Ochenta y un medidas contempla el Plan de Acción Hidrógeno Verde que el ministro de Energía, Diego Pardow, entregó al Presidente Boric. Los desafíos y críticas que enfrenta una industria que incipientemente se abre paso en Chile y donde algunos creen que el optimismo inicial debiera moderarse.
-Tuvo una semana muy activa, ministro, ya que le presentó al Presidente Boric la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde. En simple, ¿qué implica esta propuesta y cómo cambia lo que ya existe?
– Hay dos señales en este plan de acción. La primera es pasar de metas que están más bien lejanas en el tiempo y que tienen el problema de que cuando uno se fija una meta muy lejana, pareciera que solo tienes que esperar a que el tiempo pase para que eso ocurra. O, en el caso de nuestro país, como que el sector privado va a hacer todo lo necesario para que haya 5 gigas de electrólisis disponible. Dos mil millones de dólares movilizados. Y que lo único que hay que hacer, es esperar a que el tiempo pase. Y no es así. Estas metas son muy importantes, porque dependen de cuánto seamos capaces de organizar el trabajo del Estado y del Poder Ejecutivo. Entonces, está perfecto poner metas en un horizonte temporal largo. Todo un país, todo ámbito de la vida, necesita metas ambiciosas que guíen el curso de acción, pero, además de eso, necesitas una tarea más diaria y el plan de acción lo que hace es precisamente eso.
-¿Y cómo se materializa eso?
-Son 81 medidas, pero uno puede decir que son muchas. Sí, son muchas, porque queda mucho tiempo por delante. Cada una con una carta Gantt, con un calendario. Cada una con responsables individuales, no responsabilidades colectivas. Entonces, ese es un primer cambio. Nosotros tomamos la Estrategia Nacional. Tenemos una valoración positiva sobre ella y creo que fue muy exitosa a la hora de atraer interés de inversionistas, en desarrollar proyectos en Chile sobre hidrógeno verde. Pero tiene estas metas en un horizonte temporal más bien largo y una responsabilidad un poco difusa.
Nosotros tomamos estas metas y lo que hicimos fue materializarlas en 81 medidas concretas que, con un responsable claro y con un calendario definido, hay que cumplir en lo que queda de este Gobierno, todo el próximo y la mitad del siguiente. Entonces, también tiene una idea de comprometer la acción del Estado en el futuro próximo. Esa sería la primera diferencia: cómo pasar de lo general a lo específico.
-Nos quedó pendiente la segunda señal del plan de acción del hidrógeno verde. ¿En qué se diferencia esta nueva etapa entonces?
-Y lo segundo, es que la Estrategia Nacional del Gobierno anterior estaba muy orientada a los inversionistas. Básicamente era una estrategia que dimensionaba todo en millones de dólares de inversión, en toneladas de productos. Eso está súper bien. Pero ese es el lenguaje de los inversionistas y, como te decía, creo que fue muy exitoso en capturar la atención de los desarrolladores de proyectos. Pero cuando esos proyectos ya no son un PowerPoint, sino que pasan a ser una solicitud de evaluación ambiental o pasan a ser un proyecto piloto, con vecinos reales y de carne y hueso, o un proyecto de evaluación ambiental con participación ciudadana, o algo material, y que efectivamente se empieza a construir, a implementar, a importar, etc., la audiencia cambia. Ya no es solamente inversionistas y desarrolladores de proyectos, sino que ahora tienes que hablar con los vecinos de Antofagasta, con los vecinos de Magallanes, con los vecinos de Biobío, con los vecinos de la Región de Valparaíso. Y el lenguaje con el que uno se comunica con las autoridades locales y con los vecinos de estas comunidades es con otras métricas. No es solamente en millones de dólares. No es solamente en toneladas de producción, sino que es, también, en empleos industriales. Es también cambios en infraestructura, mucha de ella pública. Y es, también, en cadenas de valor, de oportunidades para pequeñas y medianas empresas locales.
Entonces, las 81 medidas están direccionadas especialmente a eso. A formar capital humano y a crear una cadena de valor, donde puedan participar las pymes de una manera cada vez más sofisticada y a orientar la acción del Estado hacia la infraestructura pública necesaria para habilitar puertos, desaladoras, la organización territorial, la planificación urbana necesaria para el desarrollo de esta industria. Entonces, esas dos diferencias son las que quisimos dar. Una señal de estabilidad. Esto es una política pública del Estado, que continúa, pero que ahora toca algo más concreto y más dirigido a la ciudadanía, más que solamente a inversionistas y bancos de inversión.
-¿Tienen un cálculo de cuánta inversión se puede generar en el período que abarca este plan?
-Sí. Ahora, hay un tema con los tiempos que se han ido corriendo en todas partes del mundo. Seguramente en nuestro caso también va a pasar algo de eso. Pero la Estrategia Nacional tiene un momento donde hay que evaluar el riesgo de la inversión y el ritmo en el que vamos. Eso es en la segunda mitad de este año. Y nosotros lo vamos a hacer y todo indica que eso va a arrojar que vamos a tener que mover el calendario. Que las metas del 2025, quizás, se cumplan el 2026 o el 2027. Pero con la idea de hacerlo dentro del espacio institucional que la propia estrategia de hidrógeno verde tiene. Y tiene un momento en el cual había que evaluar las medidas y proponer cursos de acción, pero en lo grueso seguimos considerando que los números son razonables, que son plausibles. Quizás haya que empujar un poquito el horizonte temporal hacia adelante.
-Muchos sectores empresariales y que participan en los proyectos del hidrógeno verde señalan que tienen una reputación mal ganada en términos de la permisología y que eso podría comenzar a trabar proyectos. ¿Cómo ve esas advertencias?
-Respecto de los permisos, se ha ido instalando esta idea de que nuestro sistema administrativo es un obstáculo permanente para el desarrollo de proyectos de inversión. Reconociendo que hay muchas oportunidades de mejora y eso es innegable, puedo poner varios casos donde lo tenemos que hacer mejor. En donde estamos apretando la tuerca, tanto sistemáticamente como en el sprint, en el corto plazo. Lo primero que hay que tener en cuenta es que hoy en día ya tenemos un número importante de pilotos funcionando. A mí me ha tocado inaugurar tres pilotos de distintos tamaños. Uno puede decir que son experiencias no de la escala de lo que viene a continuación y eso es verdad, pero todos estos pilotos obtuvieron sus permisos. Obtuvieron sus autorizaciones de funcionamiento en tiempo y forma. Y muchas veces hubo que trabajar en conjunto, innovar con la Superintendencia de Electricidad y Combustibles para encontrar un espacio de un plan especial de autorizaciones y eso se hizo. Entonces, también es importante tener en cuenta que todos estos pilotos que están funcionando, ya han sacado sus permisos, ya han conseguido funcionar. Entonces, hay muchas oportunidades de mejora y hay espacios en donde tenemos que hacer mejor las cosas, pero el sistema ha sido capaz de estar a la altura de lo que le pedíamos.
-¿Y cómo se gana la confianza de esos grupos en esta etapa?
-Hoy le vamos a pedir cosas distintas, porque están entrando al Sistema de Evaluación Ambiental proyectos de una primera escala comercial. Y, efectivamente, uno tiene que hacer un esfuerzo para que el sistema responda. Varias de las medidas del plan de acción están dirigidas a reforzar los equipos que tramitan los expedientes, como los que tienen que hacer las guías y documentos normativos adicionales. Vamos a hacer algo que nunca se había hecho antes, que es tener líneas de base públicas que permitan medir los impactos sistemáticos o sistémicos de grupos de proyectos. No solamente de cada proyecto en forma separada. Y que, además, le dé certeza a todo el mundo que tiene una línea de referencia validada de una manera científica y que es aplicable para todo el mundo. Eso es un cambio bien significativo de las líneas de base pública.
Otra medida que está en el plan de acción es el proyecto de ley de reforma de permisos sectoriales, que si conseguimos tramitarlo este año o el primer trimestre del próximo, vamos a llegar a tiempo para cuando los proyectos, que ahora están entrando en el Sistema de Evaluación Ambiental, tengan que empezar a sacar sus permisos sectoriales. Entonces, en tema de permisos, sí hay un desafío. Sin duda. Hay lugares donde hay que hacerlo mejor. Hay espacios donde necesitamos más personas. Hay espacios donde necesitamos reglas más claras, más precisas, para acompañar la evaluación ambiental y sectorial, sí. También eso se puede hacer y eso se está haciendo, pero nuestra experiencia piloto ha sido positiva en términos del otorgamiento de permisos, la evaluación de riesgos y la determinación de la forma en que estos proyectos ocurren. Y además, hay medidas que van a implicar una innovación significativa. Líneas de bases públicas para Antofagasta, para Magallanes, que son los lugares donde la mayor parte de estos desarrollos de generación van a ocurrir. Y un cambio radical, muy significativo, en términos de permisos sectoriales.
Entonces, es una crítica que es válida, yo la entiendo. Además, el mundo empresarial, más que buenas intenciones, quiere ver hechos. Son hechos que estamos trabajando, pero yo tengo la confianza de que las líneas de bases públicas es algo que en algunos casos va a servir y es visible a finales de este año. En el caso de Antofagasta, probablemente el 2025 y el 2026. Y en el caso de la ley de reforma de los permisos sectoriales, estamos trabajando en conjunto bajo el liderazgo del Ministerio de Economía para que esto sea realidad en el más breve plazo.
-Hay actores en la industria, actores grandes, que incluso están invirtiendo y tienen pilotos, pero que dicen que la visión tan optimista del rol que va a tener el hidrógeno verde en la transición energética chilena y mundial, es una ventana mucho más chica de lo que la gente cree y que no va a ser tan revolucionario en Chile como algunos privados y el Gobierno, este y el anterior, apostaban.
-Efectivamente, en temas de hidrógeno verde hay voces más optimistas y menos optimistas. Nuestra Estrategia Nacional está más bien entremedio. Parte de los cambios en los calendarios no tiene que ver solamente con las dinámicas chilenas, ni con lo que ha ocurrido en nuestro país, sino también tiene que ver con las dificultades que se han ido manifestando en la implementación de impuestos correctivos, en el avance por parte del mundo industrializado. Efectivamente, ha habido obstáculos en el camino respecto de cómo se veía el mundo en 2020, antes de Ucrania, antes de los cambios que generó la poca disposición de gas natural en el norte de Europa y sus efectos laterales en Asia. Pero incluso los más pesimistas están de acuerdo en que va a haber un volumen muy significativo de comercio internacional en torno al hidrógeno verde. El debate es ¿cuánto y cuándo? Los órdenes de magnitud y los órdenes temporales y desde esa perspectiva nuestra posición es que no somos un actor más. Efectivamente, nuestros recursos naturales son los más eficientes, son los más productivos. Nuestra radiación solar es la mayor del mundo. La fuerza del viento en Magallanes es mayor que en cualquier otra parte del mundo. Entonces, incluso si se descrema el mercado, deberían sobrevivir los que tienen mejores condiciones de competencia y Chile debería estar en una buena posición. Incluso si la demanda mundial se achica respecto de las perspectivas.
Por otro lado, la gracia de nuestro país es que, cuando toma una dirección de largo plazo, tiende a cumplirla. Entonces, nosotros somos un socio más confiable que otros que quizás quieren avanzar más rápido, pero que pueden revertir su decisión. En cualquier caso, como país, la fortaleza de nuestros recursos naturales, la fortaleza de nuestras instituciones, nos pone en una buena posición incluso si el mercado se achica un poco.
-Esta semana hubo una decisión que remeció nuevamente los prejuicios del sector privado respecto de los permisos. Se trató del rechazo del SEA al tramo de transmisión eléctrica Itahue-Haulqui, que transportaría energía limpia y que va a ayudar a la descarbonización y acá una decisión, algunos dicen hasta arbitraria o poco técnica. Usted, como ministro de Energía, ¿cómo reacciona ante esto?
-Yo diría dos cosas. Comparto la frustración. Es frustrante que las cosas no avancen. Ahora, esa es una pregunta que no es solamente para quien evalúa los permisos, sino también para quien se presenta. O sea, ¿cómo es posible que un problema acotado no haya podido ser resuelto por quien está solicitando los permisos? Creo que también hay enseñanzas que tiene que tomar el titular respecto de un problema acotado, reducido geográfica y espacialmente ¿Cómo puede ser que no haya una mejor solución?
Este es un proyecto muy importante para nuestra descarbonización. Obviamente la tramitación no está terminada. Entiendo que el titular anunció que va a una apelación al Consejo de Ministros. Por lo tanto, si yo hablara de este proyecto, me tendría que inhabilitar en lo sucesivo. Pero lo que sí, nosotros esperamos que los proyectos en general se desplieguen de buena manera y eso significa que, cuando hay obstáculos, que no tienen que ver con la integralidad del proyecto, digamos que son obstáculos accidentales dentro de algo mucho más grande, esos obstáculos pudieran salvarse y eso es una tarea que quizás también les toca a quienes dentro del Ejecutivo, evaluamos la manera en que se ven estos proyectos. Los que participan en la evaluación de este proyecto, pero también de los titulares y cómo ellos abordan estos obstáculos de una manera que estas cosas ocurran y se desplieguen con el menor conflicto posible.
–¿No le parece que debiera haber una institucionalidad que permita un conversación entre ambas partes y que evite que luego de cuatro años se diga que ‘no’ por motivos que se podrían corregir cuando se hacen las propuestas?
-Bueno, efectivamente ya hay reformas propuestas al Sistema de Evaluación Ambiental que buscan precisamente pasar la rectoría técnica al Servicio de Evaluación Ambiental y no esta posición que hoy día simplemente coordina o arbitra lo que hacen otros organismos. Eso podría ayudar a anticipar la participación ciudadana. También es algo que debería ayudar, pero efectivamente es frustrante que los proyectos, cuando el obstáculo es relativamente pequeño en atención a la dimensión del proyecto, no pase. O sea, es frustrante que se llegue a estas instancias. Pero, como te digo, yo respecto al proyecto en particular no me puedo pronunciar, porque implicaría que me tendría que inhabilitar en el Consejo de Ministros.