El 7 de noviembre se realizará audiencia de preparación de juicio oral en contra de sujetos que, entre otros delitos, están acusados de haber asesinado a un “jefe de plaza” del grupo. Defensora asegura que los acusados estaban en Santiago ese día.
Tres veces, dicen fuentes vinculadas al caso, se ha desbaratado en Talca la célula del Tren de Aragua (TDA) y tres veces también esta –siguiendo la analogía biológica– se ha regenerado y ha continuado operando, cumpliendo con un patrón que ya se ha observado en otras partes del país, especialmente en el norte, donde los miembros del TDA que van siendo detenidos son rápidamente repuestos, como si se tratara de una multinacional que reemplaza una sucursal cuando renuncian o mueren sus empleados.
Del mismo modo, el TDA de Talca ha cumplido también a cabalidad con una de las conductas más características de esta y otras organizaciones criminales transnacionales, que es la de asentarse en tomas de terrenos, cités o edificios, tal como lo hicieron “Los Gallegos” en Cerro Chuño de Arica, el Tren de Aragua en Villa Alemana o “Los Trinitarios” en la toma Nuevo Amanecer, en Cerrillos.
En el caso de Talca, se estima que el Tren de Aragua comenzó a asentarse hacia 2020, pero dos años más tarde –como indica la acusación que el fiscal Francisco Soto presentó en contra de ocho personas a las que acusa de pertenecer a ese grupo–, la célula se apoderó “de los blocks de departamentos ubicados en Villa Las Américas, sector norte de Talca, lugar que utilizaban como centro de operaciones”.
En efecto, de los 22 edificios que antiguamente formaban parte del lugar, popularmente conocido como “La Olla” o “El Pantano”, se estima que el TDA llegó a controlar completamente al menos 10. Todos los inmuebles fueron declarados inhabitables luego de los daños que causó el terremoto del 27 de febrero de 2010, pero de a poco –como ha sucedido también en otras ciudades– distintas personas, tanto chilenas como migrantes de diversos países, se fueron tomando los departamentos abandonados, muchos de ellos resquebrajados por todas partes.
Sin embargo, casi todas esas personas, a su vez, fueron posteriormente expulsadas por el Tren de Aragua, que no solo se instaló en el lugar, sino que comenzó a cobrar arriendo a los nuevos inquilinos que fueron llegando. Luego del segundo embate policial en el sector, la Fiscalía se coordinó con el Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu), a fin de que se clausuraran los servicios de agua potable y electricidad. Y así se hizo.
Pero a las pocas semanas el TDA había realizado conexiones ilegales, proveyendo del servicio a los pobladores, a cambio de cobros semanales. Del mismo modo, ante la burocracia que impedía demoler de inmediato los edificios, el Serviu destruyó las escaleras interiores, pero el TDA volvió a construirlas.
Al mismo tiempo, el grupo fue consolidando su poder por medio de la violencia, utilizando “La Olla” como un centro de operaciones para delitos como secuestro, tráfico de drogas, trata de personas, extorsión y homicidios.
De ese modo, una de las primeras acciones que se le achaca al TDA de Talca fue el homicidio, incineración y posterior desmembramiento de un narcotraficante chileno, residente de “La Olla”, pero cuyo cuerpo fue encontrado en Pelarco. Otro crimen es el homicidio de un joven chileno de 22 años, que fue asesinado de un tiro.
Otra víctima que también se atribuye al grupo es el venezolano Franklin Sandoval Bernal, más conocido como “El Tuerto Franklin”, quien –según la acusación fiscal– “ejercía la calidad de líder local del grupo”, siendo enviado hasta Talca por parte de la jefatura del TDA, instalada en “La pequeña Caracas” (Estación Central).
Sin embargo, a inicios de 2023 llegó una contraorden: que “El Tuerto Franklin” debía dejar de ser el “jefe de plaza” de Talca, debido a que –a juicio de la organización– estaba llamando demasiado la atención, por los homicidios y otros delitos que causaron conmoción en la ciudad.
No obstante, Sandoval se negó, por lo que el Tren de Aragua envió una nueva jefatura. De acuerdo con el documento del Ministerio Público, el 4 de abril del año pasado, los nuevos jefes llegaron hasta el departamento de “La Olla” que utilizaba Sandoval como residencia, a quien le exigieron que les entregara su pistola, dado que pertenecía a la organización. Este lo hizo y, acto seguido, le dispararon dos veces en el cráneo. Según la Fiscalía, los autores del crimen son Enderson Peña Tobar, César Franco Acosta y un tal “Abraham”, que no ha sido detenido.
El Ministerio Público asegura, además, que estos viajaban regularmente a abastecerse de drogas en un departamento de “La pequeña Caracas” donde residía Oscar Mayora Blanco. De hecho, existen imágenes de un seguimiento realizado por la PDI a los imputados en que se los ve salir con un bolso desde ese lugar.
Sobre ese delito y otros más, el fiscal Soto, jefe de la Fiscalía de Análisis Criminal y Focos Investigativos del Maule, explicó a El Mostrador que “El Tuerto Franklin” fue asesinado por tres sicarios “que viajaron desde Santiago hasta la ciudad de Talca con el objeto de reemplazar la célula, eliminando a su líder, y adueñarse de las operaciones en la ciudad y en la región”.
El persecutor detalló que, luego del homicidio, “ellos se apoderan también del sector y comienzan sus operaciones de tráfico de drogas, o en realidad la continuidad de las operaciones que desarrollaba Franklin. Luego de esto y de una investigación desarrollada por la unidad que tengo a cargo, se procedió a la identificación de estas personas, a su ubicación en diferentes domicilios, tanto en ‘El pantano’ como fuera de él, en diferentes poblaciones de la ciudad, y se realizó un operativo en que en definitiva terminan siete personas detenidas. Se incautó drogas y se incautaron armas de fuego, y los delitos por los cuales se acusa a los sujetos son homicidio calificado, tráfico de drogas, tenencia ilegal de armas de fuego prohibidas, tenencia ilegal de cartuchos y municiones, y asimismo la situación donde constituye una reunión o agrupación de delincuentes”.
Sin embargo, la defensora de los acusados por el crimen de Sandoval, Trinidad Parra, y que antes representó también a Mayora, dice que tienen evidencia de que tanto Peña como Franco no estaban en Talca al momento del crimen, sino en Santiago, agregando que la inculpación de ambos en este caso proviene de un audio que dejó una persona que no ha sido ubicada, en el cual sindica a sus clientes como los asesinos.
Ante ello, dice que “esta parte considera que no se puede juzgar a personas en base a un audio que dejó una persona que no sabemos de dónde proviene, y de supuestos testigos que dicen que podrían ser miembros de una organización denominada Tren de Aragua”.
Parra, que también es parte de la defensa de casi la mitad de los imputados en la causa en contra de “Los Gallegos”, en Arica, señala que en este caso no es posible comprobar la pertenencia de los acusados al Tren de Aragua, ni tampoco la existencia de una jerarquía interna.
Del mismo modo, critica el hecho de que algunos de los decomisos de drogas, por volúmenes cercanos a los 20 gramos, hayan sido calificados como tráfico y no como tráfico en pequeñas cantidades. Otro hecho que –a su juicio– es cuestionable es el video del seguimiento a los imputados hasta el departamento de Mayora, desde el cual salieron con una mochila.
Al respecto, indica que “ellos suponen que puede ser droga, pero tampoco lo es”, pues –según comenta– “esa persona es santero”, agregando que lo que los acusados llevaban en ese bolso eran elementos de santería y palería, creencias religiosas de origen africano, muy expandidas en la zona del Caribe y muy arraigadas también entre la población migrante, no solo de origen venezolano, sino también entre dominicanos y colombianos.
De hecho, cuando fue allanada la toma Nuevo Amanecer, en Cerrillos, la PDI encontró una vivienda dedicada a la santería. En Antofagasta, en tanto, cuando se ejecutó en abril de este año un operativo en contra del grupo criminal comandado por el exparamilitar colombiano Javier Valencia, la policía también halló una mediagua repleta de elementos de santería.
De acuerdo con la abogada, la esposa de Mayora también es santera, agregando que “eso se declaró dentro de la carpeta investigativa: que mis representados fueron a buscar esos baños de hierba, de protección, de limpieza, porque les estaba yendo mal con lo que estaban haciendo, con los trabajos que tenían, y querían prosperar. Entonces, no tiene nada de malo y eso llevaron en la mochila, y eso es lo que declararon”.
Respecto de la cantidad de droga hallada en poder del santero y la calificación jurídica de la misma, aseguró que en eso “hay jurisprudencia nacional en orden a que eso es un microtráfico”, lo que implica, como es obvio, una pena mucho más baja.