Los atacantes eran unos 20 individuos que andaban con fusiles y algunos de ellos con chalecos antibalas, manifestando abiertamente que querían tomar control del sector. Cerca de 100 niños fueron relocalizados ante el temor de que el hecho, inédito en la historia criminal chilena, se repita.
Eran las 2 de la mañana del pasado miércoles 10 de abril, cuando los guardias de uno de los accesos de la toma “El sueño de todos”, ubicada al final del sector Casas Viejas, en la comuna de Puente Alto, sintieron que caían piedras sobre la caseta.
Conformada por 600 familias que en 2020 decidieron abandonar el sector Millantú, cansadas del asedio de la delincuencia, se tomaron un terreno privado donde antes había un basural y comenzaron a organizarse, especialmente en lo relativo a la seguridad, por lo cual cercaron el sector y organizaron un sistema de guardias, que son ellos mismos. Cada noche, en cada uno de ambos accesos, dos pobladores cumplen dicha función, a cambio de lo cual reciben un estipendio en dinero que reúnen entre todos.
Sin embargo, esa madrugada la inexperiencia en materia de seguridad les jugó una mala pasada, pues ante los golpes de piedras los cuatro centinelas se reunieron en un mismo lugar, momento en el cual varios vehículos aparecieron frente a ellos. De los móviles bajó una veintena de sujetos, todos armados. Varios de ellos portaban fusiles de guerra y algunos (que parecían ser los líderes) se protegían con chalecos antibalas. Todos iban a cara descubierta y todos tenían acento venezolano.
Rápidamente, maniataron a los guardias y los encerraron. Acto seguido, algunos de los desconocidos se quedaron en las casetas, vigilando los accesos, y los demás irrumpieron en las calles de la toma, entrando en las casas, principalmente de los dirigentes del lugar.
Como explica un vocero –cuyo nombre pidió que no fuera conocido, debido a las posibles represalias– “‘El sueño de todos’ no es una toma cualquiera, sino que es una comunidad que destaca por su nivel de organización, que implica, entre otras cosas, un sistema de seguridad y un proyecto de educación popular”, relata, en referencia a la escuela, detallando que esta se formó en medio de la pandemia con el objetivo de reforzar los estudios de los niños que viven allí, para lo cual funciona los días sábado, de manera autogestionada, y entre otras actividades organiza viajes para que los menores del sector vayan a conocer el mar o puedan asistir a alguna piscina en el verano.
En ese sentido, indica que los asaltantes manejaban mucha información sobre el asentamiento y también de quienes lo encabezan, por lo cual las primeras casas a las que entraron fueron las de los dirigentes del lugar. Tanto en las viviendas de estos como en las demás no mostraron “consideración alguna por niños, niñas y mujeres embarazadas”, como describe un comunicado que fue posteado el lunes en la cuenta en Instagram de la escuela.
Tal como lo explica el mismo vocero, dentro de los hogares los sujetos se dedicaron a saquear todo lo que encontraron, robando desde el contenido de los refrigeradores hasta los teléfonos celulares de las víctimas, en una especie de maratón del terror que se extendió hasta el amanecer, pues los asaltantes recién se retiraron de allí a las 7 de mañana, no sin antes decirles a los dirigentes del lugar que ellos eran integrantes del Tren de Aragua, que los habían expulsado desde la toma “Nuevo Amanecer” de Cerrillos –donde la organización criminal predominante es la de Los Trinitarios, de origen dominicano– y que estaban buscando un nuevo lugar donde asentarse.
Sin embargo, los violentos asaltantes no solo querían robar, sino que además plantearon a los dirigentes que querían hacerse cargo de la toma, indicándoles, incluso, que podían encargarse de la seguridad del lugar. “Ellos querían, en definitiva, tomar el control de la comunidad”, puntualiza el mismo vocero.
Cabe mencionar que el Tren de Aragua se hizo del control territorial de la toma del cerro Chuño, en Arica, aunque de forma mucho más paulatina, que es lo mismo que han hecho con cités en el centro de Santiago y otras comunas de la Región Metropolitana, así como en Concepción, por lo cual no es primera vez que algo así ocurre.
Sin embargo, sí es la primera vez que un grupo armado completo proclama su intención de quedarse con un sector poblacional que, en este caso, se compone de casi 200 familias y unas 600 personas. Lo peor, quizá, es que el ataque no solo ocurrió esa noche, sino que se repitió a la madrugada siguiente, cuando nuevamente atacaron a eso de las 2 de la mañana, pero se retiraron a las 5.
La madrugada del viernes 12 lo intentaron de nuevo, pero ya no les fue posible entrar, pues –como relata el vocero– buena parte de la comunidad se apostó en los accesos, decidida a impedir que los atacaran de nuevo, ante lo cual los delincuentes efectuaron disparos desde el bajo y luego de retiraron, debido además a que a esas alturas las denuncias presentadas por los dirigentes ante Carabineros habían surtido efecto y el GOPE andaba patrullando en las inmediaciones.
Los principales afectados son los 130 niños que viven en el sector, detalla el vocero, quien señala que un centenar de ellos debió ser relocalizado de urgencia en casas de familiares o amigos, en otros sectores de Puente Alto u otras comunas, con el fin de que no estuvieran presentes en caso de que se produjeran nuevas incursiones armadas o, peor aún, que alguno de ellos fuera víctima de los atacantes.
En dicho sentido, precisa que existe “mucho miedo” entre los niños y los padres, pese a lo cual varias familias ya llevaron a sus hijos de vuelta, sobre todo ante el compromiso de las autoridades en orden a reforzar los patrullajes e investigar los hechos.
La Fiscalía Regional Sur dijo a El Mostrador que existen tres causas por amenazas ocurridas en el campamento, que se investigan en la Fiscalía de Puente Alto y que son indagadas por el OS-9 de Carabineros y que, además, existe otra causa por secuestro, “asociada al mismo campamento”, que es investigada por el Equipo Contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), que dirige el fiscal Héctor Barros. Aunque precisaron que en dicho caso la víctima ya fue liberada y se excusaron de entregar más antecedentes, en función del éxito de la investigación.
Por cierto, las amenazas fueron dirigidas en contra de los dirigentes de la toma, a quienes no solo amenazaron durante los ataques, sino que también han seguido hostigándolos en forma telefónica.
Al respecto, el alcalde de Puente Alto, Germán Codina, dijo que “esta es una situación que muestra la gravedad de lo que estamos viviendo en nuestro país con el avance del crimen organizado, porque no es delincuencia habitual: esta banda portaba fusiles de guerra y por eso también hago el llamado al Gobierno, de una vez por todas, a entender que esto no se combate simplemente oficiando a las policías. Necesitamos medidas efectivas y concretas y, además, terminar con la discriminación histórica en la distribución de las dotaciones policiales, pues esa falencia, esa falta de carabineros que hay en distintas comunas de nuestro país, termina siendo el caldo de cultivo para que siga avanzando el crimen organizado”.
En una entrevista en Radio Universo, el jefe comunal agregó que a “uno de los dirigentes sociales del campamento incluso lo tuvieron retenido contra su voluntad durante dos horas” y que, además del fin territorial, “parece que estaban buscando a alguien”, pues los delincuentes robaron también, desde las casetas de guardia, “todos los libros de registro, así es que, de manera coincidente también con el relato de los afectados, lo que habría detrás es que están buscando algunas personas y, al parecer, también en esos libros de registro podrían estar”.
Sobre la toma, Codina indicó que “es un lugar complejo, de riesgo geofísico”, dado que se ubica a orillas del río Maipo, junto con añadir que “estamos buscando junto al Serviu la posibilidad de que estas personas puedan tener un proyecto de vivienda social fuera de ese lugar, porque evidentemente ese no es apto para la instalación de vivienda definitiva”.
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