El investigador en crimen organizado explicó que el crimen organizado emergente sigue un patrón esencial: primero, controlar territorio y, segundo, mantenerse en ese territorio a largo plazo. “En la lógica de permanecer en el tiempo, el reclutamiento temprano de menores” es clave, dijo.
El investigador y consultor internacional en crimen organizado, Pablo Zeballos, autor del libro Un virus entre las sombras: la expansión del crimen organizado y el narcotráfico en Chile, advirtió que la creciente crisis de seguridad en Chile, alimentada por el crimen organizado, “pone en riesgo la democracia y el estado de Derecho”. Zeballos también reveló la preocupante tendencia de las mafias a captar menores de edad para sus delitos, agravando aún más la situación.
Zeballos comenzó señalando que, aunque la situación ha mejorado levemente, Chile aún no ha dimensionado completamente la gravedad de la emergencia criminal que enfrenta. “Al inicio, cuando empezamos a enfrentar esta emergencia criminal muy violenta, que asociamos a criminalidad organizada, en algunos casos lo era, en otros no, había una tendencia a llevar a una especie de política trinchera, buscando culpables históricos de la crisis en la que nos encontramos”, comentó en conversación con Al Pan Pan con Mirna Schindler.
El experto destacó que, en otras zonas de América Latina, la criminalidad no solo ha generado altos niveles de violencia, sino que también ha amenazado la democracia y el estado de Derecho. “En Chile, tenemos esta sensación de que somos diferentes o superiores y que podemos enfrentar todo sin problemas. Pero vivimos un momento distinto, un momento complejo, y es crucial entender la magnitud del problema”, advirtió.
Zeballos explicó que el crimen organizado emergente sigue un patrón esencial: primero, controlar territorio y, segundo, mantenerse en ese territorio a largo plazo. “En la lógica de permanecer en el tiempo, el reclutamiento temprano de menores se convierte en uno de los mecanismos predilectos del crimen organizado”, señaló.
Este fenómeno no es exclusivo de Chile, sino que también se observa en otras partes de América Latina y Europa. “El reclutamiento significa incorporar a los niños a la estructura criminal o apadrinar estructuras ya existentes. En América Latina, y cada vez más en Chile, los niños provenientes de realidades de migración se encuentran en una especie de marginalidad identitaria, lo que los hace más vulnerables a unirse a pandillas que el crimen organizado considera útiles para su lógica de permanencia”, explicó.
Zeballos también hizo hincapié en la responsabilidad del Estado en proteger a los menores de estos peligros, subrayando que el Servicio Mejor Niñez y el Sename han sido invisibilizados en este aspecto. “En los centros de internación provisoria, a menudo encontramos niños que han cometido infracciones de ley junto a adultos que cometieron delitos siendo menores. Esta vinculación y el potencial contagio criminógeno son situaciones que debemos abordar ya como sociedad”, enfatizó.
El investigador concluyó que la crisis de seguridad en Chile no solo debe ser vista a través de la lente de lo que sucede en las cárceles de adultos, sino también en lo que ocurre en los centros de internación de jóvenes. “Es un problema profundo y complejo que, si no se aborda adecuadamente, continuará erosionando nuestras instituciones y el tejido social”, advirtió Zeballos.