Jorge Selume observa síntoma de trastorno “borderline” en estallido social de 18-O [+Política]

El exdirector de la Secretaría de Comunicaciones (Secom) del Gobierno de Sebastián Piñera, Jorge Selume, que fue testigo presencial del estallido social de 2019, recientemente lanzó el libro titulado Tiempos Mejores. Un relato personal sobre la política, el poder y de cómo (casi) todo se va al carajo (Planeta, 2024), donde revela detalles inéditos de cómo se vivió en La Moneda aquel periodo.

En entrevistas con +Política de El Mostrador, Selume describe la crisis del 18-O como la más compleja desde el golpe militar, destaca la determinación del expresidente Piñera para enfrentarla y relata el aturdimiento y desconcierto entre los asesores de Palacio. “Los asesores revoloteaban de un lado para otro con papeles en las manos, a paso raudo, llevando algún informe, estudio, minuta o discurso. Éramos aves aleteando en círculos. Por mucho empeño que pusiéramos, no lográbamos emprender vuelo. Por cada flanco que cerrábamos, se abrían tres nuevos”, dice el psicólogo Jorge Selume.

En cuanto al estado de ánimo actual en Chile, Selume percibe una sensación de melancolía y desesperanza en la sociedad, donde plantea que algunos se sienten como “viudos de los 30 años” recordando un país que ya no existe; mientras que otros lamentan “la falta de logros” y “de liderazgo político que guíe al país hacia una salida”.

Desde su perspectiva como psicólogo, Selume compara la situación de Chile en 2019 con el trastorno límite de la personalidad, analizando la conducta del país y sus luces y sombras.tendríamos que tratar al país como un individuo, analizar su conducta, sus luces y sombras. “Si nos aventuramos por este sendero, a sabiendas de que es un ejercicio ficticio, podemos identificar algunos síntomas que se sitúan en la órbita del trastorno límite de la personalidad”, advierte.

Entre los síntomas del Chile de 2019, que el exjefe de la Secom “identifica” como dentro de un trastorno borderline destaca una impulsividad marcada por conductas autodestructivas de los ciudadanos, cambios emocionales extremos en un breve lapso y el pasó de una sociedad cohesionada a otra con una autoimagen inestable y distorsionada.

“Primero una impulsividad marcada, que se manifiesta en conductas autodestructivas -ciudadanos destruyendo metros y micros que necesitan para transportarse-. Segundo: experimentar cambios emocionales extremos y rápidos, como pasar de sentirse sumamente esperanzado (la marcha del millón) a profundamente enfadado (destrozo del espacio público), en un corto período”, advierte Selume a pocos meses de cumplirse un lustro del 18-O.