“El Faguax”, uno de los cabecillas de “Los Orientales”, que es buscado en Chile por trata de personas con fines de explotación sexual, secuestros y homicidios, se presentó en El Paso, Texas, diciendo que el Tren de Aragua lo quiere asesinar y por ello requería protección estadounidense.
A fines de abril pasado, en medio de la creciente crisis migratoria que presiona la frontera entre el estado de Texas (Estados Unidos) y México, un equipo de la policía de fronteras texana divisó a un grupo de migrantes que intentaba cruzar desde el sur hacia el norte, muy cerca del límite entre las ciudades de El Paso y Ciudad Juárez.
La aparición del vehículo policial causó una estampida de personas, que corrían por todas partes intentando evitar ser atrapadas, pero algo llamó la atención de los agentes: uno de los supuestos migrantes no solo no huyó, sino que además caminó en dirección a ellos y, con las manos en alto, se presentó:
–Me llamo Gabriel Rondón Díaz. Soy venezolano, pero vengo escapando desde Chile, pues allá pertenezco a un grupo criminal que se llama “Los Orientales” y me quiere asesinar otra organización, el Tren de Aragua. Quiero pedir asilo político en Estados Unidos —aseguró ante los sorprendidos oficiales, a quienes posteriormente dio a entender que su única opción de encontrar protección era Estados Unidos, dada la presencia del Tren de Aragua en prácticamente todos los demás países del continente.
Se trataba de “El Faguax”, uno de los cabecillas del grupo criminal “Los Orientales”, una de las organizaciones criminales transnacionales más violentas que ha llegado a Chile. Pero no es un delincuente más, sino el sujeto que está en el centro de la guerra entre el Tren de Aragua (TDA) y su grupo, la que ha dejado al menos 17 víctimas fatales en una seguidilla de ataques que se han registrado en distintas comunas, el último de los cuales se saldó con cinco muertos, en Lampa, caso por el cual ayer se efectuó el control de detención de un cuarto imputado.
Al momento de entregarse a las autoridades estadounidenses, “El Faguax” contaba con una alerta roja emitida por medio de Interpol, dado que en Chile registra una orden de detención vigente por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, además de estar indagado en varios secuestros y homicidios, en el contexto de la guerra con el TDA.
Obviamente los norteamericanos no solo desestimaron de inmediato la petición de asilo de Rondón, sino que además lo subieron a un avión y, sin mayores trámites, lo enviaron de regreso a Venezuela. En este momento se desconoce su paradero.
Según distintas fuentes consultadas por la Unidad de Investigación de El Mostrador, en “Los Orientales” Rondón es uno de los “papás”, como les dicen a los líderes máximos del grupo, además de otro sujeto solo conocido como “Rosman”.
Ambos, junto a otros individuos, llegaron hacia 2018 o 2019 a Chile, casi de la mano con el TDA. De hecho, “Los Orientales” también es una organización criminal transnacional nacida al interior de una cárcel, en este caso la de Puente Ayala, en la zona oriental de Venezuela.
Debido a ello llegaron a un acuerdo con el TDA, por medio del cual este grupo, que controla todo el sistema de “trochas” (pasos ilegales) desde Venezuela hacia el sur, les permitía utilizar dichas rutas en forma gratuita, a fin de trasladar a sus víctimas para ser explotadas en Chile, especialmente en Santiago.
Por cierto, las víctimas de “Los Orientales” son en su mayoría menores de edad, que eran engañadas para salir de su país y luego no solo sometidas a un trato inhumano en Chile, sino que –como lo explican fuentes que conocen de cerca al grupo– el maltrato era tan grande que varias jóvenes que posteriormente fueron “quitadas” a “Los Orientales” por parte del TDA dijeron a la policía y la Fiscalía que estaban “agradecidas” del Tren de Aragua, debido a que el trato de estos hacia ellas no era tan denigrante ni tan violento como el de los primeros.
Las relaciones entre los dos grupos se rompieron a inicios de 2022. Hasta esa fecha convivían en una relativa tranquilidad en el centro de Santiago, donde el TDA había dado “luz” (como llaman a las autorizaciones) a “Los Orientales” para explotar mujeres en varios edificios del centro de la capital, incluyendo la torre ubicada en Huérfanos 1400 (manejada por el TDA), a cambio de una “vacuna” semanal, es decir, un impuesto proporcional a las ganancias.
El TDA comenzó a sospechar que no les estaban pagando lo que a juicio de ellos les correspondía y, después de algunas conversaciones preliminares, los eventos se precipitaron: el líder operativo del TDA para Chile, el enigmático sujeto conocido como “Catire Santa Rita”, emitió un comunicado –viralizado en los WhatsApps de los miembros de la organización y también por redes sociales– indicando que ya no había “luz para nadie de subir mujeres para Chile” sin autorización de ellos (en el TDA, como se indicó, llaman “luz” al permiso que el grupo da para que otros realicen actividades ilícitas).
En otras palabras, se acababa la vía expedita y gratis para que “Los Orientales” traficaran adolescentes a nuestro país. Sin embargo, esa no fue la única notificación que les llegó: a mediados de ese año (2022), el Tren de Aragua decidió secuestrar a “Rosman” y “El Faguax”.
Aunque los tuvieron por pocas horas, el mensaje fue muy claro. Los secuestrados aceptaron pagar una “vacuna” mayor a la anterior y, además, entregaron una suma no determinada a sus captores, a cambio de su libertad.
Sin embargo, cuando volvieron a las calles, “Los Orientales” no solo no pagaron lo comprometido, sino que se cobraron venganza, asesinando al jefe de la “Plaza de las mujeres” del TDA en Santiago, Frankeixis Vargas. Ese homicidio dio paso a una orden del Tren de Aragua: “Rosman” y “El Faguax” debían ser eliminados.
La noche del 30 de junio de 2022, dos sicarios pertenecientes a “La Dinastía Alayón” (grupo asociado al TDA) atacaron un Suzuki que “El Faguax” utilizaba habitualmente, en Puente Alto. Sin embargo, como queda en evidencia en un video que grabaron en el sitio, los asesinos se equivocaron y asesinaron a dos miembros de “Los Orientales” de menor “categoría”.
Luego hubo tiroteos con víctimas fatales en Estación Central y Temuco, hasta que el año pasado cinco miembros de “Los Orientales” fueron ejecutados en una fiesta privada en una parcela de Batuco (comuna de Lampa). Es por ello que –como informó en exclusiva El Mostrador– la policía cree que el quíntuple homicidio ocurrido en otra parcela de la misma comuna, a mediados de este mes, fue una venganza de parte de “Los Orientales” en contra de sujetos pertenecientes a “La Dinastía Alayón”.
Quizá la investigación más exhaustiva respecto de “Los Orientales” es la que llevan desde hace dos años la fiscal Carolina Suazo (de la Fiscalía Centro Norte) y la Brigada Investigadora de Trata de Personas (Britrap) de la PDI metropolitana. Aunque ni la fiscal ni el prefecto José Contreras (jefe de la Britrap) quisieron referirse a lo ocurrido con “El Faguax” en Estados Unidos, apelando a las diligencias relativas a su ubicación, sí explicaron lo que se sabe hoy del grupo.
Al respecto, la fiscal Suazo detalló que la organización criminal operó entre enero de 2021 y diciembre de 2022 en Santiago, explotando principalmente a víctimas menores de edad, “con un marcado acento en la violencia utilizaba para la comisión del delito, a fin de mantener a las víctimas en la situación de explotación”, explicó.
Según dijo, “la investigación se inicia producto de que dos de las víctimas menores de edad lograron escapar de la situación en que se encontraban, porque se les ocurrió salir con un bolso del departamento (donde las explotaban) indicando que iban a lavar la ropa, pero en realidad salieron del edificio donde eran mantenidas y lograron llegar a una unidad de la Policía de Investigaciones, donde señalaron que eran mantenidas en un departamento donde debían prestar servicios sexuales a distintos clientes, constatándose que efectivamente eran víctimas de trata de personas”.
La indagatoria encargada a la Britrap arrojó datos impresionantes: “Se pudo establecer que la organización mantenía al menos en forma permanente 40 víctimas en situación de explotación sexual” y ello generó ganancias millonarias. Un informe de la Brigada de Lavado de Activos de la PDI estima que, en los casi dos años de operaciones de la banda, esta generó más 4.320 millones de pesos, vale decir, más de 2 mil millones anuales, dinero que posteriormente incorporaban a la economía formal por medio de diversos mecanismos.
El tamaño del grupo también era (y es) considerable, pues solo en esta investigación hay 15 formalizados, pero no es lo único llamativo del caso, ya que –por primera vez en el país– dos clientes del grupo fueron formalizados y condenados, por el delito de obtención de servicios sexuales de menores de edad en contexto de trata de personas.
Uno de ellos, que fue acusado de este delito en forma reiterada, recibió una pena de 5 años de presidio, y el otro, que solo fue acusado de un hecho, casi 1 año y medio. Ambos quedaron sujetos a libertad vigilada.
El prefecto Contreras precisa que la gran diferencia entre “Los Orientales” y otras organizaciones criminales transnacionales es que “el perfil de ellos era buscar víctimas vulnerables bajo la figura del engaño, un engaño bien solapado, y víctimas mayoritariamente menores de edad”.
Según puntualiza, las menores –como se ha visto en otros casos– eran ofrecidas por medio de publicaciones en redes sociales y a través de algunas plataformas web y, debido a que la organización se quedaba con prácticamente todo el dinero que ellas generaban, tanto por el cobro de la “vacuna” diaria (es decir, un porcentaje de las ganancias), como por el cobro de la “multa” (como llaman al costo del viaje desde Venezuela o Colombia a Chile), cercano a los 4 millones de pesos, es que las ganancias alcanzaban las cifras ya mencionadas.
A ese respecto, el oficial comenta que “este fenómeno criminal de la trata de personas, vinculado al paraguas del crimen organizado, es un delito que generalmente se invisibiliza a nivel mundial, pero genera réditos importantísimos para estas estructuras criminales, que ven una oportunidad de negocio en este flagelo, distinto a lo que hegemónicamente estábamos acostumbrados a ver en Latinoamérica, el narcotráfico o la narcocriminalidad”.
La persecutora explica que el lavado de activos de “Los Orientales” se efectuaba “por medio de dos tipologías fundamentales”, una de ellas, “bastante habitual”, consistía en la transferencia de dinero entre diferentes cuentas bancarias pertenecientes a los distintos integrantes de la organización.
Al respecto, el prefecto Contreras agrega que para muchos de esos movimientos “Los Orientales” arrendaban documentos de identidad chilenos, a fin de dificultar la trazabilidad del dinero, sobre todo del que era enviado en pequeños montos hacia Venezuela.
La otra modalidad, indica la fiscal Suazo, “que también es una tipología de lavado que habíamos observado con anterioridad, es la adquisición de bienes muebles, en este caso vehículos, motos o vehículos tipo citycar”, muchos de los cuales se usaban para efectuar delivery o como vehículos de aplicaciones de transporte.
Tanto la fiscal como el prefecto señalan que existen varios sujetos prófugos en la investigación, que está próxima a terminar, pero declinaron referirse a la situación de “El Faguax”, apelando a las diligencias relativas a su ubicación.
El Mostrador también se comunicó con la sección de prensa del Homeland Security de El Paso, en Estados Unidos, desde donde finalmente no entregaron información oficial al respecto.