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No solo se trata del segundo juicio que habrá en la zona sur del país respecto del grupo, sino que además dos de los imputados están, a su vez, acusados de haber participado en la guerra de facciones entre el TDA en la Región Metropolitana.
Luego de casi dos años de investigación, la Fiscalía Local de Temuco terminó la investigación relativa a un violento doble crimen que no solo estremeció a la zona, sino que además evidenció la presencia del Tren de Aragua (TDA) en esa ciudad.
El hecho ocurrió el 25 de octubre de 2022, a eso de las 17:00, cuando un grupo de venezolanos, entre los cuales se contaban Ryder Herrera Gómez, Anderwin Arteaga Pérez, Onsly García Viña y Fernando Gómez Gandica, se reunieron con otros cuatro delincuentes (solo identificados por sus apodos: “Marihuanita”, “Mocho”, “Jorge” y “Catire”) en una casa ubicada en calle Las Heras, esquina de San Martín.
La investigación efectuada por la Brigada de Homicidios y liderada por el fiscal Luis Arroyo, determinó posteriormente que dicho inmueble estaba tomado por el Tren de Aragua y se usaba, además de residencia, como prostíbulo y también como un centro de distribución de drogas. La misma indagatoria determinó que esa no era la única vivienda de dichas características en el centro de Temuco. De hecho, descubrieron una segunda casa del mismo tipo, ubicada a poca distancia de la Fiscalía Regional.
También se determinó que tanto García como Gómez pertenecían, además, a una facción “amiga” del Tren de Aragua: “La Dinastía Alayón”, especializada en sicariato. Hoy, este grupo, que tiene su base de operaciones en Lima, es parte de “Los Piratas de Aragua”, como se autodenomina actualmente el Tren de Aragua.
Según se sabía, en la casa del sector Pedro de Valdivia donde vivían los también venezolanos Guillermo Mosquera Chiquino y William Ordóñez Davidez, miembros de “Los Orientales”, había al menos siete mil dólares en efectivo. “Los Orientales”, como ha informado El Mostrador, es un grupo criminal transnacional que también nació en una cárcel de Venezuela y que hasta mediados de 2022 trabajó asociado con el TDA, especialmente en lo relativo al tráfico de mujeres migrantes hacia Chile, donde eran obligadas a prostituirse. Sin embargo, diferencias de dinero llevaron al inicio de una guerra entre ambas organizaciones mafiosas, que se extiende hasta hoy en día.
Dicha guerra ha implicado dos quíntuples homicidios en Lampa, los secuestros de los líderes de “Los Orientales”, el asesinato de uno de los líderes del TDA en Santiago y varios otros crímenes, entre ellos el de dos venezolanos que fueron asesinados a fines de junio de 2022 en Bajos de Mena (Puente Alto), donde figuran como responsables García y Gómez.
Dicho doble homicidio tenía como objetivo asesinar a Gabriel Rondón Díaz, más conocido como “Faguax”, uno de los cabecillas de “Los Orientales”.
Si bien no lograron asesinarlo, en mayo de este año “Faguax” —como relató El Mostrador en exclusiva— se presentó en El Paso, Texas, pidiendo asilo político a la policía estadounidense, diciendo que era buscado por el Tren de Aragua y que lo iban a asesinar en cualquier otra parte del mundo, discurso que no hizo mella alguna en los norteamericanos, quienes lo deportaron hacia Venezuela.
Pese al error que cometieron en Puente Alto (y que permitió que Rondón siga con vida), García y Gómez formaban parte del comando homicida que se reunió ese día en Temuco. Tras planificar lo que iban a hacer, Herrera y Arteaga concurrieron a un local de artículos electrónicos cercano, donde compraron un paquete de amarracables de plástico de color negro.
A las 18:40 —indica la acusación— los imputados y los otros sujetos subieron a dos vehículos: un Chevrolet Corsa blanco y un Chevrolet Spark azul, llevando, además, a una de las mujeres que vivía en la casa, a quien le pagaron 100 mil pesos por andar 15 minutos en auto con ellos, aparentemente con el objetivo de no llamar tanto la atención.
La hicieron bajar un par de cuadras antes de llegar a su objetivo: una casa de dos habitaciones ubicada en calle Monteáguila, en cada una de las cuales vivían las víctimas junto a sus cónyuges e hijos, cuatro niños de entre 12 días de vida y seis años.
Armados con pistolas Glock, los asaltantes patearon la puerta e irrumpieron en el lugar. Obligaron a las familias a esconderse en las habitaciones, mientras que a Chirino y Ordóñez, así como a un tercer hombre que estaba en el lugar (un joven de 22 años, primo de uno de ellos y con domicilio en Concepción), los amarraron y obligaron a arrodillarse.
Luego de eso, comenzaron a exigirles los siete mil dólares. Mientras ellos negaban la existencia del dinero, uno de los asaltantes, el sujeto solo identificado como “El Mocho”, hizo una videollamada. Al otro lado de la pantalla apareció el rostro de uno de los líderes de “La Dinastía Alayón”, Juan Manuel Barreiro Palacios.
—Coco, mira a quién tenemos aquí —dijo “El Mocho” a Barreiro, llamándolo por su apodo y mostrando a las víctimas.
A partir de ese momento, “Coco”, que se encontraba en Santiago, fue quien dirigió las acciones, ordenando a sus subordinados que revisaran la casa, en la cual encontraron —dice el documento del Ministerio Público— cerca de 4.600 dólares en efectivo.
Tras ello, “Mocho” le preguntó a “Coco” qué hacer, y la orden de este, que evidentemente formaba parte del plan inicial, fue taxativa: mátenlos.
De ese modo, García, Gómez y uno de los sujetos que aún no ha sido identificado se abocaron a su misión de exterminio. Mientras Mosquera recibió dos disparos, uno en la mejilla y otro en el tórax, Ordóñez murió luego de ser víctima de dos disparos en el cráneo. Sin embargo, la tercera víctima logró ponerse de pie, empujar a uno de los homicidas y, en una maniobra muy arriesgada, saltar por una ventana y escapar del lugar, sin resultar herido, pese a los disparos que se efectuaron en su contra en ese momento.
Apenas cometido el doble homicidio, los ocupantes del Chevrolet Spark salieron rumbo a Santiago. A las 5 de la mañana, en tanto, Barreiro tomaba en Pudahuel un avión con destino a Arica, seguramente después de recibir el dinero robado. Algunos días después regresó al sur, pero fue detenido en Coquimbo por la PDI, luego de lo cual fueron aprehendidos los demás miembros del grupo.
Todos ellos están acusados de robo calificado en carácter de reiterado (robo con homicidio), homicidio calificado, en grado de frustrado, y porte y tenencia ilegal de armas y municiones, por lo cual, en el primero de los casos, la fiscalía está pidiendo presidio perpetuo calificado en contra de los imputados, delito cuyo piso mínimo para pedir algún beneficio es de 40 años. Por el homicidio frustrado solicita otros 15, y por la infracción a la ley de armas, otros cinco. En total, 60 años para cada uno.
Lea los hechos de la acusación contra el TDA
