron en cuenta para las negociaciones”, sostiene Mariela Espíndola Cruz. Representantes del Consejo de Pueblos Atacameños, que agrupa a 18 comunidades, fueron invitadas en diciembre a participar en la mesa de diálogo con Codelco y SQM.
Sin embargo, después no se les informó o consultó acerca del contenido del acuerdo entre las empresas. El Consejo insiste en que “el acuerdo se hizo a espaldas de las comunidades”.
El mayor problema en la extracción de litio son las enormes cantidades de agua que las empresas sacan del Salar de Atacama.
Para obtener litio, el agua salada es bombeada a tanques gigantes, donde se evapora. Asimismo, se usan pequeñas cantidades de agua dulce. Las empresas mineras suelen argumentar que la extracción de agua salada no es problemática, porque no se usa como agua potable ni en la agricultura. Pero el agua salada juega un papel importante para el ecosistema.
En la Laguna Chaxa, a unos 30 kilómetros de las instalaciones de SQM, viven tres diferentes especies de flamencos. La laguna atrae a turistas de todo el mundo y es administrada por la comunidad indígena de Toconao.
Desde hace 25 años, Manuel Silvestre trabaja como guía local en la reserva natural Los Flamencos, a la que pertenece la Laguna Chaxa. “El nivel del agua ha bajado. La población de flamencos disminuye y envejece, cada vez hay menos animales jóvenes”, dice.
Los representantes del Consejo de Pueblos Atacameños exigen que el presidente Gabriel Boric visite el desierto de Atacama para hacerse una idea de los daños que está causando la extracción de litio.
(vt/ms)