La ganadora de las primarias municipales oficialistas, Camila Nieto (FA), enfrentará a Carla Meyer, la carta del alcalde Jorge Sharp para la comuna y que busca la continuidad, tras casi ocho años de administración en la ciudad puerto.
El 23 de octubre del 2016, Jorge Sharp irrumpió en el escenario político, ganando inesperadamente las elecciones municipales de Valparaíso con el 54% de los votos. Bajo el amparo del Frente Amplio, el abogado y exdirigente estudiantil, de 31 años por aquel entonces, logró canalizar el descontento con los partidos políticos tradicionales, donde el lema “con las manos limpias” jugó un rol protagónico en su campaña. “Se acabó el duopolio. Se acabaron las malas prácticas, irrumpe hoy desde Valparaíso una nueva fuerza política y social de ciudadanos honestos y dignos”, dijo Sharp en esa oportunidad.
Casi ocho años después, con dos periodos en la administración y por fuera del FA, el proyecto de la alcaldía ciudadana apuesta por la continuidad bajo la figura de Carla Mayer, actual directora de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco). La heredera del alcalde Sharp deberá enfrentar a la concejala por la comuna y militante de Convergencia Social, Camila Nieto, ganadora de las primarias oficialistas, que se levanta como una de las cartas más fuertes para disputar por la izquierda el sillón municipal.
Al igual que Jorge Sharp, Nieto es abogada por la Universidad Católica de Valparaíso y sus inicios en la política fueron de la mano de representantes del Frente Amplio. Trabajó en el equipo del diputado Diego Ibáñez (CS), para luego ingresar al Concejo Municipal de Valparaíso, cargo que ejerce hasta hoy. Habitante de la parte alta del Cerro Las Cañas, dice conocer en primera persona los problemas de la ciudad y asegura que Valparaíso necesita un proyecto alternativo. “Ya hemos visto ocho años de gestión de esta alcaldía y me parece que se necesita oxigenar, se necesita recambio en el liderazgo”, dijo.
Por su parte, Carla Meyer es trabajadora social de la Universidad de Valparaíso y desde el 2017 se ha desempeñado en diferentes cargos de la actual administración municipal. Su candidatura fue definida en un encuentro ciudadano con cerca de 900 vecinos, en el cual fue proclamada por el actual jefe comunal como su sucesora para liderar la municipalidad porteña. Actualmente, Meyer se encuentra juntando los patrocinios para ir directamente a la papeleta de octubre próximo.
Si bien comparten el mismo origen, el Frente Amplio y el movimiento liderado por Sharp tomaron caminos distintos a partir de la decisión del entonces diputado Gabriel Boric de firmar el Acuerdo por la Paz, en noviembre de 2019. El alcalde dejó su militancia en Convergencia Social y actualmente busca inscribir su movimiento Transformar Chile, para seguir engrosando la lista de partidos políticos en el país.
Desde esa tribuna, Jorge Sharp ha sido particularmente crítico con el FA, afirmando que “es un proyecto distinto al que se planteó como alternativa el 2017, que hoy se parece mucho a la ex Concertación y que ideológicamente se está moviendo hacia el campo de la socialdemocracia”. Además, cuestionó la alianza electoral con la Democracia Cristiana, ya que –según afirmó– “fueron responsables de la debacle financiera del municipio de Valparaíso”.
Así también lo comentó con El Mostrador la candidata a la alcaldía Carla Meyer, quien señaló que “muchos sectores de la ciudad no entienden que el Frente Amplio busque llegar al municipio con partidos que son responsables directos del descalabro que se vivió por 30 años”.
“Más de alguien podrá decir que es legítimo. Sin embargo, nuestro problema no es reproducir la lógica derecha versus izquierda, porque eso por sí solo no va a resolver los problemas de Valparaíso. Nuestra vocación transformadora tiene un principio orientador, que es el protagonismo de la gente, las familias y las comunidades porteñas. No entendemos un ejercicio de gobierno sin participación de quienes aspiran precisamente a alcanzar mayor bienestar, y en eso creo que tenemos diferencias con el FA”, dijo Meyer.
Ante la pregunta sobre por qué Valparaíso debería optar por la continuidad de la administración, a pesar de las críticas por el deterioro de la ciudad, la actual directora de la Dideco señaló que “la alcaldía ciudadana es una forma de gobierno que se ha hecho cargo de los desafíos y problemas, y ejemplo de eso ha sido la protección de los barrios de la depredación inmobiliaria, la red de salud popular más grande Chile, el saneamiento de las finanzas municipales, (…) y la transparencia que rompe con la tendencia que tanto la UDI como la Concertación habían instalado en la ciudad”.
Por otro lado, la candidata del oficialismo, Camila Nieto, si bien reconoce que la actual administración ha logrado cosas, como la disminución significativa del déficit financiero municipal, afirma que “ya se han cumplido casi ocho años y el estado de la ciudad habla por sí solo”, refiriéndose al deterioro de los espacios públicos.
“Para mí la gestión del alcalde ha tocado techo respecto de cosas que son bien importantes, y una de ellas tiene que ver con el estado actual de la ciudad. A las personas nos importa mucho la seguridad y es un tema nacional. Y la seguridad no solamente pasa por cómo la jefatura comunal propone una buena relación con Carabineros, (…) sino que, por otro lado, también tiene que ver con cómo mantienes la limpieza, el orden, la iluminación de la ciudad, para constituir espacios seguros para todos quienes habitamos”, indicó Nieto.
En esa línea, la abogada frenteamplista ha insistido en que la ciudad requiere un recambio de liderazgo. “Esto implica que tú tengas una persona a la cabeza que sea convocante y que esté comprometida con gestionar realmente las soluciones, y no solamente tener una vocería política. (…) Por eso es tan relevante no tener un líder que segmente tanto y que podamos convocar. Eso es lo que hoy día Valparaíso necesita, sin perder de vista, por cierto, las transformaciones sociales que están en la base”.
Analistas reconocen que no existen mayores diferencias programáticas entre ambas alternativas, sino que más bien se distinguen en “cuestiones personalistas” que poco ayudan a los desafíos que hoy enfrenta la comuna.
Así lo afirma la cientista política Javiera Arce, quien agrega que las críticas de Jorge Sharp al proyecto del FA son más bien de carácter personal, “en el sentido que él aspira a que Boric radicalice su discurso, sin embargo, es poco realista que ese camino funcione, dado el nivel de polarización de las élites. Los tiempos han ido cambiando, y lo que se requiere es conversar, acercar posiciones, no dedicarme a mantener mi identidad en mi trinchera”.
“La izquierda y centroizquierda se encuentran perdidas, pero no solo en Chile, sino que en el mundo. Se han visto superadas por problemas que no contemplaban, que no existían, que antes les parecían bondades, pero que ahora se han transformado en fuertes dolores de cabeza. Además, se han encontrado con una barrera institucional, con un Estado atrasado y que no tiene las capacidades para dar solución a los problemas, por lo que los principios e ideales, en el caso de la izquierda, FA, PC y el movimiento de Sharp, les han calado más duro, dado el componente performativo que ocupaban para su propia acción política. La realidad está muy complicada cada vez más y, nadie, ni la derecha, tiene una varita mágica para resolver los problemas”, agrega Arce.
Por su parte, el analista político y director de la Fundación Rumbo Colectivo (vinculada a Revolución Democrática), Tomás Leighton, apunta a la necesidad de abordar el fenómeno de los movimientos independientes en el marco de las alternativas que hoy disputan electoralmente por la izquierda. En esa línea, indica que “más allá de comparar los votos de los partidos de izquierda con los votos del movimiento de Sharp para augurar el futuro de sus candidatos, lo que está en juego es la superación del clima pro independiente, ya sea antipartidos (listas de independientes) o intrapartidos (independientes en cupo de partido)”.
“La pregunta de fondo es cuánto resiste una lista electoral en ofrecerse como movimiento apartidista, o como partido-movimiento. En ese sentido, la fusión legal del Frente Amplio podría significar el abandono del independentismo electoral por parte de la nueva izquierda chilena, aunque la prueba de fuego es cómo van a crear su programa presidencial. Si lo harán convocando a su militancia para fortalecerla o invitando a independientes”, sostiene Leighton.