En esta entrevista, el ecólogo del IEB enfatiza lo fundamental que es integrar enfoques agroecológicos en los sistemas productivos. «La solución no es seguir reemplazando ecosistemas por agricultura, sino incorporar la biodiversidad en el paisaje agrícola”.
Siendo su principal área de investigación los servicios ecosistémicos en paisajes antrópicos, el doctor en Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Chile, investigador del IEB y profesor adjunto de la Escuela de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, está seguro de que la agricultura es vital para la alimentación global, pero también admite que es la principal causa de pérdida de biodiversidad.
Sistemas agrícolas más diversos y heterogéneos son más productivos que los monocultivos, opina. La biodiversidad (como la diversidad del suelo y la polinización de insectos) resulta clave –sostiene el investigador– para mejorar la eficiencia agrícola.
En esta entrevista, el ecólogo enfatiza lo fundamental que es integrar enfoques agroecológicos y de intensificación ecológica en los sistemas productivos. «La solución no es seguir reemplazando ecosistemas por agricultura, sino incorporar la biodiversidad en el paisaje agrícola para mejorar la eficiencia productiva», dice.
-¿Cuál es el desafío principal de la agricultura en relación con la biodiversidad?
-La agricultura es fundamental para asegurar la alimentación global y nuestro bienestar. Sin embargo, también es la principal responsable de la pérdida de biodiversidad, ya que al menos un 30% de la superficie terrestre es agrícola. Además, el manejo agrícola, como el uso excesivo de agroquímicos y la degradación del suelo, genera impactos negativos. Paradójicamente, la agricultura es una de las industrias más afectadas por la crisis ambiental global, con pérdidas importantes en productividad. Frente al desafío de alimentar a 10 mil millones de personas para 2050, es necesario cambiar de rumbo para no comprometer la integridad del planeta.
-La industria agrícola sostiene que es necesario aumentar la superficie agrícola para alcanzar las metas del 2050. ¿Qué opinas sobre esa postura?
-Esto plantea una falsa paradoja entre producir o conservar. La evidencia demuestra que los sistemas agrícolas más diversos y heterogéneos son más productivos por unidad de superficie que los grandes monocultivos. Una agricultura con mayor diversidad a nivel intrapredial, como los policultivos, y con más heterogeneidad a nivel paisajístico, conservando ecosistemas naturales y corredores biológicos, es más eficiente.
-¿Cómo influye la biodiversidad en la productividad agrícola?
-La agricultura depende de la biodiversidad, porque esta provee beneficios ecosistémicos cruciales. Por ejemplo, la diversidad de microorganismos en el suelo mejora la nutrición de los cultivos; los insectos y vertebrados controlan plagas; la vegetación natural contribuye a generar microclimas y a la recarga de acuíferos; y los insectos polinizan cultivos. Un tercio de nuestros alimentos depende de la polinización de insectos. Por lo tanto, la solución no es seguir reemplazando ecosistemas por agricultura, sino incorporar la biodiversidad en el paisaje agrícola para mejorar la eficiencia productiva.
-¿Qué papel juegan las áreas protegidas en la conservación de la biodiversidad agrícola?
-Las áreas protegidas (AP) son fundamentales para la conservación de la biodiversidad. La meta global es proteger el 30% de las zonas terrestres para el final de la década, según el acuerdo Kunming-Montreal de la COP15. Sin embargo, no es viable conservar todo el territorio solo con AP, ya que suelen estar aisladas y rodeadas de grandes extensiones agrícolas que crean barreras para la biodiversidad. Necesitamos conectividad entre AP mediante corredores biológicos y también incorporar la biodiversidad en los sistemas agrícolas para que sean productivos y conservacionistas a la vez.
-¿Qué propuestas se están discutiendo a nivel internacional para integrar la biodiversidad en la agricultura?
-Desde la COP15, se ha solicitado incluir enfoques agroecológicos y de intensificación ecológica como alternativas sostenibles. La idea es promover instrumentos financieros que incentiven la conservación de la biodiversidad en sistemas agrícolas, optimizando los beneficios ecosistémicos y reduciendo los monocultivos convencionales. Esto generaría paisajes de conservación donde las AP sean el núcleo y las zonas agrícolas actúen como áreas buffer productivas y amigables con la biodiversidad, creando un enfoque «win-win«.
-¿Cómo se proyecta Chile en este contexto global?
-Chile aspira a ser una potencia agroalimentaria, por lo que es crucial que en la COP16 se discuta un nuevo marco de acción para sistemas agrícolas, con la participación activa del sector agrícola chileno. Este marco permitirá avanzar hacia sistemas productivos sostenibles, esenciales para alcanzar las metas de conservación y seguridad alimentaria.
Inscríbete en el Newsletter Juego Limpio de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para informarte sobre los avances en materia de energía renovable en Chile y el mundo.