El grupo de trabajo “Emergencia de la ultraderecha y efectos en el sistema político chileno” analiza cómo estas formaciones políticas están forzando a la derecha tradicional y a la centroizquierda a adoptar posturas más extremas en temas como seguridad y migración.
El partido Alternativa para Alemania (AfD) anotó este domingo una histórica ganancia en las elecciones del estado oriental de Turingia con un 32,8% de los sufragios, lo que la convierte en la primera fuerza local. El resultado entrega a la extrema derecha germana su primera victoria en una elección al parlamento estatal desde la Segunda Guerra Mundial y viene tras los avances de la ultraderecha en otros países de Europa. Luego de que Agrupación Nacional (RN) quedó como tercera fuerza política en Francia en la segunda vuelta de julio su líder histórica, Marine Le Pen, recordó que el partido populista y antimigración duplicó sus apoyos, por lo que el avance “pone los cimientos de la victoria futura”.
¿Cuán lejos se encuentra el panorama político chileno de un escenario como el que vive el Hemisferio Norte? Desde las ganancias electorales que el Partido Republicano ha conseguido desde su formación en junio de 2019 hasta las acciones de presión que los integrantes del Team Patriota han realizado contra representantes de Chile Vamos, a los que califican como parte de una “derechita cobarde”, el fortalecimiento de la extrema derecha doméstica ha sido objeto de interpretaciones y debates enmarcados en la contingencia que usualmente no profundizan en el análisis de un fenómeno que afecta a un sector cuya ideología oscila entre los intentos por renovar el discurso y avanzar hacia posturas más liberales frente a una nostalgia y deseos de revivir elementos de un pasado autoritario.
Los matices en la pugna por el alma de la derecha chilena y las circunstancias que han permitido que grupos que actuaban en los márgenes hoy gocen de una influencia en el debate sobre las políticas públicas que impulsa tanto la derecha moderada como la centroizquierda son algunos de los temas que revisa el grupo de trabajo “Emergencia de la ultraderecha y efectos en el sistema político chileno” de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación de la UAcademia, conformado por el decano Rodrigo Gangas, el profesor Nicolás Molina Vera, las licenciadas en Ciencia Política Rayen Jiménez y Sofía Ormeño, y los politólogos titulados de la UAcademia Fernando Merino y Matías Segovia.
El profesor Molina considera que dentro de la emergencia de la ultraderecha local se desprenden dos vertientes que actúan de manera diferenciada. “La derecha radical encarnada en el Partido Republicano tiene un discurso extremo, pero actúa dentro del sistema democrático. Por otro lado está la extrema derecha que son los grupos como el Team Patriota que actúan por fuera del sistema democrático y atacan a la democracia liberal en su lógica de representación”.
Según detalla el investigador estos movimientos externos operan bajo tres ejes ideológicos: el nativismo, el autoritarismo y el populismo. “El autoritarismo del Team Patriota lo refleja su apoyo al legado político institucional que instauró la dictadura, su negacionismo respecto a los derechos humanos y su defensa a la Constitución de 1980. A ellos les gustaría volver a la génesis, al texto original, y sacar las reformas que hicieron los gobiernos de la Concertación. Pese a que apoyaron a José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial de 2021 hoy lo critican a él y al Partido Republicano porque participaron en el segundo proceso constitucional. Los acusan de traidores porque junto a la derecha moderada quisieron reemplazar la Constitución de Pinochet”.
Un análisis de los cánticos y lienzos que exhiben durante sus marchas, donde sus principales blancos son figuras como los fiscales Xavier Armendáriz y Ximena Chong y la senadora Fabiola Campillai, permiten ahondar en su crítica a los poderes del Estado. “Ellos operan desde una crítica a la élite, a toda la clase gobernante y no sólo en términos políticos también a los empresarios y sobre todo al Poder Judicial, que lo sienten permisivo y sobrepasado por la ideología de género y la Agenda 2030 de la ONU”, describió el docente de la Escuela de Sociedad, Política y Comunicaciones.
Respecto a sus posibilidades de integración al sistema electoral el docente hace un paralelo con el discurso de Javier Milei sobre la casta. “Esta critica a toda la élite gobernante y a todos los bloques de poder busca generar una cohesión de discursos y ganar votos. Por eso no veo tan lejano que el Team Patriota en un momento levante o apoye una candidatura. Cuando se adelantó que el abogado Aldo Duque planeaba postularse a la alcaldía de Santiago, Francisco Muñoz, más conocido como “Pancho Malo” el único vocero que se identifica como miembro del grupo, le dio su apoyo, así que no veo muy descabellado que se lancen a una campaña para obtener cargos. Hoy están afuera porque es una posición más cómoda criticar como outsiders, pero el sistema político chileno es sumamente electoral y muchas veces si no participas en ese juego no estás en la palestra pública”.
Las acciones de “apriete” de estos grupos, cuyas recetas de mano dura han encontrado eco en medio de una crisis de seguridad que achacan a la moderación de sus adversarios, ha generado un proceso de arrastre en el espectro político donde los partidos tradicionales, que deben competir con nuevos actores por el mismo espacio de votantes, terminan adoptando el discurso de sus contrincantes. “No hay una certeza absoluta de que se deba a la influencia de los grupos externos, pero es evidente que los republicanos consiguieron que Renovación Nacional y la UDI hayan dejado de lado la imagen que venían cultivando de una centro derecha más dialogante y liberal”.
Eso a su vez se está traspasando a los partidos oficialistas, que están empezando a considerar temas como una vuelta a la pena de muerte y respecto al apoyo que el presidente entrega al general director de Carabineros Ricardo Yáñez. “Bajo esa lógica la ultraderecha tiene un poder de chantaje que le ha permitido posicionar al sistema político chileno en su dirección. En Chile hay fragmentación política pero no polarización, porque para tener polarización debes tener dos polos fuertes y no tenemos una izquierda fuerte y dura en el Gobierno, que se ha movido hacia el centro político, asumiendo el discurso de la derecha en temas como la seguridad y la migración”, concluye el investigador.