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Alfredo Moreno confía en avances de Comisión por la Paz: “Creo que hay algunas ventajas que tenemos” PAÍS

Alfredo Moreno confía en avances de Comisión por la Paz: “Creo que hay algunas ventajas que tenemos”

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“Esto es algo amplio, no es una cosa del Gobierno, sino que está respaldado por todos los partidos políticos que tienen representación parlamentaria. Y eso, creo yo, hace una diferencia importante”, afirmó el exministro de Desarrollo Social, respecto al trabajo de la Comisión para la Paz.


Según adelantó el Presidente Gabriel Boric en su última Cuenta Pública, en el mes de noviembre de este año la Comisión para la Paz y el Entendimiento debería hacer entrega de su informe final, luego de concluir las etapas de diálogo entre los distintos actores. El documento tiene como objetivo realizar un diagnóstico de la demanda de tierras del pueblo mapuche, para así recomendar reformas y mecanismos de reparación que impulsen un proceso de paz en las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

El copresidente de la instancia y exministro, Alfredo Moreno, enfatiza que este proceso tiene ventajas en comparación con los intentos de diálogo impulsados por los gobiernos anteriores, como la composición diversa de la comisión, la decisión de llegar a acuerdos por unanimidad y el estar realizando un trabajo por fuera de la contingencia política.

“Esto es algo amplio, no es una cosa del Gobierno, sino que es algo que está respaldado por todos los partidos políticos que tienen representación parlamentaria. Y eso, creo yo, hace una diferencia importante. Hemos logrado que desde su origen y hasta ahora no sea parte de la discusión política. Hoy día en Chile nos cuesta tanto ponernos de acuerdo. Y, sin embargo, esto lo hemos tratado de otra manera”, dice.

El extitular de la cartera de Desarrollo Social durante el segundo mandato de Sebastián Piñera, también se refiere a las declaraciones del abogado mapuche Salvador Millaleo, quien afirmó que la administración anterior “dialogó más con las comunidades de lo que hemos visto hasta ahora” y que la “sensación es que este Gobierno ha abandonado las banderas indígenas”.

-¿Qué le parecen este tipo de afirmaciones? ¿Comparte las declaraciones de Salvador Millaleo?
-Yo creo que lo cierto es que la situación en La Araucanía y en toda la macrozona sur es muy difícil, les ha tocado muy difícil en distintas etapas a los diferentes gobiernos. Nosotros en el Gobierno del Presidente Piñera, en la época que me tocó a mí, hicimos un esfuerzo genuino por tratar de avanzar en esto. El Presidente lo puso como una primera prioridad. Lo primero que hizo fue ir a La Araucanía en su primera salida fuera de Santiago.

Sin embargo, el exministro agrega: “Tuvimos el caso de Camilo Catrillanca, tuvimos bastantes problemas y partimos además de una situación muy difícil. Pero, más allá de comparar, creo que eso no nos lleva a mucho. Lo que es importante es que todos podamos juntar fuerzas en el objetivo de que Chile pueda superar lo que se vive en la zona desde hace ya tantos años”.

-Ha habido bastantes esfuerzos que han fracasado en mayor o menor medida hasta ahora. De acuerdo con el proceso que usted ha estado liderando en la Comisión para la Paz y el Entendimiento, ¿ve proyecciones de éxito en lo que se está haciendo?
-Esto es algo muy difícil. Tiene raíces muy profundas y de muchos años, pero creo que hay algunas ventajas que tenemos. La primera de ellas es que esto es algo amplio. No es una cosa del Gobierno, sino que es algo que está respaldado por todos los partidos políticos que tienen representación parlamentaria. Y eso, creo yo, hace una diferencia importante. Hemos logrado que desde su origen y hasta ahora no sea parte de la discusión política. Hoy día en Chile nos cuesta tanto ponernos de acuerdo. Y, sin embargo, esto lo hemos tratado de otra manera.

Moreno confía en que la diversidad de la comisión sea parte fundamental en el resultado: “La misma conformación de la comisión, con gente de izquierda, derecha, la mitad son mapuche, la mitad no lo son. Creo que hasta ahora tenemos esa fuerza que nos da el estar fuera de las discusiones políticas, donde todo siempre se convierte en una pelea. Aquí creo que entendemos que este es un problema importante que hay que resolver”.

Y agrega: “Y, por otro lado, la disposición que he visto en la gente de la comisión, pero también con las centenas de organizaciones que nos hemos juntado, que son comunidades mapuche de las cuatro regiones, con los líderes de los agricultores, con las empresas forestales, con las víctimas y asociaciones de víctimas. Con parlamentarios y alcaldes de cada uno de los lugares. La disposición que hemos encontrado es realmente de hacer el esfuerzo que sea necesario por superar esto, no cometer los mismos errores. Así que yo tengo esperanza y optimismo en que podemos salir adelante”.

También valora las coincidencias internas que han alcanzado para logar avances en que todos estén de acuerdo: “Hemos tomado la decisión en la comisión, a pesar de que eso no lo exige el decreto de funcionamiento, que cualquier cosa que propongamos va a ser por unanimidad. Y creo que eso es una manera de decir también, bueno, si nos pudimos poner de acuerdo nosotros, que representamos a muy distintas sensibilidades y muy distintos grupos, estamos proponiendo una solución que también puede hacerle sentido y puede ser una cosa valiosa para todos los grupos, que es lo que necesitamos”.

“El decreto dice que lo que nos piden es que propongamos una solución. Espero que sea una solución previamente dialogada con los distintos grupos y que tenga un apoyo mayoritario importante en todos ellos. Y eso es lo que estamos haciendo. Estamos intentando construir ese lugar común que tenga el apoyo mayoritario en los distintos grupos. Esto no es posible resolverlo si es que consideramos solamente un aspecto, o un grupo de personas, o una sola temática. Esto hay que mirarlo en su totalidad”.

-¿Cuál es su evaluación de las etapas que han desarrollado en la comisión, como los encuentros territoriales autoconvocados y los diálogos interculturales?
– Nosotros lo vemos como algo, en primer lugar, imprescindible. Aquí hay que dialogar con todos. No es posible comprender el problema si uno no mira lo que viven los distintos grupos. No se puede encontrar la solución si no se tiene un buen diagnóstico, y no hay un buen diagnóstico si uno no lo escucha todo.

Y, segundo, las soluciones tampoco están en un manual, hay que construirlas entre todos. Hay que buscar cuáles son esos lugares comunes donde la gente probablemente va a decir bueno, no es todo lo que yo aspiraba, no es todo lo que yo pensaba, pero es algo que es mucho mejor que lo que tenemos hoy día. Y además incorpora cosas que yo no sabía o que no había visto, pero que las aprendí con otros”.

Cuenta que han tenido más de 30 sesiones con gente de todos los sectores y de todos los grupos, mapuches y no mapuches: “Hemos tenido estos diálogos interculturales donde se juntan entre ellos los distintos grupos, pero con nuestra participación. Ahora estamos con los diálogos autoconvocados, donde cualquier grupo de personas se puede juntar y sugerirnos soluciones”.

Moreno también detalla que han estudiado lo que han hecho otros países, “porque hay que tener presente que esto no es una situación chilena”. “Ha habido pueblos originarios en todas partes y ha habido colonizadores europeos en muchísimas partes. Y hay que tener presente que en muchos lugares la situación es mejor que la que tenemos nosotros, a pesar de que los hechos que son los fundantes de los problemas fueron, no digo iguales, algunos más duros, otros menos duros, pero son de similar naturaleza y han encontrado mejores soluciones. Entonces, también estamos intentando aprender de eso”.

-¿Cómo ha sido la participación en términos numéricos?
-Hemos tenido numerosas comunidades de todos los sectores, de las cuatro regiones, también de lo que se vive en las zonas de la cordillera, del Valle Central, en la costa, en la zona de Chiloé. El mundo mapuche está sumamente extendido, no tiene un Estado, no tiene un gobierno, no tiene un solo representante. Son problemas que tienen algunas similitudes, pero también tienen muchas diferencias. Y comunidades hay muchas. Entonces, hemos intentado entender este problema, recoger las opiniones y los sentimientos de todos a lo largo de esa gran diversidad.

-¿Cómo se ha incorporado hasta ahora el hecho de que existan grupos territoriales que creen en la violencia como método de acción política?
-Yo diría que lo principal es que la inmensa mayoría de las personas mapuches y no mapuches están en contra de la violencia. Y más aún, la sufren. Porque aquí tenemos víctimas de todo tipo, ya sea porque han sido víctimas de un ataque o porque su vida se ve alterada por el miedo, por la imposibilidad de trabajar, por la imposibilidad de desarrollarse. Esto además ha sumido a las regiones donde está más alta la violencia en una espiral de pobreza y de deterioro.

Pero no hemos tenido contacto con grupos violentos. También algunas personas dicen bueno, de alguna manera hay que sumarle al esfuerzo de seguridad, también un esfuerzo por resolver el problema de fondo. Y poder distinguir entre solo las personas que pueden aducir la causa mapuche para estar en la violencia, de aquellos que lo están solamente por delincuencia. Porque aquí hay lugares donde el Estado se ha retirado y donde ha habido un enorme ingreso de narcotráfico, robo de madera y otros. Y donde se retira el Estado, siempre hay alguien que llena el vacío y ese siempre es el más poderoso, el que tiene el dinero, y eso lo tienen los narcotraficantes. Eso no podemos permitirlo, porque destruye la vida civilizada.

-Pero en términos más simples, hace unos meses se planteaba en el debate si la CAM debía estar sentada a la mesa o no. ¿Cuál es la opinión que tiene la comisión al respecto?
-Es que yo creo que esto hay que entenderlo en su complejidad. Lo que cualquier proceso de paz y entendimiento quisiera es que los grupos violentos dejaran las armas, se sumaran al diálogo pacífico. Eso es lo que se busca. Lo que se busca es tener soluciones que permitan que todo el mundo, a través de una solución legal, dialogada, en fin, pueda resolver sus problemas para beneficio de todos. Y la gente que está en la violencia, de alguna manera, se autoexcluye de eso, porque el diálogo es justo el inverso a la violencia. El diálogo es entender que mi opinión es tan válida como la de otro, que puedo aprender de otro, que podemos buscar una solución en conjunto.

Los que están en la violencia creen que ellos tienen tanta razón que, si no hacemos lo que ellos dicen, bueno, entonces me obligan. Me obligan a balazos, me obligan por la fuerza de las armas. No respetan, por lo tanto, la opinión de otros, solo la opinión de ellos es válida. Y, bueno, siempre la invitación es a que la gente se sume, pero naturalmente para eso hay que dejar la violencia.

-¿Qué podemos adelantar del informe en términos de lo que va a contener, también las formas de reparación que han estado evaluando?
-No podría adelantarme porque, más allá de mi opinión, aquí lo importante es la opinión del conjunto de la comisión. Somos ocho personas y hemos acordado que esto va a ser por unanimidad. Estamos precisamente iniciando ese proceso de ir llegando a los acuerdos e ir tomando todo lo que hemos aprendido para elaborar las soluciones.

Además, creo que es importante que esto sea en un periodo en el cual ya las elecciones hayan pasado. Requerimos como país un momento que sea un poquito más calmo para poder analizar en conjunto cómo podemos enfrentar esto y si lo que se nos está proponiendo es una mejor solución que la que tenemos. Si esto realmente es conducente a la paz, al progreso y al entendimiento entre los distintos grupos.

Esto también tiene que ver con un país diverso que tiene que avanzar. No solamente es un problema de tierra, es un problema de grupos que han sido históricamente discriminados, que han estado aparte, que quisieran ser parte de la sociedad. Entonces, es un proceso que tiene obviamente muchos aspectos. Seguramente nuestro informe va a incluir muchos de ellos, sin perjuicio de que, la comisión en su origen y en el acuerdo inicial que tiene en su conformación, deja de lado algunos aspectos que no nos corresponden a nosotros, pero que corresponden al Gobierno, que tienen que ver con la seguridad, con el Plan Buen Vivir, por ejemplo, las inversiones, el presupuesto.

Nosotros estamos en el tema más grande, llamémosle más de largo plazo, pero obviamente es muy posible que no solamente incluya temas de tierra o de reparaciones, sino que también otros elementos que ayuden a que esta relación sea diferente, y no solamente tiene un aspecto material, obviamente.

-Más allá del contenido, era dejar en claro que este informe también va a contener, por ejemplo, diagnósticos, propuestas, reformas, como que metodológicamente va a ser una estructura compleja…
-Si logramos esta unanimidad en las propuestas, se van a proponer soluciones para llevar adelante esta relación de una manera distinta, de una manera que permita enfrentar el siglo XXI. Salir de lo que hemos vivido hasta ahora. Que la vida de las personas, no solamente mapuche, sino que también no mapuche, estén mucho mejores que hoy día. Y que, además, esas cuatro regiones del país no solamente puedan vivir en paz, sino que adicionalmente a eso tengan una buena base para poder progresar y darles un camino de desarrollo a sus habitantes.

Así que, en lo que a nosotros nos corresponde y en aquellas cosas, como digo, que logremos la unanimidad, porque si nosotros no somos capaces de ponernos de acuerdo, bueno, es difícil que eso sea algo que cumpla con lo que mencioné al principio, previamente dialogado y que tenga un amplio apoyo en los distintos grupos. Hay algunos puntos que es posible que no logremos esos acuerdos, pero vamos a intentar llegar a todos y la disposición de los miembros de la comisión es excelente.

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