El otrora “rey del tongo” ejerce un poder sin contrapesos en Coquimbo, con la farándula política como gancho comercial. Roberto Dueñas ha sido acusado de “negligencia civil periodística y comunicacional”, pero aquello lo trae sin cuidado. Asegura venir de las “grandes ligas del pelambre” nacional.
La fecha es el 27 de noviembre de 2019. En medio de la controversia sobre el uso de balines por parte de Carabineros, Roberto “Peluche” Dueñas salió a criticar duramente a los jueces que fallaron a favor de que las policías se abstuvieran de usar “armas letales”, debido a los casi 200 casos de traumas oculares ocurridos hasta esa fecha. El dueño de Mi Radio estaba desencajado.
–Los hijos de los Carabineros en los colegios lo están pasando pésimo por culpa de ustedes, señores jueces y fiscales; los insultan, “que tu papá es un paco tal por cual”, y ustedes sentados en un sillón, firman y les cortan las manos, le quitan la tijera al peluquero –dijo en su programa radial, que aún puede verse en Facebook.
El otrora “rey del tongo”, exesposo y manager de la vedette Marlen Olivari, expuso en vivo que uno de los jueces tenía a su hijo en el colegio San Joaquín, repitiendo varias veces el nombre del establecimiento, y aclarando que se trataba de un estudiante de segundo medio. “Le estoy hablando a usted, don Juan Carlos”, comentó sobre uno de los jueces firmantes.
–Si ustedes no se ponen los pantalones –continuó–, nosotros como ciudadanos los vamos a obligar a que se los pongan y, si no se los quieren poner, agarren sus cosas y váyanse. Yo no sé si llegan tranquilos a sus casas en la noche.
La figura de Dueñas hacía rato que generaba rechazo en sectores vinculados a las movilizaciones sociales, al asegurar que el caos se acabaría con la presencia de militares en las calles. Por eso había rayados en su contra en el centro de La Serena y algunos hasta quemaron “peluches” durante las protestas, en alusión al antiguo sobrenombre del animador.
Pero lo que impactó más a la audiencia fue la explícita incitación al odio en contra del juez Juan Carlos Espinosa y su hijo, un estudiante que no tenía arte ni parte en el asunto. Lo que vino después, cuenta una persona que estuvo ese día allí, fue una “bomba atómica de amenazas por WhatsApp”.
“Lo mínimo que nos decían es que vendrían a quemar la radio”, cuenta un extrabajador.
Varios auspiciadores llamaron a la emisora propiedad de Dueñas pidiendo que este se alejara de los micrófonos, recuerda una periodista, al punto que tuvo que congelar su participación en varios programas. La radio tuvo que cambiarse de domicilio y Dueñas terminó formalizado por delitos contra la autoridad y amenazas a un menor de edad. La causa todavía está vigente y tiene prohibición de acercarse a las víctimas.
–Como es costumbre mía, me salí de madre –dijo después en la radio.
Roberto Dueñas Dujovne llegó de vuelta a la Región de Coquimbo en un antiguo Mercedes Benz que, pese a los años, dejaba traslucir todavía algo de sus tiempos de gloria. No fue el retorno clásico del tipo exitoso, dicen, sino el regreso de alguien que busca una segunda oportunidad en su propia tierra.
“Volvió con una mano adelante y otra atrás”, coinciden varios que lo vieron aterrizar el año 2015 en la radio Montecarlo, una emisora propiedad de uno de los personajes más recordados de los programas infantiles de los años ochenta: Domingo Sandoval, el Tío Memo de “Los Bochincheros”.
Dueñas regresaba a La Serena, la ciudad donde nació en el año 1963, dejando atrás un pasado turbulento: un matrimonio con la vedette Marlen Olivari, una boda transmitida a todo Chile por un canal de televisión, su consolidación como ícono de la farándula y una acusación por abuso sexual de una modelo paraguaya, en 2011, de la cual resultó absuelto.
–Llegó muy humilde, con un espacio que se llamaba “Los Dueños de la Tarde”. Quería hacer algo nuevo en medios y le abrieron las puertas. Venía como en la onda de reinventarse. Eso fue lo que vendió. Y en un principio fue así –recuerda Rocío Barraza, periodista que trabajó en la radio con él.
Dueñas llegó con auspiciadores nuevos y el programa empezó a consolidarse en audiencia. Su estilo era directo, sin filtros ni concesiones, muy en la línea con la comunicación explosiva que dispara sin control. Una mezcla, dicen, entre Eduardo Bonvallet y Rodrigo Sepúlveda. “Muy cargado al adjetivo”, explica otro hombre de radio.
En paralelo, el conductor armó otro programa en la señal de una emisora comunitaria, un espacio donde comenzó a trazar las primeras líneas de lo que sería su emisora llamada Mi Radio, asociándose con su amigo Juan Pablo Madrid y armando su propio equipo de colaboradores.
Su idea era generar un proyecto cercano a la gente, con reporteros en la calle y cobertura de servicios, replicando el modelo de los grandes medios de comunicación de Santiago. Para eso convocó a meteorólogos, noteros ciudadanos y hasta instaló sus propias cámaras de seguridad, alternativas a las de la Unidad Operativa de Control de Tránsito.
“La única manera de ganarles a las radios de la Región Metropolitana era entregarle a la gente información local, no había otra manera. Ellos podrán tener muchas cosas, pero no saben lo que está pasando en calle Balmaceda y Aldunate”, comentó hace un tiempo en una entrevista.
Además de contar con auspiciadores, tema casi prohibitivo en este tipo de emisoras, la radio tenía inexplicablemente un rango de cobertura mayor, situación que despertó las sospechas de otras radios que reclamaron en la Intendencia, intentando aclarar por qué la emisora se escuchaba en toda La Serena.
–Al inicio fue totalmente ilegal, porque era una radio comunitaria. La gente de la Archi venía a reclamar y también de la radio Montecarlo, que era competencia directa. Entonces ellos venían y planteaban estos problemas –asegura una alta fuente de la Intendencia en ese entonces.
Independientemente de las sospechas, Dueñas logró instalar un segundo programa en las mañanas, con un estilo más informativo, dándoles énfasis a las noticias policiales, los análisis de coyuntura y los comentarios de tránsito. “Tacos, choques y política”, resume otra fuente.
Es en este formato donde se siente más cómodo y descubrió un nicho que comenzó a explotar comercialmente. A medida que aumentaba la audiencia, las marcas empezaron a interesarse. Primero fueron las grandes empresas locales, como las automotoras Callegari y Carmona, luego las multitiendas y supermercados, y finalmente las transnacionales de la minería: el proyecto Dominga, de Andes Iron, y Pelambres, de los Luksic.
El comienzo fue como esos primeros pololeos de juventud, cuando el novio se muestra amable, empático y comprensivo, pero, al cabo de un tiempo y ante la menor provocación, asoma su verdadera personalidad.
En el caso de Dueñas, aseguran varios extrabajadores, el cambio coincide con el traslado de domicilio de la radio, pasando de una modesta casa de dos pisos, en calle Regimiento Arica, al centro empresarial de la ciudad de La Serena. Un giro de 180 grados.
–Ya no era el tipo que había llegado con la cola entre las piernas, sabía que tenía poder y empezó a ejercerlo –recuerda Rocío Barraza.
La periodista había llegado por segunda vez a trabajar con Dueñas, como rostro ancla de varios programas, entre ellos, el nuevo matinal de la estación radial. El “jefe buena onda” que almorzaba con los trabajadores, recuerda, había dado paso a un empleador que ahora se reunía con empresarios y políticos en restaurantes.
Son varios los extrabajadores de la radio que no se atreven a entregar su testimonio con nombre y apellido –“la ciudad es pequeña y ‘Peluche’ tiene mucho poder”, dicen–. Los exempleados reconocen que el empresario terminó marcando sus carreras de manera traumática.
–Cuando anda buena onda es un encanto, pero si lo pillas atravesado es un energúmeno, una bestia, como ese típico director de televisión antiguo que es medio rayado, gritón y termina echando puteadas a medio mundo –recuerda un trabajador.
Otro experiodista de la radio cuenta que sufrió acoso laboral, con jornadas extenuantes de siete días a la semana, múltiples funciones y sin siquiera recibir el pago de horas extras. “Créeme que si en ese tiempo hubiera estado la Ley Karin, lo hubiera denunciado”, asegura.
–En mi proceso de desvinculación, esta persona (Dueñas) me chasqueó los dedos y me dijo que, si él quería, yo no volvía a trabajar en ninguna radio de la región. Lo mismo hizo con otros compañeros. Siempre con voz amenazante y golpeando la mesa –agrega.
Los retos a periodistas, recuerda otra extrabajadora, se escuchaban en toda la oficina. “Eso nadie lo puede negar, era evidente”, comenta. “Pero lo que más me incomodaba era el miedo que generaba en los trabajadores. Cuando terminaba un programa todos empezaban a correr. Yo decía ‘pero si este tipo no es Dios’. He trabajado en muchas partes, pero nunca vi un clima laboral así”, acota.
Para Rocío Barraza el ambiente era muy de secta. “Generalmente busca perfiles de gente sumisa, de origen humilde, y les vende la pomada de que hay una fila de personas esperando el trabajo, que hay que camisetearse, darlo todo, 24/7, y uno termina creyéndose el cuento”, dice.
Fue tanta la presión que sintió Barraza en el trabajo que terminó con una licencia por estrés laboral, luego de que Roberto Dueñas le pidiera que regresara de sus vacaciones, debido a la efervescencia generada posestallido social.
–Me dijo que todos mis compañeros estaban con turnos de trabajo y que yo era la única que estaba de guata al sol. Fue tanta la presión y el discurso que uno tiene internalizado que interrumpí mis vacaciones legales y regresé a La Serena.
Fue una pésima decisión, recuerda. Dueñas tuvo que “congelar” su participación en la radio, luego de las amenazas al juez Espinosa, desplazándose todo el rencor público a los periodistas que continuaron trabajando en la radio.
Barraza incluso tuvo que cerrar su Instagram, después que le enviaran a la red social la dirección de sus padres y una foto con la patente de su auto. “La gente decía que éramos cómplices y que donde nos pillaran nos iban a reventar”, cuenta. Fue tal el nivel de angustia que despertaba en las noches y se ponía a vomitar. La isapre determinó que lo suyo era una enfermedad generada en el trabajo y derivó su caso al Instituto de Salud Laboral.
“Se verifica exposición a factores de riesgo de tensión psíquica en el ejercicio del trabajo, derivados de un liderazgo disfuncional expresado en un trato indebido en la relación laboral”, especificó el informe sicológico.
Cuando regresó al trabajo, luego de la licencia médica, Dueñas le preguntó si se le había pasado “el berrinche”. Barraza no podía creer lo que acababa de escuchar y entendió que sus días en la radio estaban contados. “Ya no tengo nada más que hacer acá”, pensó. Poco tiempo después, fue desvinculada de la emisora.
Roberto Dueñas comenzó a consolidar el negocio cuando abandonó la frecuencia comunitaria y arrendó una señal a radio La Clave, intentando consolidar un proyecto multiplataforma que incluía no solo la radio –luego se compraría otra– sino también un canal de televisión.
El perfil enfocado en servicios ofrecidos por el medio, con trabajo en terreno de noteros y una red de cámaras para monitorear el tránsito, llamó la atención de taxistas y colectiveros, y se expandió rápidamente en los sectores populares.
Dueñas se transformó en el rey de la mañana, captando el espíritu de los matinales televisivos, y comenzó a tomarle el pulso al debate público. Allí encontró un nicho que comenzó a explotar, mezclando su experiencia pasada en un terreno aparentemente fértil: la farándula política.
–Cuando descubre esto, le empieza a ingresar más dinero y comienza a vincularse con distintas esferas de poder, empresarios y políticos, además de familias históricas de la región. Así le van llegando nuevos auspicios y empieza a dimensionar un modelo de negocios –cuenta otro comunicador radial que trabajó con él.
La radio también funciona como plataforma política. Por ella han pasado, en calidad de panelistas o invitados frecuentes, el diputado Juan Manuel Fuenzalida (UDI); el actual concejal de La Serena y candidato independiente al municipio, Félix Velasco; el exfutbolista Víctor Hugo Castañeda, dos veces candidato a la alcaldía de La Serena; el actual candidato a alcalde del mismo municipio, Marcelo Telias; y el triunfador de las últimas primarias de Chile Vamos para gobernador, el meteorólogo Cristóbal Juliá.
Todos ellos han acompañado a Dueñas en sus programas, sin lograr opacar el estilo de conducción del animador, frontal y sin rigor, que en varias ocasiones lo ha llevado a perder los estribos en vivo. Dueñas siempre juega al límite –lo sabe– y a veces queda literalmente offside. El caso del juez Espinosa es una muestra de aquello, pero no la única.
El 8 de junio de 2021, el exrostro de la farándula criolla atacó en su programa al entonces diputado –actual senador– Sergio Gahona (UDI) por un proyecto de ley que contemplaba la prohibición de ingreso a territorio nacional de mercancías provenientes de colonias ilegales en territorios ocupados, todo en el marco del conflicto palestino-israelí.
El comunicador, de origen judío, aprovechó la ocasión para generar su propia “guerra santa” en la región, acusando a Gahona de meterse en “temas que no le corresponden” y de haberse “lavado las manos” en el desfalco conocido como “Papaya Gate”. El senador respondió presentando una querella por injurias y calumnias.
Fuentes cercanas al parlamentario de la UDI expresaron que la acción judicial obedeció a “un ataque despiadado, furibundo, donde al parlamentario se le imputaron una serie de delitos, acusándolo de recibir financiamiento del mundo árabe, sin ninguna prueba que pudiera documentar sus dichos, refiriéndose en términos muy insultantes y sin derecho a réplica”.
Detrás de estas acusaciones incriminatorias, aseguran varios entrevistados, se escondería una estrategia –para algunas perversa– que raya en la extorsión. Esta es: atacar permanentemente a alguna autoridad con la finalidad de que esta financie a la radio con el objeto de evitar el constante escarnio público. Algo similar a lo que hacía el Sinchi, el inescrupuloso locutor radial de la novela Pantaleón y las visitadoras, de Vargas Llosa.
–Es una especie de tiranía extorsionadora. Te hace pebre todos los días, a cada rato, hasta que llega a un acuerdo económico con la persona a quien ataca. Después le pasan las lucas y no vuelve a tocar el tema. Es un mercenario de las comunicaciones –afirma un antiguo locutor radial.
En el último año –según antecedentes recogidos por el sitio Lupa Política–, Signal Media SpA, la empresa de Dueñas –hoy en manos de su esposa, Alejandra Mery– se adjudicó 14 proyectos en distintos municipios de la región, como Coquimbo, Illapel, Ovalle y Paihuano, recibiendo alrededor de 40 millones de pesos en diversas gestiones de difusión.
El actual alcalde de La Serena, Roberto Jacob, también demandó a Dueñas, a mediados del año 2022, por “daño moral y patrimonial”, acusándolo de “negligencia civil periodística y comunicacional”, debido a una serie de reportajes elaborados sobre la base de informaciones que, asegura, carecen de veracidad. “Su conducta se arrastra por años y se ha intensificado este último tiempo”, señala la acción judicial.
En el escrito se detallan, de manera precisa, días, hora y minutos que habría ocupado Roberto Dueñas en denostar al alcalde, afectando su “honra, reputación y causándole una serie de daños morales y patrimoniales”, situación que llevó a Jacob a exigir una indemnización de 300 millones de pesos. Finalmente las partes llegaron a un acuerdo y la causa fue archivada en noviembre de 2022.
El 18 de marzo de este año, el conductor nuevamente fue requerido ante los Tribunales de Justicia, después que el municipio de Monte Patria presentara un recurso de protección producto de una “campaña de deshonra” en contra del director de Salud de la municipalidad, tras la muerte de una menor en la comuna.
Dueñas aseguró en la radio que la víctima había fallecido por una negligencia y que, pese a su responsabilidad en el caso, el director de Salud había sido ratificado en el cargo, cuando lo que correspondía era que estuviera preso. “Todo ello sin mediar una investigación previa de antecedentes, vulnerando la honra del funcionario e inclusive su presunción de inocencia”, señala el documento judicial.
–Cuando faranduliza situaciones como el fallecimiento de una menor, siento que le falta el respeto a la familia, primero, y después a todo el sistema –dice el alcalde de Monte Patria, Cristián Herrera. El jefe comunal asegura tener serias dudas respecto a si los niveles de ensañamiento tienen que ver o no con los recursos distribuidos en avisajes a su medio. “Nosotros no le hemos puesto dinero y así nos trata como nos trata”, dice.
–Uno podría hacer una relación para saber si quienes le aportan son tratados de manera distinta o no. Pero lo que sí tengo claro es que nosotros no le pondremos recursos, mientras la manera de abordar los temas sea banalizando situaciones complejas –agrega.
Hay otros políticos, como el senador por la Región de Coquimbo, Matías Walker, que le celebran todo. “Mi Radio es uno de los medios de comunicación más relevantes de la región, como radio Bío Bío a nivel nacional. Roberto tiene un rol fiscalizador y es muy ecuánime en las críticas a distintos alcaldes, pese a tener algunos litigios con algunas autoridades. Y, en lo personal, no tengo ningún acuerdo económico con la radio”.
Roberto Dueñas fue contactado por El Mostrador para contrastar la información recopilada en este reportaje. Sin embargo, al cabo de unos minutos, cortó el teléfono aduciendo que las fuentes consultadas por este medio eran solo personas que hablaban “pestes” de él.
–Vengo de las grandes ligas del pelambre. Me despertaba a las mañanas y me hacían pico en Las Últimas Noticias, en los matinales, en todos lados. Soy de la farándula dura, no soy un potrillo, escriban lo que quieran –comentó, antes de colgar.
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