La comisión mixta despachó al Senado la ley corta de isapres y con amplio acuerdo. Ambos sectores se fueron disconformes con algunas normas, sin embargo, admitieron que fue un buen acuerdo. No se rebaja la deuda total, pero sí se acomodaron planes de pago, flujos de caja y descuentos.
A puertas cerradas y durante muchas horas. Así se forjó el acuerdo que llevó a la comisión mixta a votar con amplia aprobación las últimas normas pendientes de la ley corta de isapres. El pan estuvo a punto de quemarse en la puerta del horno, pero el Ejecutivo, junto con parlamentarios oficialistas y la oposición, lograron triangular un acuerdo –cerrado entre aplausos– que espera “con fe” su aprobación el lunes en las salas del Senado y de la Cámara. Esto, a menos de cinco días de que se cumpla el fallo de la Corte Suprema que mandata a las isapres a pagar los cobros en exceso que realizaron a sus afiliados.
El martes la comisión mixta se reunió durante más de 9 horas para negociar y generar un acuerdo que, finalmente, terminó por consolidarse ayer en la noche a eso de las 21:00 horas.
El Gobierno tenía como prioridad no bajar el monto de la deuda –más de 1.240 millones de dólares–, aprobar la modalidad de cobertura complementaria del Fonasa y mantener el tope del alza de los planes a un 10%. El Ejecutivo logró amarrar eso.
La oposición, por su parte, buscaba aumentar el plazo de devolución de la deuda de 10 a 13 años. Eso se acordó, pero además que el plazo máximo para pagar a las personas mayores se 64 años se bajara a 60 meses. Los mayores de 80 mantuvieron el plazo de pago máximo en 2 años.
Esto es relevante, pues –según datos entregados por la Superintendencia de Salud– el 30% de la deuda se concentra en las personas mayores de 65 años y son los primeros a quienes se les deberá devolver los montos cobrados en exceso.
Se aprobó la indicación que determinaba un proceso de nombramiento más expedito del consejo consultivo y, en caso de que no se definiera en 7 días, se entiende aprobada la propuesta del Presidente de la República. Además, se incluyó el proyecto que busca eliminar la discriminación por sexo y edad, junto con agregar los mecanismos que permiten la viabilidad de su aplicación.
Finalmente, se acordaron normas en dos sentidos: formas de pago y flujo de caja. Si bien se aprobó una norma que les permite a las isapres pagarles menos a sus afiliados, esto será por adelantado y no superará el 35% de descuento de la deuda. Este mecanismo –comentan en el Congreso– no supone una victoria para la oposición, pues lo que realmente buscaban era recalcular la deuda, cosa que no sucedió.
Otra forma de pago que resultó aprobada fue que pudiesen hacerlo a través de bonos o de dinero en efectivo. Tanto esta medida como la mencionada anteriormente generaron dudas en la oposición, dado que estas facilidades exigen liquidez de las aseguradoras, cosa que en este momento es un aspecto complejo.
Con el fin de subsanar este ítem, que excede al campo del pago de la deuda, se aprobaron normas que buscan habilitar flujos en las isapres: la modificación del ICSA durante los 3 próximos años, el adelantamiento del reajuste anual, llevar todos los contratos vigentes al 7% de cotización anual, entre otras.
Una norma que quedó fuera en los trámites anteriores, pero que se volvió a reponer y ahora fue aprobada, es la que determina que se impide el retiro de utilidades de las isapres hasta que paguen la deuda completa.
Ahora, a pesar de las diferencias que existen entre oposición y oficialismo respecto del proyecto de ley corta, en ambos sectores señalan que existe una alta probabilidad de éxito, tanto por el tiempo que apremia como por la transversalidad que mostró lo acordado.
El martes, pasadas las 18:00 horas, el senador y presidente de la comisión mixta, Javier Macaya, anunciaba que el miércoles (ayer) votarían a las 10:30 las nuevas indicaciones del Ejecutivo. Ese anuncio se leyó en el Congreso como que hubo un acuerdo.
Fuentes al interior de la comisión comentan a El Mostrador que el senador Juan Luis Castro (PS) llegó el día martes y desconoció dicho acuerdo –que finalmente fue votado por todos los integrantes de la instancia, menos por él–.
Ese desconocimiento hizo que las confianzas se trizaran y que la oposición fuera en busca de su plan original: recalcular la deuda. Fuentes advierten que el senador Macaya buscó recalcular la deuda contando solamente con los contratos administrados, cosa que hubiese bajado lo adeudado en un cuarto, vale decir, a poco más de 1.200 millones.
Así, comentaron testigos, el acuerdo estuvo pendiendo de un hilo, pues se había abierto una grieta muy grande y se contaba con muy poco tiempo. Sin embargo, al pasar las horas se allanaron a un acuerdo, al cual Juan Luis Castro, expresidente de la Comisión de Salud que tramitó por ocho meses esta ley, no se sumó.
Para el senador Castro, la modificación del ICSA por tres años es “un engaño” a los afiliados y solicitó en varias ocasiones, insistentemente, una votación separada. Sin embargo, no le otorgaron ese derecho, pues la forma de votación ya había sido acordada y además no iba a influir materialmente en el resultado de la misma.
Fue transversal el descontento con Castro al insistir en contra de una norma que todos ya habían respaldado. Pero fue el diputado radical Tomás Lagomarsino quien lo culpó de haber abierto el espacio para que ingresara la norma por la cual tanto alegó.
“Hay un senador que le debe una explicación a Chile, el senador Juan Luis Castro, que desconoció claramente un acuerdo al cual habíamos llegado el día de ayer y, con ello, dio pie para que finalmente en este proyecto de ley a los afiliados se les saque plata de un bolsillo para que la isapre se la pague por el otro”, afirmó el diputado.
El parlamentario, que votó a favor de la norma del ICSA en aras de respetar el acuerdo, explicó que Castro “abrió un acuerdo que estaba cerrado y, con ello, permitió que la oposición empezara a pedir que se incluyeran un montón de cosas que evidentemente no nos gustaban a nosotros como un sector progresista, pero, lamentablemente, para concretar este proyecto de ley y para ser responsables, tuvimos que aceptar cosas que no nos gustaban”.
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