Y acumulen más rabia y frustración de la que ya tienen. Eso dice la directora de la escuela de reingreso Nuevo Futuro de Concepción, que a fin de año se cierra por falta de financiamiento. De sus 120 alumnos, 50 saldrán de cuarto medio. Los otros 70 serán reubicados y puede que no sigan.
Mientras en Europa la Unesco promueve las escuelas de “segunda oportunidad” para los desescolarizados, acá las pocas oportunidades que hay se terminan por indolencia de las autoridades.
“Soy de religión sij; debido a eso es mi indumentaria. El turbante lo llevo siempre puesto. Solo me lo saco para dormir. Esa es una de las características que tenemos nosotros, los sij. Y fíjate que nunca desde que trabajo en Fundación Súmate, me he sentido ni discriminada ni excluida por mi atuendo. Por el contrario, creo que mi apariencia y mi forma de ser son elementos que me han permitido relacionarme mejor con los alumnos”.
Eso nos dice de entrada la educadora diferencial y magíster en Educación, Mónica Concha (59), quien es hasta fin de este año 2024 la directora de la escuela de reingreso Nuevo Futuro de Concepción, en la Región del Biobío. Un establecimiento que cuenta con 120 estudiantes que cursan desde séptimo básico hasta cuarto medio en la modalidad dos años en uno.
Son niños y niñas con experiencias de abandono escolar, rezago educativo e innumerables problemas económicos, sociales, familiares y, naturalmente, de aprendizaje. Muchachos y muchachas que han vivido experiencias de expulsión, discriminación y rechazo, a los que esta escuela ha logrado reencontrar y lograr que recuperen su derecho a la educación.
“Creo que trabajar desde la veracidad, la inclusión de todos y de todas, es coherente con mis signos de identidad como seguidora de la religión sij. Eso me conecta con los estudiantes porque a ellos, obviamente, les provoca mucha curiosidad no solo el turbante, sino conocer más de mis creencias y de mis viajes anuales a la India. Esa curiosidad inicial acerca”.
Mónica les cuenta que los sij creen en un solo Dios. Es decir, es una religión monoteísta nacida en la India, lo que la distingue en una tierra de creencias politeístas. “Lo central es que nos orientamos al servicio”, señala Mónica, quien además es instructora de yoga kundalini y focalizadora de danzas circulares y terapias complementarias. Mamá de tres hijos, amante de perros y gatos, tiene 35 años de trabajo pedagógico. Primero fueron 25 en la difícil área de la educación diferencial y luego una década en la educación de reingreso como directora de la Escuela Nuevo Futuro de Fundación Súmate del Hogar de Cristo. Una etapa riquísima que llegará a su fin este año.
“Son casi los mismos diez años de mi conversión espiritual, porque ella coincide con la creación de la Escuela Nuevo Futuro en 2013, originalmente en Lota y, pospandemia, acá, en la ciudad de Concepción. La fortaleza que tengo en este triste momento, sin duda, se debe a mi creencia”.
La educadora alude a una dolorosa decisión: el cierre de la escuela por falta de financiamiento. En marzo de 2025, la Nuevo Futuro será parte del pasado de unos 500 jóvenes que afortunadamente lograron terminar en ella su educación escolar obligatoria en estos diez años. También dejará cesantes a 21 trabajadores.
“La sostenibilidad de los establecimientos de reingreso depende de contar con un financiamiento especial, debido a la complejidad de trabajar con niños y jóvenes excluidos del sistema escolar. En este sentido, la creación de la Modalidad de Reingreso Educativo, aprobada por el Consejo Nacional de Educación en 2021, era una gran esperanza. Sin embargo, el Proyecto de Ley que crea la Subvención de Reingreso descansa en el Senado, después de ser aprobado en la Cámara, y está a la espera de que el Gobierno le ponga urgencia”, explicó en una desesperada carta a los parlamentarios la directora de Fundación Súmate, Paula Montes.
Lo más llamativo es que el Presidente Gabriel Boric y el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, asistieron al lanzamiento de un informe presentado en la sede de la Unesco en París, en el marco de la gira del Mandatario por Europa. Ambos celebraron el trabajo y Boric dijo que la educación es un derecho humano que los Estados deben asegurar. En el estudio se estima el costo que tiene para los países el abandono escolar y se da, como primera recomendación para revertirlo, la creación de escuelas de reingreso o de segunda oportunidad, como se les llama allá.
Acá, en cambio, se cierran por falta de financiamiento. Porque los parlamentarios ni siquiera saben que hay un proyecto de ley que busca crear una modalidad económica de reingreso, lo que les permitiría a estas escuelas contar con financiamiento estable y no tener que andar pasando el platillo cada año para poder sobrevivir.
-¿De qué manera ha tomado la comunidad escolar el cierre de este colegio: los alumnos, los profesores, los apoderados, tú misma?
-Ya se le comunicó a toda la comunidad educativa. Y se les fue comunicando paulatinamente a todas nuestras redes. Nosotros trabajamos mucho con Mejor Niñez y otras redes con las que llegan muchos chicos por sus procesos personales, familiares, judiciales. La verdad es que para todos ha sido súper triste. Tristeza y frustración son las dos emociones que han estado más presentes con distintas manifestaciones. Los chicos y sus apoderados todos los días me vienen a proponer soluciones para que la escuela no se cierre.
La educadora destaca que ella ha tratado de canalizar estos sentimientos en un objetivo: terminar el año con la misma calidad y dedicación de siempre. De los 120 estudiantes que tiene la escuela, 50 egresarán de cuarto medio. “Para los otros 70 estamos creando un plan de reubicación. Esa es una exigencia del Ministerio de Educación para hacer efectivo el cierre de la escuela. Tenemos que reubicar a jóvenes de entre los 15 a 22 años que están cursando séptimo y octavo y primero y segundo medio en formato 2 años en uno”.
-¿Cómo está resultando ese proceso?
-Es súper complicado, más que por sus capacidades cognitivas, por la disposición de otros establecimientos a trabajar con la parte emocional y de salud mental de nuestros chiquillos. Los nuestros son chicos y chicas que tienen una brecha importante en sus habilidades cognitivas. Con los que hay que ir trabajando día a día, porque algunos de ellos están vinculados al consumo de sustancias, tienen diagnóstico psiquiátrico y/o discapacidad intelectual. Nosotros estamos haciendo, con el equipo de inclusión de la escuela, un perfil de cada estudiante que recoja la mayor cantidad de información, para luego desarrollar un trabajo de hormiga y encontrar el mejor espacio educativo para cada uno.
La mayor preocupación de Mónica es que haya algunos –no sabe cuántos– que se resten y no sigan su trayectoria educativa. Abandonen.
“Mi angustia es que no encuentren un espacio acogedor como el nuestro y vuelvan a desescolarizarse. El Gobierno ha defendido que los alumnos con rezago escolar vayan a una EPJA (Educación de Personas Jóvenes y Adultas), como se llama a las escuelas para jóvenes y adultos, pero yo sé, estoy convencida, de que esos establecimientos no son lo que necesita un joven con las características de los nuestros”.
Lo que más frustra a la directora de la escuela Nuevo Futuro es “que lo más probable es que muchos chicos y chicas no sigan estudiando; son los que tienen marcadas historias de vulneración de derechos. Que han sido abusados; que, además de consumir, están involucrados con el narcotráfico; que son niños y niñas que no creen en nada. Así son muchos de nuestros alumnos, a los que con nuestro sistema hemos logrado que estudien, suban sus notas, vayan al teatro y se comporten excelente. Por eso, ellos nos respetan, porque nosotros los respetamos y creemos en ellos”.
Lo doloroso es que este cierre es para ellos una nueva decepción. Otra falla de los adultos. Una pésima performance de las autoridades políticas y de las prioridades ministeriales.
-Mónica, ¿qué efectos dejó la pandemia en los alumnos de la escuela Nuevo Futuro? ¿Sientes, como señalan muchos expertos, que para muchos jóvenes y sus padres la educación dejó de ser vista como una herramienta de progreso social y económico?
-Sí, eso se vio acentuado pospandemia. Esa tentación del éxito y del dinero fácil hoy por hoy es un mecanismo de validación para muchos jóvenes. Ser el más choro de todos dentro de sus entornos sociales se logra mediante la violencia, el tráfico, los asaltos. Nosotros en pandemia buscamos mantener el vínculo, no solo en lo curricular programático, sino en lo afectivo, en lo emocional, y logramos precaver en buena medida esas tentaciones.
La educadora se emociona cuando cuenta que esos jóvenes que terminaron cuarto medio con clases virtuales exigieron tener un acto presencial de cierre de su educación. “Para ellos era algo importante, significativo terminar su enseñanza media”. Y así como celebra lo bueno, lamenta lo malo.
“La pandemia causó estragos en la salud mental de los chicos y las chicas. Yo como educadora diferencial tengo el dilema del huevo o la gallina. ¿Qué es primero: el problema de salud mental o el consumo? ¿Es el consumo de drogas el que genera los problemas de salud mental o viceversa? Desafortunadamente, la vulneración de derechos de nuestros estudiantes viene desde siempre. Desde que estaban en el vientre de sus madres. Hay mucha negligencia asociada a su crianza, a su desarrollo. Son jóvenes con mucha rabia, mucha frustración, sentimientos que aplacan con el consumo de sustancias y que, a la larga, afectan su salud mental”.
Sostiene que al menos el 70 por ciento de sus estudiantes tiene problemas de salud mental y están siendo atendidos por alguna red especializada, tanto pública como privada, cuando los padres pueden pagar esa atención.
Sostiene Mónica Chacón:
“Es importante que el país, la sociedad y las autoridades entiendan que trabajar con diversidad no es lo mismo que trabajar con el gran porcentaje que se mueve dentro de la ‘normalidad’. Esto es mucho más complejo y oneroso; por eso, todos le hacen el quite. Cuando tu tarea es reparar a un ser que ha sido dañado toda su vida, los logros parecen tan menores en el contexto de una cultura exitista. Acá no sirve tener profesores que solo hagan clases. Tienes que contar con profesionales capacitados y comprometidos. Necesitas un equipo multiprofesional y saber crear un ambiente socioemocional acorde a la dura realidad de los chiquillos”.
Por último, la directora no teme por su futuro. Dice que ella estaba dándole vueltas a la idea de jubilar. Lo que lamenta es lo que pueda pasar con cada uno de los miembros de su equipo, aunque sabe que todos son profesionales de alta calidad que lograrán reubicarse. Y manda un último mensaje a las autoridades:
“No se puede pretender que estudiantes como los nuestros logren recuperar su derecho a la educación en una EPJA. Para trabajar con ellos se necesita un presupuesto mayor, otro clima socioemocional, otras herramientas. Mientras en el Ministerio de Educación no se convenzan de eso y no comprendan el valor de un programa educativo de reingreso y sigan pensando que es lo mismo que una escuela para adultos, seguiremos mal. ¡Dejen de pensar que todos necesitamos lo mismo! Equidad no es eso. En materia de educación, es dar a cada uno lo que necesita. Yo te aseguro que muchos de los chicos que están yendo a la escuela tradicional y que no avanzan y terminan por dejarla, en nuestra escuela lograrían egresar”. Y cita a una antropóloga francesa, que dijo que la educación había fracasado desde el momento en que dejó el afecto fuera del aula.