El senador DC afirmó que “las aguas están más calmadas” al interior del partido, tras la molestia que generó el anuncio del proyecto sobre aborto legal. Además reflexionó sobre el futuro de la falange, su lugar en la centroizquierda y la importancia de resolver las diferencias en contexto electoral.
En conversación con El Mostrador, el senador DC Francisco Huenchumilla se refirió a las reacciones en el mundo político tras el anuncio del Presidente Gabriel Boric sobre el proyecto de aborto legal, y cómo la Democracia Cristiana ha procesado sus diferencias al respecto en los últimos días.
En ese sentido, reiteró su llamado a no cerrarse al debate y calificó como una “pataleta irracional” el hecho de que existan parlamentarios que, incluso, cierran la puerta a seguir negociando los otros temas de la agenda. “Es un mal espectáculo. Y lo mismo pasa con las reacciones, a mi juicio, pueriles, de estar comportándose como niños en las comisiones y poniendo dificultades para que alguien entre”, agregó.
El senador por La Araucanía también reflexionó sobre el camino de la Democracia Cristiana y el futuro de las relaciones con el Ejecutivo. “Nosotros por historia no somos un partido que trabajemos con la derecha. Somos un partido de centroizquierda, por lo tanto, nuestro domicilio está ahí, independientemente de que no estemos en el Gobierno”, dijo.
-¿Han tenido eco sus planteamientos al interior de la DC?
-Yo diría que están un poquito más calmadas las aguas y se ha encauzado el debate interno en torno a situarlo exactamente en lo que corresponde. Porque aquí estamos en presencia de una Cuenta Pública que se caracterizó por el anuncio sorpresivo que hace el Presidente en torno a un tema muy controvertido, como es el aborto. Entonces nadie pensaba, ni se imaginó, que la Cuenta Pública pudiera traer un tema de esa naturaleza.
Pero uno, procesando con tranquilidad, se da cuenta de que la Cuenta Pública le pertenece al Presidente. Ahora, con quién él conversa y diseña esa Cuenta Pública, va a ser una facultad privativa con su equipo de mayor confianza. Y él verá si les anticipa a los partidos o no. La gente tiene que darse cuenta de que el Presidente tiene derecho a tener su propio diseño estratégico del escenario que quiere crear en el ambiente político nacional. Y probablemente el Presidente quería hacer un giro en la agenda.
Vienen elecciones este año, vienen elecciones este otro año, entonces hay ciertos temas con los cuales tú sacas a la oposición y a otros sectores al pizarrón. Diciéndole “mire, usted quiere discutir puros temas blandos, puros temas que le convengan, discutamos este tema que a usted no le acomoda, dígale a la gente qué piensa”.
Creo que en ese sentido el Presidente lo logró plenamente, porque cambió el giro de la discusión. Esas son las reglas del juego de la política, porque yo siempre digo que la política es un intangible. Tú no sabes por dónde viene. Y ese sábado, los que estaban ahí no sabían por dónde venía.
-¿Hay disposición para sentarse a conversar en términos amplios lo que implicaría entrar en el debate de un aborto legal?
-Es que el mundo político tiene que entender que nosotros estamos en un Estado moderno del siglo XXI. Este no es el Estado del siglo XVI, donde había una sola verdad en el mundo y el resto tenía que someterse. Es un Estado moderno donde hay pluralismo, distintos pensamientos, libertad, y donde nadie le puede imponer al resto sus propias ideas. Y decir “esto no se debate, y por qué no se debate, porque yo te digo que no se debate”, ese no es el mundo de hoy día.
Hoy es la libertad de las personas, el libre debate de las ideas, el pluralismo, donde tú tienes que aceptar que hay ciertas cosas que la gente no va a estar de acuerdo contigo. Y eso es lo que tenemos que debatir en este tema del aborto, como en otros.
-Es que ya ha habido señales contrarias, por ejemplo, a través de lo que ha hecho el Partido Republicano, al no dejar ingresar a representantes del Gobierno a las comisiones. Se van a empezar a materializar cuestiones de ese tipo, a lo mejor…
-Pero es bastante ridículo, que si tú escuchas un discurso y hay alguna cosa que no te guste, tú te mandes a cambiar. O sea, te da una pataleta irracional. Porque cómo no vas a entender racionalmente que estamos en un debate de cuestiones que no compartimos, pero eso no significa que uno tenga que taparse los oídos. Es como volver a la niñez.
Entonces es un mal espectáculo. Y lo mismo pasa con las reacciones, a mi juicio, pueriles, de estar comportándose como niños con una pataleta en las comisiones y poniendo dificultades para que alguien entre. Si aquí lo que vale son las ideas que tú expongas, si tienes o no razón en lo que dices, en los argumentos que das, ese debe ser el debate en el Congreso, no pataletas.
-Otra de las cosas que se ha sacado a colación, a propósito de la molestia de parlamentarios DC sobre el anuncio del aborto, es lo que decía el programa presidencial de la senadora Yasna Provoste, donde planteaba la posibilidad de interrupción voluntaria del embarazo hasta las 14 semanas…
-Yo creo que en su momento, cuando vinieron las reacciones, probablemente se olvidaron de esa parte del programa. Porque los programas presidenciales están ahí, se debate, y yo creo que nadie los lee en el país, el debate presidencial no se da en torno a cada capítulo de los programas, sino que las ideas generales.
Entonces, después leyendo, uno se da cuenta de que hay avance en la Democracia Cristiana ya con varios años, en que se ha ido perfilando una nueva mirada, respecto de estos temas que son controvertidos. Muy especialmente para un partido que tiene su ancla en ciertos principios ideológicos basados en el magisterio de las iglesias evangélica y católica, por lo tanto, es un tema difícil. Pero el libre debate de las ideas al interior del partido permite ir avanzando.
-¿Usted cree que simplemente se olvidó que hubo un consenso para incorporar el tema en el programa presidencial de la DC?
-Yo creo que sí, se olvidó. Nadie lo tenía presente probablemente. No sé si aparte de Yasna el resto habrá leído o no el programa. No sé. Pero este es un tema que nos ha perseguido a nosotros hace muchos años. Entonces, no es un tema fácil al interior de la DC, para serle franco.
-¿Cómo ve las relaciones políticas con el Gobierno, más allá de esta coyuntura particular del aborto, sino que pensando en el pacto que hoy día existe a nivel municipal? ¿Las diferencias que hoy existen podrían exponer que hay un acuerdo frágil entre la DC y el oficialismo?
-Nosotros nunca hemos sido un partido de Gobierno. Nunca hemos integrado la coalición. Y nunca hemos tenido cargos de responsabilidad política en el Gobierno Central. Pero la disyuntiva es ¿cuál es el camino de la DC? ¿Es la unidad con la derecha? El camino que han seguido, por ejemplo, los demócratas y los amarillos. Bueno, nosotros por historia no somos un partido que trabajemos con la derecha. Somos un partido de centroizquierda, por lo tanto, nuestro domicilio está ahí, independientemente de que no estemos en el Gobierno.
Hicimos coalición en la Concertación y en la Nueva Mayoría con la centroizquierda, tenemos toda una historia. Y ahora enfrentamos una elección municipal, la pregunta es: ¿estás disponible para estar solo como un partido que está en la parte baja de la tabla? ¿O tienes que hacer necesariamente una coalición, si no te pierdes? Entonces, ¿cuál es nuestra alternativa? Nuestra alternativa es ser personas adultas y procesar las diferencias. Ver que, lo que nos une con la centroizquierda, son más las semejanzas que las diferencias. Y a partir de eso, resolver las diferencias, las controversias, las pequeñas cuestiones que nos puedan dividir, como este pequeño incidente que hemos tenido. Y ahí tener una madurez para entender un objetivo más de largo plazo, más estratégico, que nuestro camino está por ahí.
Las cosas se irán puliendo en el camino respecto de los ripios que se presenten cada cierto tiempo. Pero lo que yo estoy diciendo es una cosa de sentido común. Es lo mismo que pasa en la vida. Porque en los matrimonios uno se casa para toda la vida, pero en el camino hay muchos ripios. Lo adulto es que tú trates de resolver esos problemas que se presentan. Lo mismo pasa en política.
-A propósito de lo instrumental de las relaciones, ¿pensar en el centro político hoy día es pensar en qué, respecto a estas definiciones más estructurales que salen a la luz? ¿Cómo lee ese lugar desde donde se sitúa la DC hoy día?
-Es que yo creo que la política en la gestión de gobierno es básicamente una cuestión instrumental, una cuestión de gestión. Porque cuando tú formas una coalición, no renuncias a tus principios ideológicos y doctrinarios. Por colocar un ejemplo, el Partido Comunista, dentro de esta coalición o de la Nueva Mayoría, nunca dijo “voy a renunciar a los elementos de mi filosofía política”, sino que dice “dejando eso atrás, logro un acuerdo con el resto de los partidos de un mínimo común denominador que se denomina programa presidencial”. Eso es perfectamente posible.
Y quiero decir una cosa bastante de fondo. Hoy día en esta sociedad del siglo XXI la pregunta es: ¿cuáles son las alternativas al sistema capitalista que tenemos hoy en el mundo? Está el capitalismo chino que tiene una connotación especial, pero ¿cuál es la alternativa? Hoy día casi todos los partidos son socialdemócratas, no hay alternativa. La pelea es por el poder, la lucha es por el poder. Pero no hay grandes diferencias, salvo en este tipo de materias más valóricas, donde hay mucha gente más liberal, más abierta, en los temas nuevos que presenta la sociedad contemporánea. Pero estructuralmente, como sociedades, no hay muchas diferencias de cómo hacer la política, el rol del Estado y el rol del sector privado. Entonces, yo diría que esa es la discusión adulta que tienen que tener los partidos.
-¿Cómo eso se traduce en una definición del centro político?
-Desde el punto de vista político, diría que el centro es un imaginativo que no existe. Aquí existe la derecha y existe la izquierda, viendo si tú pones más énfasis en la libertad o en la igualdad, si pones más énfasis en el rol del Estado o en el rol del mercado. El centro puede manifestarse en una posición de tolerancia y de moderación, de ser personas menos conservadoras, más progresistas, más tranquilas, más moderadas para ver el debate. Pero los grandes temas en discusión, como los que he señalado, marcan que el centro es una ficción que yo no la comparto, simplemente.
-Para cerrar el tema de la Cuenta Pública, ¿cómo vio al Presidente de la República en general, más allá de las temáticas controversiales y los énfasis prioritarios que puso en seguridad y crecimiento?
-Yo creo que el Presidente, desde el punto de vista de la comunicación política, él se para bien frente al escenario. Tiene una gran facilidad de palabra, una gran facilidad de prestancia y de pararse frente al escenario. Y fue muy valiente y muy franco en colocar todos los temas encima de la mesa. Bajo ese punto de vista, la imagen que queda es de una persona joven que ha logrado tener el posicionamiento de un Jefe de Estado. Un hombre que aprende, que ha aprendido, abierto. Este es un análisis mío, tratando de ser objetivo, el país va a tener Boric por muchos años.
-El futuro del Presidente de la República lo proyecta en esos términos…
-La historia de Chile dice que los que llegan a ser Jefes de Estado siguen por muchos años siendo actores a nivel nacional. Tenemos a Ibáñez, a Alessandri en la década del 20, que renacen después en el 30 e Ibáñez en la década del 50. El Presidente Frei fue siempre un actor, la Presidenta Bachelet estuvo dos veces en el mandato, Piñera estuvo dos veces. El Presidente Lagos siguió siendo un gran actor, en fin. Entonces a mí no me cabe duda que un Presidente que termina a los 40 años su mandato, tiene 40 años más para ser un actor en el escenario político nacional. Independiente de los ripios que uno ve en la gestión política del Gobierno, que es una cuestión distinta de cómo se maneja el aparato del Estado.
-¿Cuáles ripios, por ejemplo?
-Es que yo creo que tiene un déficit político el Gobierno, en el sentido de cómo entenderse entre la propia coalición, cómo entenderse con el resto siendo un Gobierno que no tiene mayoría en el Parlamento, cómo convivir con una coalición que al mismo tiempo está compitiendo por la hegemonía de la izquierda, qué hacer con un partido como la DC, que no está en la oposición, pero que no está en el Gobierno, pero que le pueda ayudar. Esa gestión política yo creo que tiene mucho déficit, porque yo siempre digo que la política es un intangible, porque dos más dos no son cuatro. Entonces es muy difícil.
-¿Cuáles son sus expectativas sobre la tramitación de los proyectos más estructurales, como pensiones y pacto fiscal? ¿Cuál es la disposición de la Democracia Cristiana para sacar estas cuestiones adelante?
-Lo primero es que nadie puede tener una pataleta, porque diciendo no me gusta el proyecto de aborto que anunció el Presidente, que todavía no lo conocemos, y porque no me gusta entonces voto en contra de las pensiones. Voto en contra de la salud porque no me gusta el aborto. Estamos hablando de una niñería.
El proyecto de aborto, cuando llegue, se verá en qué consiste, su contenido, su objetivo, sus ideas matrices, y lo otro tenemos que verlo en función de lo que el país necesita. Las pensiones son fundamentales para los adultos mayores, para la gente vieja que recibe una pensión miserable. Es una obligación política y ética que tienen todos los partidos políticos de llegar a un acuerdo. Y lo mismo pasa con otro montón de proyectos que inciden en materia de seguridad, de salud, de educación, por nombrar lo que está en el tapete de la discusión. Entonces, no me parece que los partidos políticos puedan estar comportándose de esa manera en función de que no les gusta uno de los tantos anuncios que son controvertidos.
-¿Cómo proyecta el escenario en La Araucanía, a propósito de que han disminuido los hechos de violencia con las prórrogas del Estado de Excepción?
-Efectivamente, las cifras que revela el ministerio, de actos de violencia, han bajado. La pregunta es si el problema que tiene el sur de Chile resiste una situación de esa naturaleza, pensando que por la fuerza vamos a bajar la cifra en un par de puntos. ¿El enfermo, porque bajemos de 40 grados a 38, significa que se mejoró? ¿Esto es transitorio? ¿Es una cuestión que va a pasar? Yo creo que mientras no resolvamos los problemas de fondo de La Araucanía, ese problema va a seguir. Entonces, yo apuesto por una solución política que vaya a la médula del conflicto que allí existe. Y para eso estamos trabajando en la Comisión de Paz y Entendimiento, tratando de buscar los nudos críticos y hacer una propuesta que le haga sentido al país, al pueblo mapuche, al Estado, a los partidos y al Gobierno.
-¿Cómo ha avanzado el trabajo de la Comisión para la Paz y el Entendimiento?
-Nosotros partimos de la base, cuando se inició este trabajo, que somos una Comisión de Estado y no somos un órgano del Gobierno. Es transversal, pero, además, no estamos en la contingencia, y no nos corresponde resolver los problemas contingentes que existen en la macrozona sur. Por lo tanto, no entramos en las políticas públicas, donde la gente diga “mire, tenemos problemas con los caminos, con los hospitales, con las escuelas”. No es nuestra tarea.
Nuestra tarea es hacer una proposición política respecto del fondo del conflicto que vive la macrozona sur, que es el desencuentro que existe entre un pueblo originario como el pueblo mapuche y el Estado chileno. Y que se ha alargado por más de ciento y tantos años. En ese sentido, optamos por un trabajo de bajo perfil, tranquilo, ajeno a las contingencias políticas. Y estamos trabajando todas las semanas, nos estamos reuniendo todos los jueves. Hemos viajado a las regiones, hemos tenido encuentros en las cuatro regiones.
Aparte de eso, hay que procesar los documentos, leer la literatura, recibir a todos los servicios públicos, a todos los incumbentes. Recibir a delegaciones de las Naciones Unidas y de otros países. Y hemos acumulado un conjunto de elementos, que nos permite ahora entrar a definir cuáles van a ser las proposiciones.
Yo soy optimista en el sentido de que espero que hagamos algo distinto a lo que se ha hecho hasta la fecha. Y que podamos presentar al país un camino de salida que les haga sentido a los diversos sectores que están involucrados en este tema.
-¿Tiene implicancias para su trabajo en la Comisión lo que ha sucedido en el último tiempo, por ejemplo, con el asesinato de los tres carabineros?
-No tiene implicancia, aunque uno, por supuesto, rechaza y lamenta profundamente este tipo de situaciones que le corresponden a las autoridades respectivas, encargados del orden público y la persecución criminal. Pero no afecta el desarrollo del trabajo que nosotros estamos haciendo. Hay mucha contingencia, muchos hechos de violencia a lo largo de los años. Y, por lo tanto, cualquiera que sea el escenario, nosotros vamos a seguir hasta entregar nuestra propuesta.