PAÍS
Tras un fin de semana de incertidumbre, Gendarmería finalmente confirmó que el empresario vitivinícola ingresó al módulo 86 del penal, una sección especial destinada a primerizos, tercera edad y condenados por delitos sexuales.
La tarde del viernes pasado, al igual que la semana anterior, el ingreso de Eduardo Macaya al penal concesionado de Rancagua se tomó la agenda noticiosa, debido a la denuncia por una serie de privilegios que habría tenido el empresario tras ingresar al recinto, detalles que reveló la Unidad de Investigación de El Mostrador.
Luego del cambio de medidas cautelares, decretado por el Tribunal Oral en lo Penal de San Fernando el viernes alrededor 18 horas, la atención periodística se concentró en averiguar si Macaya volvería a la unidad de salud –donde había estado en una habitación individual, con baño privado y destinada a mujeres–, o sería derivado de inmediato a otra dependencia al interior del penal.
El cambio de cautelar a prisión preventiva, decretado de forma unánime por un eventual peligro de fuga, dejó varias interrogantes sobre la mesa. Anticipándose a cualquier sorpresa, el Tribunal ordenó a Gendarmería que informara, en menos de 24 horas, el lugar dónde sería ingresado el condenado, previa evaluación médica para determinar su condición física y psicológica.
Eduardo Macaya ingresando con frazadas a la cárcel la vez pasada.
A esa hora, según expresó el mismo abogado de Macaya, Sergio Salas, era poco probable que el empresario fuera derivado a otra unidad que no fuera el hospital penal. “Es la misma hora que cuando tuvo que ingresar la vez pasada, ¿dónde creen que va a ingresar ahora? Al mismo hospital hasta que lo evalúe un médico el lunes y lo mande al módulo que corresponde”, señaló, aumentando la incertidumbre.
Gendarmería, sin embargo, confirmó a El Mostrador que el empresario acusado de dos delitos de abuso sexual contra menores ingresó el mismo día viernes, tras el debido proceso de clasificación, directamente al sector de Reclusión Especial de Imputados Media-Baja, el denominado módulo 86.
La sección de Reclusión Especial de Imputados Media-Baja es un complejo que abarca al menos tres módulos, entre el 83 y el 86, un lugar donde Gendarmería ingresa personas de menor clasificación criminógena, entre ellos los primerizos, adultos mayores, aquellos que puedan tener problemas con otros reos y los acusados por delitos sexuales, particularmente, los violadores.
Se trata de un ala de cuatro módulos al interior del complejo, cada uno con su respectivo patio o cancha de baby-fútbol, que confluyen en una unidad central o “pecera” dónde se ubica la sala de monitoreo de cámaras de Gendarmería.
Las celdas pueden recibir a dos reos, pues cuentan con dos camas de concreto cada una –independiente que en algunos casos sean ocupadas por más internos debido a la sobrepoblación penal– y están habilitadas con un pequeño baño privado y ducha. Todas se ubican en el segundo y tercer piso de cada módulo.
Dado el régimen interno, el horario de desencierro comienza a las 8:15, luego viene el desayuno, un tiempo de patio, y alrededor de las 10 de la mañana los internos quedan a disposición de las actividades de reinserción, como talleres laborales de manualidades en cuero, construcción o maderas rústicas.
En el primer piso se ubican los baños comunes, comedores y salas.
Dentro de la unidad penal de Rancagua se encuentran recluidos otros personajes conocidos, como Mauricio Hernández Norambuena, el “Comandante Ramiro”, exlíder del Frente Patriótico Manuel Rodríguez condenado por el asesinato del senador de la UDI, Jaime Guzmán; Francisco Solar, involucrado en el mediático caso bombas y sentenciado a 86 años de prisión, así como el exalcalde de Rancagua, Juan Manuel Muñoz, imputado por malversación de caudales públicos.
