Planillas de Excel y libros contables muestran que la organización pagaba mantención a sus miembros que estaban presos, que cancelaban viáticos, bencina e, incluso, el lavado del auto del jefe. En un día sus ganancias netas eran del orden de los 2,5 millones de pesos.
Durante casi toda la semana, el juicio en contra de la megabanda criminal “Los Gallegos”, en Arica (una de las facciones del Tren de Aragua) se centró en el análisis e incorporación como evidencia de los sistemas de contabilidad que llevaba el grupo, en función de los libros contables que le incautó la Policía de Investigaciones y del Excel al respecto, que fue hallado en el celular de uno de sus cabecillas, Mervin Fagúndez, más conocido como “El Flaco”.
Aunque la Fiscalía estimó inicialmente que el monto de las ganancias obtenidas por la organización criminal en los primeros seis meses de 2022 fue de 400 millones de pesos, los antecedentes contenidos en los distintos registros contables permiten suponer que fue mucho mayor, de al menos 700 millones, sobre todo por una serie de ingresos en dólares y soles peruanos.
Cabe consignar que en los distintos allanamientos a las mediaguas utilizadas por miembros del grupo en el cerro Chuño en Arica fueron decomisados, además de armas y drogas, al menos 12 cuadernos de contabilidad, varios de los cuales ya fueron expuestos en el proceso.
Al respecto, quizá el más llamativo es el que llevaba Fagúndez, que a juicio de fuentes cercanas al caso era mucho más que el sujeto encargado de recolectar el dinero que dejaban las mujeres explotadas sexualmente en dos prostíbulos y en varias schopperías del centro, sino que era una suerte de CEO de esta empresa criminal, que recibía toda la información financiera de los otros integrantes y, con ella, generaba reportes consolidados en Excel, enviando planillas de este tipo en forma periódica a quien es sindicado como el líder máximo del grupo, Félix Anner Castillo Rondón, quien dejó Arica luego del primer operativo masivo, efectuado en junio de 2022, y comenzó a dirigir las actividades de sus subordinados desde Tacna, donde “Los Gallegos” tienen una fuerte presencia.
El año pasado la Fiscalía de Arica pidió la extradición de Castillo Rondón, más conocido como “Arnel”, la que fue aprobada por la Corte de Apelaciones local, pero hasta el momento los esfuerzos por ubicarlo, de parte de la policía peruana, han sido infructuosos.
En el Excel incautado a Fagúndez es posible ver, por ejemplo, cómo llevaban las cuentas de las cantidades de droga que vendían, pues en una columna aparecían los nombres de los clientes (microtraficantes, en su mayoría), en la otra los gramos, el dinero, lo que se pagó y el “debe”. De este modo, por ejemplo, queda en evidencia que la venta de 940 gramos de “loro” (es decir, clorhidrato de cocaína) les arrojó una entrada neta de 4 millones 555 mil pesos.
Eran tan rigurosos, que el mismo “Flaco” anotaba allí lo que él compraba (seguramente para revenderlo), consignando que un día compró 20 gramos en 80 mil pesos, que pagó 40 y que debía 40 más. Del mismo modo, al final de la página se consignaba que en total se habían recibido 2 millones 45 mil pesos y que aún se les debía 2 millones 310.
El destino de esos 2 millones también es consignado en la planilla de cálculo: el 26 de septiembre se enviaron 720 mil a Tacna y el 03 de octubre otro millón 210 mil pesos; es decir, 1 millón 930 mil pesos.
Como ha informado El Mostrador, casi todo el dinero se mandaba hacia allá por medio de burreros, sujetos que atravesaban de noche el desierto, caminando, para evadir la frontera y llegar a Perú de ese modo, con fajas de billetes adosadas a su cuerpo
Otra hoja de la planilla de “El Flaco” muestra la venta de 17 kilos 625 de marihuana. Al inicio, la planilla dice “María 17 paquetes”. Más abajo figura un concepto muy usado por el grupo para referirse a los paquetes: “cosos”, por ejemplo, cuando se menciona la “venta de 7 cosos” por un total de 7.500 gramos, en 4 millones 485 mil pesos.
También aparece como receptor de la droga un “pana de Anner”, es decir, un amigo del líder máximo, a quien le vendieron 100 gramos en 100 mil pesos, de los cuales pagó 60 mil.
La venta de los 17 “cosos” de “María” les implicó entradas por 12 millones 630 mil pesos, de los cuales solo les quedaron debiendo poco más de 2 millones.
Los 10 restantes fueron gastados en su mayoría en un concepto que figura como “línea” (que no se sabe con exactitud a qué se refiere), pero también aparecen 940 destinados a “Anner”, 625 y 521 para “gastos” y 235 para un “trochero”, como denominan a los sujetos que efectúan traslados ilegales de migrantes desde un país a otro. Y como en cualquier empresa, también pagaban viáticos; en este caso, 95 mil pesos.
No solo eso. Bajo el concepto “sábado” se detalla que “El Flaco” gastó 10 mil pesos, lo mismo que “Kiko”, en Uber, y que otra cantidad similar fue utilizada en comida. En una entrada llamada “martes”, aparecen 80 mil pesos para “Mota”, uno de los primeros miembros del grupo en ser detenidos, 5 mil pesos en una recarga (telefónica), 10 mil pesos en “taxi trocha” y otros 10 mil para un “trochero”. En otra planilla incluso figuran 5 mil pesos destinados a la “cena trochero”.
Otro antecedente que surgió en la investigación es que Arica solo fue la primera base de “Los Gallegos” en Chile, pero que iniciaron operaciones también en dos ciudades ubicadas en las antípodas: Osorno y Puerto Montt, hasta las cuales Fagúndez se trasladó varias veces.
Bajo “El Flaco” había otros sujetos que llevaban libros de contabilidad físicos, en los cuales quedaba constancia del día a día de la banda. En varios de ellos, por ejemplo, aparece un mismo concepto: “Viático Motica y Fresita”, siempre asociado a un monto de 300 mil pesos. En ese caso, sin embargo, no se trata de un viático propiamente tal, sino de un sueldo que le pagaban a la madre de uno de ellos y a la pareja del otro, dado que se trata de los primeros miembros del grupo que fueron detenidos, como se explica más arriba.
“El Mota” o “Motica” es Jonathan Mota Carballo, mientras que “Fresa” o “Fresita” es Alexander Gabay Varela. Pese a tan inofensivos apodos, son dos de los principales sicarios de la banda y cayeron detenidos el 8 de abril de 2022, cuando ambos, junto a un tercero que logró escapar, se enfrentaron a tiros con una banda de colombianos, en plena calle, producto de lo cual murió un transeúnte, alcanzado por una de las 200 balas que dispararon.
El enfrentamiento fue visto por dos carabineros que pasaban por el lugar. Luego de una persecución los detuvieron, incautándoles municiones, una subametralladora y una pistola Browning. Así, se convirtieron en los primeros Gallegos en el penal de Acha y, como en la mafia, la organización siguió pagándoles un “viático” mensual que ayudara a sus familias.
En los libros contables también figuran pagos para los “gariteros” de “Los Gallegos” (es decir, los “soldados” que cuidan a quienes venden drogas), así como el pago del “Portal del nolte”(sic), donde Fagúndez residía en un departamento cercano al mar, como si efectivamente fuera un alto ejecutivo al cual su empresa le provee de un lugar donde vivir, y donde también llegaba Rondón.
En dichos cuadernos aparecen igualmente pagos por bencina, por lavado de autos, por exámenes de PCR, así como un concepto especial: “faja”, referido al traslado de dinero –como ya se indicó–, en medio de la noche, con destino a Perú.
También había un tercer nivel de contabilidad, relativo a los “negocios” específicos del grupo. Por ejemplo, fue incautado un libro de contabilidad llamado “Plaza mujeres”, en el cual queda de manifiesto la forma en que explotaban a las víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, mujeres jóvenes, en su mayoría venezolanas, que eran trasladadas desde su país de origen hasta Arica por “trocheros” pertenecientes a la organización. Una vez en el país les informaban que el viaje había costado (en promedio) 3,5 millones de pesos y que, por ende, debían trabajar prostituyéndose, para pagar una “multa”, semanalmente, a fin de devolver ese dinero.
Además, de lo que ganaban semanalmente también les cobraban una “vacuna”, por lo general superior al 75% de sus ingresos. El libro “Plaza mujeres” demuestra aquello, pues en una de sus páginas se ve cómo en una semana ganaron en uno de los prostíbulos (tenían dos, cada uno con 7 a 8 víctimas) 1 millón 750 mil pesos. De ello, el ítem “sueldos”, es decir, lo ganado por ellas, es un total de 200 mil pesos.
Otro de los libros dice en su portada “Coso loro pasta” (vale decir, marihuana, pasta base y clorhidrato de cocaína) y en este, por ejemplo, aparece un escrupuloso detalle de las ventas del 1 de junio de 2022, día en que ganaron 4 millones 210 mil pesos vendiendo drogas de distintos tipos, aunque también recuperaron algunos ingresos, como los 250 mil pesos que devolvió “Bemba”, uno de los miembros del grupo, por un préstamo que se le había hecho, además de un viático de 30 mil pesos y 20 mil más en gastos de oficina.
Como sea, fue un buen día en la “oficina” de “Los Gallegos” en la toma del cerro Chuño, pues los gastos fueron 1 millón 745 mil pesos. En otras palabras, tuvieron ganancias por casi 2,5 millones solo ese día, solamente en la “plaza” de las drogas.