Publicidad
Experto califica motín del Tren de Aragua como “un abierto desafío al Estado chileno” PAÍS Captura de pantalla

Experto califica motín del Tren de Aragua como “un abierto desafío al Estado chileno”

Publicidad
Carlos Basso Prieto
Por : Carlos Basso Prieto Unidad de Investigación de El Mostrador
Ver Más

Pablo Zeballos señala que el video de la rebelión del 6 de junio en el Recinto Especial Penitenciario de Alta Seguridad (Repas) –que revela El Mostrador–, permite colegir que hay un nuevo líder dentro del grupo de reos más peligrosos del país: Hernán Landaeta Garlotti, sicario del Tren de Aragua.  


Un video grabado por las cámaras de Gendarmería, al interior de la antigua Sección de Máxima Seguridad (actual Repas, Recinto Especial Penitenciario de Alta Seguridad), el pasado 6 de junio, muestra cómo al interior del patio 3 se amotinó una serie de internos de distintas células del Tren de Aragua (TDA), entre ellos, sujetos pertenecientes a “Los Gallegos” de Arica, a la banda del “Caracas”, al grupo del TDA de Concepción que asesinó al suboficial Daniel Palma y miembros de “Los Piratas de Aragua”, implicados en el secuestro de un empresario de Rancagua.

Como relata el parte de Gendarmería emitido el 6 de junio, los hechos comenzaron a las 00:00 horas de esa jornada, cuando se produjo un corte de electricidad generalizado en el sector de avenida Pedro Montt, en el centro de Santiago. En ese momento, el jefe del turno de noche en el Repas efectuó una ronda por el primer piso, momento en que –dice el documento– tres internos lo amenazaron de muerte, diciéndole a él y los gendarmes que lo acompañaban que “los podemos asesinar en la calle, donde sea”. 

Según dicho informe, los autores de esas amenazas fueron Hernán Landaeta Garlotti, el sicario del TDA conocido como “Satanás” –quien enfrenta un proceso de extradición a Venezuela–, junto con Néstor Mojica López y Francisco Valero Castillo. El primero de ellos está formalizado por un secuestro en Rancagua y, el segundo, por el asesinato de dos agricultores en Malloa, en febrero de este año.

Tras ello, la institución formuló una denuncia por amenazas.

A las 9:37 de la mañana, por medio del sistema de circuito cerrado, los gendarmes vieron que los sujetos antes mencionados, que habían sido dejados en el patio 3 del sector sur, comenzaron a saltar hacia el patio contiguo junto a otros internos, por sobre las rejas que poseen alambre de púas. Como evidencian las imágenes, el líder absoluto del motín era Landaeta, quien al inicio del video se aprecia vestido con polerón azul y zapatillas oscuras, una de las cuales (solo una) posee cordones blancos, lo que permite distinguirlo de entre los otros sujetos.

Entre los demás protagonistas de estos hechos están varios miembros de “Los Gallegos”, así como sujetos pertenecientes al TDA, entre ellos, imputados por el homicidio del suboficial Daniel Palma, como Ovicmarlixon Garcés Briceño, David Fuentes Escalona y Lermi Albarrán Angulo; los acusados (junto a Mojica) por el secuestro de un empresario en Rancagua, Angelo Cerdeño y Jorkenidy Torres Marchan; así como uno de los implicados en el crimen del mayor Emmanuel Sánchez, Wuilberth Olivares Peña

A ellos se suma uno de los máximos líderes del TDA en Chile, Edwards Nava Navarro (mano derecha de uno de los fundadores del grupo en la cárcel de Tocorón, Larry Álvarez Núñez) y otros miembros de la misma banda, como Wilken Rondón Márquez y José Candurín Meléndez, ambos parte de “Los Piratas de Aragua”, que participaron en varios secuestros con homicidios, incluyendo el crimen de tres hombres a los que asesinaron, tras lo cual se deshicieron de sus cuerpos lanzándolos a una tubería ubicada bajo la Ruta 68, a la altura de Curacaví. 

A este grupo pertenecen, por cierto, Walter Rodríguez y Maickel Villegas, los únicos sujetos identificados y prófugos por el crimen del exteniente Ronald Ojeda.

Unión criminal

Sin embargo, la documentación interna de Gendarmería evidencia que –a diferencia de lo que se creía inicialmente– no solo hubo sujetos vinculados al Tren de Aragua en este motín, sino que en él también participaron los líderes de otras dos organizaciones criminales transnacionales con presencia en el país, lo que marca un punto de inflexión.

El primero de ellos es el peruano Luis Daga Lozano, más conocido como “Pacolo”, cabecilla de “Los Pulpos Nueva Generación”, que fue detenido a inicios de este año por la PDI y que antes era un enemigo declarado del TDA, organización criminal con la cual se disputaron a muerte las calles de Independencia y especialmente el sector de cités ubicado en avenida Matta, en Santiago.

Además, en los disturbios también participó activamente Javier Valencia González, un colombiano que antes estuvo vinculado con los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia y que fue detenido recientemente en Antofagasta, en un multitudinario operativo, donde se descubrió que el grupo de Valencia (conocido como “Zeus” en su país de origen) manejaba un campamento completo en la ciudad, incluso proveyendo de servicios básicos a sus habitantes. 

El sujeto fue formalizado por seis homicidios (cuatro consumados y dos frustrados), secuestro, infracción a la Ley de Armas y por asociación ilícita. 

Cabe mencionar que los enemigos mortales de “Zeus” eran “Los Piratas de Aragua”.

Sin embargo, esas rivalidades se borraron el 6 de junio pasado, pues –según el parte de Gendarmería– todos los antes mencionados “empiezan a realizar desórdenes colectivos en dicho lugar (el patio), destrozando una mesa de ping-pong que se encontraba en dicho patio, para proveerse de elementos contundentes, además de proferir amenazas al personal uniformado”. 

En las imágenes, en efecto, se ve cómo destruyen en cosa de minutos la mesa de ping pong, para utilizar el fierro de sus soportes como armas contundentes y cortantes, al tiempo que los reos se encapuchaban y golpeaban la puerta de acceso. Un detalle importante es que muchos de ellos vestían o se pusieron poleras o polerones grises.

Ante eso, se reunió a todo el personal disponible y luego de un disparo al aire este ingresó al recinto, sin esperar que llegara el grupo antimotines, pues –como se ve en las imágenes– los reos, dirigidos por “Satanás”, estaban comenzando a abrir la puerta del patio. 

Ante ello, los gendarmes irrumpieron sin cascos, llevando escudos, bastones, latas de gas pimienta e incluso una lata de espuma antiflama. Solo se aprecia a dos funcionarios con escopetas antimotines.

Ante la arremetida de los gendarmes, los amotinados se arrinconaron en una de las paredes, siempre tratando todos de proteger a “Satanás”. Luego de ello fueron reducidos y esposados. 

Gendarmería denunció que 12 suboficiales y oficiales terminaron lesionados, lo mismo que tres de los internos.

Al día siguiente del motín, la abogada de Néstor Mojica, Jeannette Cofré Soto, interpuso un recurso de amparo ante el Juzgado de Garantía de Rancagua, argumentando que se le había impedido hablar con su defendido para imponerse de su estado. Ante ello, el tribunal pidió un informe a Gendarmería, que figura en la carpeta judicial de la causa, el cual fue respondido por el teniente primero Ramiro Riquelme, que junto con señalar la misma versión ya expuesta, explica que hacia el 9 de junio “la población penal aún mantiene una actitud refractaria, violenta y amenazante en contra del personal uniformado, generando diversos destrozos al interior de las celdas, daños cuantificados que a estas alturas van en más de $200.000.000 (doscientos millones de pesos)”.

Un mensaje criminal

Ante ello, el experto en crimen organizado Pablo Zeballos –que acaba de publicar el libro Un virus en las sombras (Catalonia, 2024), que aborda este y otros fenómenos–, explica que la unión dentro de las cárceles con grupos que son rivales en el exterior se puede explicar porque “la dinámica carcelaria y la dinámica en libertad son dos lógicas distintas, pero con el paso del tiempo y la reacción del Estado, la lógica carcelaria tiende a predominar cuando importantes líderes criminales se encuentran recluidos, confluyendo tanto en nuevas alianzas como en pugnas que generan efectos dentro y fuera de los muros penitenciarios”, agregando que lo que se aprecia en las imágenes es que una de las organizaciones criminales ya se fortaleció y parece predominar sobre las demás, como es el caso del Tren de Aragua.

En dicho sentido, detalla que “es un tremendo desafío para el Estado comprender las comunicaciones y mensajes intrapenitenciarios de estructuras criminales de origen extranjero, las que han nacido precisamente desde las cárceles y tienen experiencia en transformar esos recintos en sus centros de mando y control criminal”.

Asimismo, precisa que “ello es fundamental para la continuidad de las operaciones criminales, tanto para mantener las plazas o mercados logrados, como para expandirse o retractarse cuando es necesario. Por lo tanto, no solo es tratar de bloquear esas comunicaciones, sino también de comprender sus métodos y significados”. 

Agrega que “la forma de comunicación penitenciaria puede ser a través de elementos prohibidos como teléfonos o internet, o mediante abogados o familiares, que en este caso también están restringidos, pero también puede ser a través de actos, por medio de los cuales se comunica a otros recintos penitenciarios que el liderazgo o la estructura está activa y se ha fortalecido”. 

En la misma línea, señala que resulta muy llamativo el papel de “Satanás” en todo el episodio, pues se aprecia claramente que él es quien da las instrucciones acerca de cómo proceder, es él quien inicia los golpes a las puertas, es él quien ordena escalar los muros y es él quien es automáticamente protegido por todos cuando los gendarmes inundan el patio.

“Lo que estamos viendo es que, probablemente, el líder de este motín es el próximo líder criminal de las cárceles y los sujetos que actúan como sus capitanes van a ser los delegados de ese sujeto en el futuro”, advierte, en referencia a Hernán Landaeta Garlotti, sindicado como uno de los principales sicarios del TDA en el continente, quien se ve en la foto principal arengando a los demás amotinados y, en esta foto, donde viste capucha gris que le cubre toda la cabeza, se le aprecia pegado al muro, protegido por los demás reos.

-¿Cuál sería el sentido del motín?
-En la actual situación, con juicios que han logrado condenas y un megajuicio en desarrollo, probablemente sea el de enviar un mensaje, cuyos destinatarios no son necesariamente los habitantes del país en general, sino sujetos implicados en actividades criminales, tanto en el medio libre como también los que se encuentran recluidos, demostrando que hay una supremacía y, también, lo que ha sido la constante del Tren de Aragua, un desafío del Estado, sea cual sea el Estado al que están desafiando, el venezolano, el colombiano, el peruano. En nuestro caso, es un abierto desafío al Estado chileno.

-¿Y cuál es el contenido de este desafío? 
-Que no quieren un régimen penitenciario diferenciado especial, sino que quieren un sistema penitenciario laxo que permita lo que normalmente buscan estas organizaciones, que es el mayor reclutamiento intrapenitenciario de criminales que se sumen a la marca o la franquicia que están potenciando. Por ello, estimo que la respuesta del ministro de Justicia subrogante, Jaime Gajardo, fue muy poderosa, cuando dijo que “el objetivo que ellos tienen es que nosotros flexibilicemos el régimen interno y eso nosotros no lo vamos a permitir”. El Estado no debe ni puede ceder. 

-¿Cuál debería ser la respuesta de Gendarmería? ¿Es una buena estrategia, como se hizo, sacar a todos los chilenos de allí y dejar solo extranjeros?
-Es una pregunta compleja, sobre todo sabiendo que Gendarmería viene advirtiendo de un peligroso cambio criminal intramuros desde hace años. Nuestro servicio penitenciario no estaba habituado a tratar con este tipo de población penal y, por ende, para ellos es muy complejo hacer frente a algo así, porque, si uno ve la realidad de otros países, comprende que un motín de este tipo puede terminar con un gendarme secuestrado o asesinado, para mandar un mensaje.

Agrupar a todos los integrantes de diferentes estructuras criminales, sobre todo a quienes están asociados a una megabanda, como el Tren de Aragua, y vincularlos con otros líderes de otras organizaciones, puede ser muy complejo, en la medida que no existan sistemas de segregación criminal y de regímenes penitenciarios efectivos, y que ello esté acompañado de la correspondiente inversión en infraestructura, en equipos de protección, entrenamiento, protocolos y tecnología para Gendarmería, a la altura del desafío.  

Es algo que se complejiza aún más cuando no se tienen los antecedentes criminales que los sujetos poseen en sus países de origen. Creo que lo que se pretende con esa medida es que líderes criminales extranjeros no se vinculen con líderes criminales nacionales, pero más allá de eso yo creo que el verdadero desafío es tener un régimen penitenciario que permita no solo la segregación, sino también garantizar condiciones especiales para que arrepentidos de estas organizaciones criminales estén seguros y de esa forma fracturarlas internamente.

Zeballos advierte, a ese respecto, que es necesario entender que la criminalidad opera ahora “como una especie de gran familia extendida” y que los viejos códigos carcelarios tuvieron un primer punto de inflexión en Chile durante el intento de fuga masiva desde el recinto Santiago 1, en 2020, donde reos pertenecientes a bandas rivales se unieron “alejándose de las estructuras tradicionales basadas en lealtades territoriales”. 

También señala que “una característica destacada ahora es la capacidad para movilizar masivamente a los reclusos, tanto dentro como fuera de las prisiones, utilizando equipos móviles y coordinando motines en varios módulos simultáneamente, trascendiendo barreras territoriales y nacionales. Este fenómeno fue evidenciado en 2020 en varios videos y audios difundidos en redes sociales, los cuales mostraron la transmisión en vivo del motín, aumentando el riesgo de que incidentes similares se produjeran en otros establecimientos penales”.

Video completo del motín en el patio N° 3 del Repas:



Publicidad

Tendencias