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Claudia Asmad, directora del Senama: “En 2050 habrá 26 mil chilenos mayores de 100 años” PAÍS

Claudia Asmad, directora del Senama: “En 2050 habrá 26 mil chilenos mayores de 100 años”

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La profesional advierte que esto es una realidad y se dará viviendo en muy malas condiciones. Hoy, dice que hay más de cuatro mil ciudadanos centenarios en todo el país, lo que indica que el cambio demográfico de Chile no es una proyección estadística, sino una realidad.


Asmad en árabe significa leal y devoto, características que la directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), Claudia Asmad, demuestra persistentemente en su discurso. En esta entrevista menciona al menos siete veces su fidelidad con el presidente Gabriel Boric en el compromiso de mejorar la vida de los cuidadores de adultos mayores y personas con discapacidad. Así como con la ley de envejecimiento digno, activo y saludable.

Seleccionada por el Sistema de Alta Dirección Pública y nombrada en abril de 2022 en el cargo, esta enfermera matrona, de origen libanés por lado paterno, asegura que siempre su vocación ha sido cuidar. Perdió a su madre días antes de titularse de enfermera, estuvo a cargo de su hermano, quien murió prematuramente a causa de una enfermedad, y ahora, junto a su marido y a su único hijo de 21 años, se turnan para asistir a su padre, quien hace unos meses sufrió un accidente cardiovascular.

“Él vive con nosotros desde entonces. Está perfecto en lo cognitivo, pero necesita ayuda para lo cotidiano. Yo dejo todo organizado y mi marido, que trabaja remotamente desde la casa, junto con mi hijo, que estudia ingeniería, se hacen cargo cuando yo no estoy”.

Y ella está poco. El Servicio le demanda mucho tiempo y muchos viajes. La semana pasada inauguró junto al presidente Boric un condominio de viviendas tuteladas en la comuna de Gorbea, en La Araucanía. Y esta semana se fue a Japón, país que ya vive la realidad demográfica que le espera a Chile en 2050: un tercio de su población tiene más de 60 años. Es una sociedad envejecida, pero que ha tenido prematura conciencia del tema y posee una cultura de respeto y admiración por los mayores, muy distinta a la nuestra.

“Ha sido una invitación muy provechosa del gobierno japonés, una tremenda experiencia para el equipo de Senama. Ya fuimos en 2023 para conocer su sistema de voluntariado o de agentes comunitarios que manejan muy bien la realidad de sus barrios y detectan y levantan las necesidades de los vecinos mayores. Ahora vamos a profundizar en el tema. Hoy en Chile ni siquiera sabemos quién es nuestro vecino. Allá lo que hacen es tener claro que la señora María vive sola y sale a diario a comprar. Si a la señora María no la ven salir tres días seguidos, todos se activan. La van a ver y resuelven lo que pueda estar pasando. Este sistema de vecindad con el ojo atento, organiza además las tardes del café intergeneracional en una casa comunitaria. Así comparten, se conocen, se acercan, combatiendo la soledad, que no es solo problema de las personas mayores”.

–¿Es la soledad el gran dolor de los viejos?
–Existe un porcentaje importante, casi un 30 por ciento que se siente solo, pero lo más importante es que un 73 por ciento se siente muy satisfecho con esta etapa de la vida, se siente feliz. Estos son datos de la Séptima Encuesta de Inclusión y Exclusión de las Personas Mayores que lanzamos en julio. Entonces la óptica de cómo se mira, de cómo se siente la vejez, confronta dos pensamientos muy opuestos. Es lamentable y triste ver que el 53 por ciento de los encuestados, que son personas mayores de 18 años, consideran que las personas mayores requieren de ayuda o apoyo o de un otro para hacer las cosas, cuando sabemos por la Casen que el 78% de las personas mayores son autónomas. La población joven mira esta etapa con sentimientos mucho más negativos que quienes viven la vejez. En algún punto de la ruta hay que unir esas miradas para avanzar en la comprensión de las vejeces. La experiencia japonesa nos muestra eso, porque es central el tema cultural. Los países somos súper distintos y eso también aplica a las regiones. No es lo mismo envejecer en Huara, al norte del país, que en Porvenir, en el sur austral, o en la Región Metropolitana.

33 mil pesos mensuales

Claudia Asmad usa ciertas palabras con más frecuencia que otras. Holístico, integral y sobre todo articulación. La utiliza como sustantivo y como verbo. Cree en un Senama articulado con otros servicios y ministerios, busca crear una red bien articulada de programas, cree en la articulación de iniciativas de gobierno, privadas y de todo tipo. Escuchémosla:

“Trabajamos muy de la mano con todas las instituciones sin fines de lucro privadas que forman parte del fondo de subsidio de nuestro servicio. Se trata de articular toda esta oferta programática, no sólo la del Senama, sino la que está disponibles en los servicios de salud, en los municipios, en el sector privado. Necesitamos integrar todas esas iniciativas”.

“Hoy, Senama cubre apenas en 2.9% de las necesidades de cuidado domiciliario de un universo que alcanza a más de 52 mil personas mayores con dependencia desde leve hasta severa. Eso, de acuerdo a cifras del 2022, que están detalladas en el estudio “¿Dónde envejecer?”, presentado por el Hogar de Cristo en julio”.

“Sólo un 22% de las personas mayores requiere apoyo y cuidados. Eso hay que saberlo, por eso yo insisto en la necesidad de generar una red de servicios integrales que den respuesta a todas las necesidades de las personas mayores”.

Santiago, 01.04.24. Fotografías de participantes de Residencia de Adultos Mayores de Recoleta, para libro “Del Dicho al Derecho.
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–Pero me imagino que se debe priorizar a los que están peor: más solos, en abandono, más pobres, con mayor dependencia. Atender a poco más de mil 500 personas de más de 52 mil que necesitan apoyo domiciliario me imagino que es frustrante para el Sename.
–Sí, efectivamente, el gran desafío que tenemos es aumentar nuestras coberturas, pero, insisto: ahí estamos mirando solo lo que entrega el Servicio Nacional del Adulto Mayor. Porque eso se puede complementar, por ejemplo, con la red de apoyo y cuidados que da la Subsecretaría de Servicios Sociales, que también atiende a personas mayores. Si se articularan todos estos programas llegaríamos mucho más que al 2.9%. El presidente Boric nos puso como gran desafío llegar a 78 mil personas con dependencia. Quien lleva la rectoría de este sistema nacional de apoyo y cuidado es el Ministerio de Desarrollo Social y Familia a través de la Subsecretaría de Servicios Sociales y, por eso, en junio se presentó un proyecto de ley para que esto se pueda regular porque acá se trata de establecer el derecho de ser cuidado y el derecho de quien cuida. Tenemos que avanzar hacia eso porque es lo que las personas necesitan.
El 74% de quienes cuidan a otro en Chile son mujeres. Tanto si se trata de personas mayores o de personas con alguna discapacidad. Y el 48% de las mujeres que cuidan son personas mayores que no reciben remuneración por la tarea que hacen. La directora de Senama habla de mujeres que han postergado su proyecto de vida y que deben ser reconocidas por el importante rol social que cumplen.

–¿Ese reconocimiento ya se traduce en remuneración? ¿Hay cuidadores/as que hoy sean reconocidos/as y reciban un pago del Estado?
–Lo que tenemos como Ministerio de Desarrollo Social y Familia es un módulo en el registro social de hogares que es auto declarativo. En él, las personas que cuidan no remuneradamente se registran como cuidadores. Ese listado tiene hoy cerca de 600 mil personas que están registradas. Con ellos estamos trabajando que los que aprendieron y certificaron sus capacidades de cuidado, sean reconocidos. Existe un estipendio que entrega la Subsecretaría de Servicios Sociales que se les da a las personas que cuidan no remuneradamente a personas con discapacidad o dependencia. Implica una credencial que les otorga atención preferencial en algunos servicios, como los de salud o el Registro Civil. Son ciertas ventajas de ese tipo.
El estipendio es de 33 mil pesos mensuales, más o menos lo que cobra una trabajadora de casa particular por un día de trabajo.

26 mil chilenos centenarios

De cabellera larga y crespa, con gusto por los colores fuertes –rojo, verde, fucsia–, que combina con audacia, alta y buenamoza, Claudia Asmad luce exuberante. Pero en el discurso se oye conciliadora y racional, incluso para señalar la injusticia. Dice:

“En Chile no hemos logrado cortar ese circuito pernicioso de pensar que envejecer o tener más años implica discriminación. Es cierto que, en el mundo, la edad es la tercera causa de discriminación, pero debemos luchar contra ese prejuicio. En nuestro país, la ley define a una persona mayor como la que tiene 60 años y más. En los años 90, los mayores de 60 eran el 9.6% de la población del país; hoy, 2024, ese grupo alcanza al 18.4%. Y en 2050 va a ser un 32%. Una de cada tres personas será mayor de 60 años”.

Para abordar esta realidad, la directora tiene una batería de conceptos e iniciativas. Habla de encuentros intergeneracionales, de cohousing, de programas de cuidados domiciliarios, centros de día, viviendas tuteladas y residencias de larga estadía, reservadas para algunos en una última etapa de vida.

–¿Coincides en que los llamados ELEAM (establecimientos de larga estadía para adultos mayores) son para casos muy precisos y que el ideal es ofrecer programas de atención domiciliaria de calidad, como propone el Hogar de Cristo en su estudio “¿Dónde Envejecer?”.
–Creo que los cuidados domiciliarios, dentro de una amplia oferta de dispositivos de apoyo, son muy relevantes para sostener y mantener la mayor cantidad de tiempo posible a las personas mayores en su casa, en su medio, en su vecindario, en su entorno. Ya señalé que sólo un 22% requiere apoyos y cuidados. Debemos favorecer un modelo de intervención que permita a las personas mayores seguir viviendo juntas, integradas, entretenidas, a resguardo de la soledad.

Claudia Asmad habla de una red integrada de cuidados gerontológicos, que su Servicio ha buscado organizar. Menciona el programa Chile Cuida, de cuidados domiciliarios. Habla con entusiasmo de las casas tuteladas. Y se explaya en “un nuevo componente que se llama unidades de convivencia, que corresponden a casas donde varias personas mayores viven juntas, pero no son establecimientos de larga estadía, porque funcionan autónomamente”.

¿Recuerdan la serie “Los años dorados”? Esa es la idea. Que amigas, conocidos, parientes, que han convivido separadamente, al final de la vida compartan una casa, tal como hacen los estudiantes universitarios cuando cambian de ciudad. Gastos y tareas divididas, compañía y amistad garantizada.

–¿Estás de acuerdo entonces con que lo mejor es que las personas permanezcan el mayor tiempo posible en sus ambientes, en sus casas?
–Sí, pero hay casos en que la institucionalización es necesaria. Son situaciones acotadas, específicas –sostiene la directora del Servicio. Y agrega un dato lamentable: –Nosotros tenemos el programa Buen Trato, donde recibimos más de 12 mil llamados al año. De ellos, unos 4 mil tienen que ver con algún tipo de violencia o abusos hacia las personas mayores. Dos mil de esos abusos son de tipo patrimonial. Conocemos de esas situaciones: hijo, nietos u otros parientes tratando de adueñarse de la propiedad de su padre o madre ancianos. Hostilizándolos, arrinconándolos o, definitivamente, quitándoles sus casas.

En esos casos de violencia y vulnerabilidad, donde no existen redes de apoyo, es posible intervenir. En este punto, Claudia Asmad usa el verbo focalizar. “Incluso hemos puesto como criterio la cuarta edad, que incluye a los mayores de 80 años, porque quienes tiene sobre ese límite son cada vez más. ¿Sabías que en Chile, de acuerdo al INE, hay más de 4 mil 600 personas centenarias? ¿Y que de aquí al 2050 habrá 26 mil, viviendo en condiciones muy precarias?”.

En mi casa y respectada

“Para abordar esta realidad, todos somos necesarios: el Estado, la empresa privada, la sociedad civil organizada. La pandemia desnudó una crisis del cuidado a nivel mundial. Por eso es tan importante capacitar y certificar por competencias a quienes realizan el cuidado, ya sea remunerado o no remunerado. Actualmente en Chile, existen 864 establecimientos de larga estadía. Alrededor de 600 son privados y los 224 restantes prestan servicio a población vulnerable. Nosotros tenemos 21 establecimientos de larga estadía. Hay dos en construcción para tener al menos uno en cada región del país. Estamos terminando uno en Tarapacá y otro Ñuble, que son las regiones que no tenían hasta ahora”.

Insiste en que hay que fortalecer otros modelos de intervención, que han estado poco desarrollados. Menciona nuevamente los centros comunitarios, los condominios de viviendas tuteladas y las unidades de convivencia. El cohousing del que ya nos había hablado. “Es una casa donde viven entre cuatro a diez personas mayores, que se auto administra. Son personas con dependencia leve o autovalentes y se distribuyen los gastos de la casa ya la organización de la vida. Nosotros como Servicio Nacional del Adulto Mayor tenemos un programa de intervención que les aporta una respuesta comunitaria en ciertas áreas y asegura que cosas básicas, como la alimentación y las relaciones saludables al interior de esa vivienda, funcionen. Tenemos algunos que están partiendo ahora”.

–¿Dónde, cómo?
–Son iniciativas pilotos, que se generaron espontáneamente. Surgieron de las propias personas en 2022, cuando tuvimos el mandato del presidente de responder al sistema nacional de apoyo y cuidado, particularmente de diálogos con las propias personas mayores. Ya estamos partiendo en las regiones del Biobío y en la Metropolitana. Hay una en el cerro 18 en Lo Barnechea. Son 10 personas mayores que viven juntas y tienen sus propias normas de convivencia.

–Para ir cerrando, ¿cuál será el aporte real de la Ley de envejecimiento digno, activo y saludable que está legislándose?
–Establece un catálogo de derechos que garantiza un marco referencial que no tenemos hoy día en el país. Con, por ejemplo, tribunales específicos para las personas mayores con dependencia. Habrá más abogados para defender estas causas. Incluso habrá garantías respecto al derecho de la cultura y al esparcimiento de los mayores. Además, se fortalece la institucionalidad de Senama.

–Todo bien declarativo, la gracia es que se aplique y marque la diferencia. ¿Tienes confianza en que resulte así?
–Hay acuerdo entre todos los legisladores de que esto, como dijo un diputado en una de las discusiones, tenga dientes.

-Tú hoy eres cuidadora, ¿qué consejos les das a los que están en esa misma situación?
–He sido históricamente cuidadora por situaciones familiares. Ser enfermera es una ventaja que facilita muchísimo el cuidado y los derechos de una como cuidadora. Siempre hay que ponerse en el lugar del otro., Mudar una persona mayor, por ejemplo, no es lo mismo que mudar a un niño, por eso hay que empatizar. Establecer una relación centrada en la persona cuidada, porque las vejeces son diversas. Piensa en la realidad de grupos focales de personas mayores que han sido históricamente discriminados, como los de la comunidad LGTB+. ¿Qué espacio de inclusión tenemos hoy para ellos? Entonces creo que los desafíos son muchísimos.

–Tú, ¿cómo quieres envejecer?
–Quiero envejecer en mi casa, rodeada mis cosas y siempre teniendo la posibilidad de ser escuchada.

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