El Mandatario respondió con firmeza a las acusaciones de que los extranjeros reciben privilegios en salud y vivienda e instó a presentar casos concretos que respaldaran estas afirmaciones. A pesar del conflicto en el diálogo, se alcanzaron acuerdos sobre cómo abordar las demandas locales.
El Presidente Gabriel Boric sostuvo un tenso intercambio con dirigentas de la junta de vecinos de la población Silva Henríquez en Punta Arenas. La discusión surgió cuando las líderes comunitarias expresaron al Mandatario la percepción de que los extranjeros reciben privilegios en el acceso a ayudas estatales, especialmente en temas de vivienda.
El incidente tuvo lugar antes de la ceremonia de entrega de terrenos para la futura Biblioteca y Archivo Regional de Magallanes, que se ubicará en la ex Penitenciaría local, un evento al que asistieron organizaciones que expresaban diversas preocupaciones ambientales y sociales.
Durante la discusión, las dirigentas vecinales plantearon al Presidente Boric sus inquietudes sobre la contaminación del agua en la zona, vinculándola a las tomas cercanas donde reside una parte significativa de la población extranjera.
“Voy a ir de sorpresa para ver qué está pasando”, prometió el Jefe de Estado a las vecinas, mostrando disposición a abordar los problemas locales. Sin embargo, la tensión aumentó cuando las quejas derivaron en acusaciones directas sobre supuestas ventajas para los extranjeros en el acceso a la vivienda.
“Si nosotros los chilenos nos vamos al país de ellos, ¿nos darán las garantías que tienen ellos? Tienen casa, salud, todo gratis”, cuestionó una pobladora, desatando una respuesta firme de Gabriel Boric: “Eso no se lo voy a aceptar. A nadie se le está regalando nada de la nada.”
El Presidente desafió a las vecinas a presentar casos concretos que respaldaran tales afirmaciones: “Muéstreme un caso, nombre y apellido, y yo voy a verificar ese caso”. Ante la insistencia, reiteró que el mito de que los extranjeros reciben viviendas gratuitas por su condición no tiene fundamento.
“No me diga ‘yo tengo gente’, señora, dígame un caso”, instó Boric, enfatizando la necesidad de enfrentar los problemas reales y abordarlos como Estado. Finalmente, el diálogo derivó en acuerdos sobre cómo proceder respecto a las demandas planteadas por las dirigentas vecinales, reflejando un intento por encontrar soluciones consensuadas a las problemáticas locales.