Casi tres años al mando de la policía civil lleva el actual Director General. Durante ese tiempo, ha tenido una actuación controvertida al interior de la institución y con La Moneda. Sergio Muñoz, además de ser cercano a Hermosilla, lo es también del exministro del Interior, Andrés Chadwick.
No fueron pocos los que se vieron sorprendidos en 2021 cuando Sergio Muñoz Yáñez, el ahora imputado director general de la PDI, fue designado como Director General de la Policía de Investigaciones, en medio de un turbulento panorama. Pocos días antes se habían destapado las acusaciones en contra del exdirector, Héctor Espinosa Valenzuela, quien terminaba su periodo acusado de una serie de delitos vinculados al uso de gastos reservados y para nadie era un misterio de que Muñoz era su delfín.
De hecho -según altas fuentes de la PDI- Muñoz “heredó” la relación privilegiada que Héctor Espinosa tenía con el entonces exministro del Interior, Andrés Chadwick, y con el abogado del ministerio del Interior y socio de Chadwick, Luis Hermosilla, a favor del cual Muñoz está ahora acusado de filtrar información sobre lavado de activos, como lo confirmó la fiscalía oriente.
La vinculación delictual entre Muñoz y Hermosilla surgió de los peritajes realizados al celular del ex abogado de los poderosos en problemas, por lo cual se solicitó formalizarlo, lo que se efectuará el próximo martes 19, a las 9 horas.
Por cierto, Hermosilla asumió como abogado de Héctor Espinosa cuando este fue formalizado ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago por malversación de caudales públicos, falsificación de instrumento de uso público y lavado de activos.
Por todo ello, extrañó que el gobierno de Sebastián Piñera decidiera dejar en su cargo al entonces subdirector de inteligencia, crimen organizado y seguridad migratoria.
No era ese, sin embargo, el único problema que muchos veían en Muñoz. Entre otros estaba el hecho de que la inteligencia policial dependía de él cuando se produjo (en enero de 2020) el fallido operativo que culminó con el homicidio del subinspector Luis Balcázar, en un frustrado allanamiento, sin que se previeran las consecuencias de dicho operativo, que además dejó a una decena de oficiales heridos.
Su paso por la dirección general de la PDI no ha sido tranquilo, pues ha tenido una tensa relación con el Presidente Boric, de quien se recuerda el gesto que tuvo cuando, tras su primera Cuenta Pública, no lo saludó al salir del Congreso, lo que contrastaba fuertemente con la actitud que tuvo con Yáñez, a quien saludó afectuosamente.
Fuentes policiales indican que, además de una falta de afinidad entre el director y el Presidente, uno de los puntos de quiebre fue la realización del funeral de un tío de Muñoz, un exoficial de la PDI que, al fallecer, fue objeto de unas exequias oficiales, en la Escuela de Investigaciones. El problema es que el fallecido estaba implicado en violaciones a los Derechos Humanos y esa información llegó a La Moneda, donde fue muy mal evaluada, lo mismo que opinan respecto del manejo que Muñoz ha tenido del caso de la oficial Valeria Vivanco, cuyos familiares han efectuado una serie de protestas públicas, incluso afuera del parque O’Higgins, durante la parada militar.
Muñoz ingresó en 1985 a la escuela de oficiales de la PDI y entre sus destinaciones estuvieron la Brigada de Investigaciones Criminales (Bicrim) de Providencia, la Brigada de Robos, la Brigada Antinarcóticos de Coyhaique y la Bicrim de San Fernando. Fue prefecto en Colchagua, Santiago, Antofagasta y Valparaíso, y en 2019 (bajo el mandato de Héctor Espinosa) quedó a cargo de una de las subdirecciones más delicadas de la PDI, la de Inteligencia, Crimen Organizado y Seguridad Migratoria y, de hecho, como también informó El Mostrador, su relación con quienes le sucedieron en dicho cargo no fue simple, pues en menos de cuatro años dos de los oficiales que fueron designados en dicho cargo renunciaron al mismo: José Ortiz y Luis Silva, quien (según Canal 13) decidió dejar la PDI debido a las desavenencias que tenía con Muñoz.