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Vanessa Mac Auliffe: “Necesitamos que niños y jóvenes vuelvan a confiar en los adultos” PAÍS

Vanessa Mac Auliffe: “Necesitamos que niños y jóvenes vuelvan a confiar en los adultos”

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La psicóloga experta en educación de Fundación Súmate se refiere a los que han sido excluidos del sistema escolar y que arrastran una mochila cargada de maltratos. Convencerlos de volver a estudiar y lograr que egresen es una tarea de joyería que desarrollan, con un 80 por ciento de éxito.


Imagina al siguiente grupo: 144 niños, niñas y jóvenes, cuyas edades van desde los 11 a los 22 años. Noventa son hombres. El resto mujeres. Dos de ellos viven en situación de calle. Veinte tienen diagnóstico de neurodivergencia –esto es dilexia, autismo, dispraxia, discalculia y trastornos del especto autista– y otros 20, diagnóstico de salud mental. El 41% por ciento no cuenta con apoyo familiar para estudiar; 55% declara consumir algún tipo de droga y, de ellos, un 49% considera que el suyo es un consumo problemático. Dos están en programas del sistema nacional de justicia juvenil y 26 viven en residencias de protección del Estado. En jerga común, “son niños Sename”. Veinticinco de ellos trabajan; sólo 7 de manera formal.

Ese es el grupo que contra viento y marea, valientemente, el año 2023 buscaba retomar su trayectoria educativa y lograr egresar de cuarto medio a través de un dispositivo diseñado para ellos: las aulas de reingreso. Los 144 eran parte de 15 aulas de este tipo que Fundación Súmate acompañó, durante 2023, en diversas escuelas regulares de las regiones Metropolitana, Valparaíso, Maule, Biobío y Los Lagos.

¿Qué es un aula de reingreso?

Lo responde la psicóloga educacional Vanessa Mac Auliffe, directora de Educación en Fundación Súmate, que lleva años dedicada a diseñar soluciones para evitar el abandono escolar y conseguir que quienes dejan el sistema educativo vuelvan a él.  Con su larga melena colorina, sus anteojos vintage y una pasión digna de una causa invisible e incomprendida como ésta, estuvo en el programa Hora de Conversar. Ella es quien detalló las características del grupo descrito al inicio. Un elocuente perfil para comprender de qué y de quiénes estamos hablando, antes de explicar en qué consiste un aula de reingreso.

Lo primero que afirma es: “Estas aulas o salas son espacios hermosos que se instalan dentro de cualquier escuela regular. Es un espacio con una propuesta educativa para que los niños y jóvenes que han salido del sistema escolar puedan volver y hacer su transición hacia la educación regular nuevamente. Para mí el aula de reingreso es como un oasis para el niño, niña o joven que ha vivido exclusiones educativas de todo tipo, porque está concebida para él, para sus intereses, necesidades, problemas, motivaciones”.

Vanessa hace hincapié en el trauma que arrastran los niños desescolarizados:

-El camino nos ha enseñado que comprender la complejidad de niños y jóvenes que han vivido exclusión escolar implica comprometerse con un proceso gradual que requiere mucha convicción, alta tolerancia a la frustración, profesionalismo, mejora permanente, disposición al aprendizaje, perseverancia y amor genuino. Cuando los jóvenes dicen: “Sí, quiero volver a la escuela”, implícitamente nos están diciendo: “A pesar de todo, vuelvo a creer en los adultos y creo en ti, pero vengo con una mochila cargada de vulneraciones y complejidades. Espero que me tengan paciencia”.

Los más pobres entre los pobres

El concepto nace en 2017, en Súmate. Se genera en la escuela Talacanta, ubicada en la comuna de Talagante. Fue una experiencia piloto muy exitosa. Después de eso, “ya en 2018, el término aparece validado en unas bases de postulación a fondos del Ministerio de Educación para instalar aulas de reingreso”, hace notar Vanessa.

Este gobierno, tras la crisis educativa generada post pandemia, se compromete a crear 100 aulas de reingreso en todo el país para lograr que niños y jóvenes vuelvan a estudiar. Estos dispositivos son soluciones económicas, escalables, posibles, frente a un problema que ha aumentado, aunque no esté oficialmente mensurado. Como escribió Paula Montes, directora de Fundación Súmate en una reciente carta al director de El Mercurio, “las últimas cifras oficiales de hace varios años informaban de cerca de 230 mil niños fuera del sistema escolar. Hoy, sin saber quiénes son, ni cuántos son, ni dónde están, difícilmente podremos darles la prioridad que necesitan”.

Dice Vanessa Mac Auliffe:

-El Ministerio de Educación, en 2022, después de la pandemia, inventó un plan de reactivación educativa y dijo que iba a buscar a estos niños y jóvenes para lograr que recuperaran su derecho humano a la educación. E impulsó aulas de reingreso en todos los servicios locales. Hoy existen 25 aulas de reingreso en los 17 servicios locales de educación. Están en diferentes niveles de implementación. Nosotros como Fundación Súmate trabajamos con cinco servicios locales y la experiencia ha sido muy buena. Creemos que todos los servicios locales tienen que tener una oferta de reingreso, esto porque así lo mandata la ley. La instrucción es que toda la educación pública debe tener una propuesta educativa para todos y todas. Hasta hace un par de años, no existía una propuesta para los niños, niñas y jóvenes que estaban fuera, excluidos del sistema, por eso, el problema no era visible.

-En ese sentido, la pandemia tuvo esa externalidad positiva…
-La pandemia fue crítica, sobre todo para las poblaciones más vulnerables. Los niños que salen del sistema, que interrumpen su escolaridad, se concentran casi todos en el último quintil de ingresos. Son los más pobres entre los pobres. Al trabajar con los chiquillos que tienen historias de vulneración, de abandono, te das cuenta de que comparten un patrón: la pobreza. Sin embargo, hoy se ve un grupo de niños y niñas que salen del sistema en contextos socioeconómicos altos. La diferencia es que los estratos altos tienen soluciones y recursos para afrontar el abandono escolar: sistemas de after school, home school, profesores particulares para preparar exámenes libres. En uno y otro caso, nuestra hipótesis es que tenemos un sistema educativo que no está respondiendo a las necesidades de los niños.

Educación es posibilidad de elegir

-Has descrito la complejidad de los estudiantes excluidos, ¿cómo se les convence de que regresen a estudiar?
-Como han vivido tantas experiencias previas dolorosas, son niños y jóvenes que no quieren nada con la escuela. Por lo tanto, no llegan a tocar la puerta de aulas y colegios. Hay que salir a buscarlos y esa es una tremenda dificultad. Debemos recorrer los barrios, entrar a las casas, a los clubes deportivos, a las juntas de vecinos, a los consultorios, a los almacenes, que son tremendos espacios de entrega de información barrial, para encontrarlos. Cuando logras traer a uno de vuelta, lo más común es que ese niño o joven reclute a otros como él. Se dicen entre ellos: “Aquí, sí. Aquí se puede”. Pero que eso suceda no es fácil. A veces han estado fuera del sistema tres, cinco, hasta diez años. He tenido niños que no han ido nunca, jamás, al colegio. Recuerdo a los hijos de una familia con una situación económica muy compleja, pero con una madre muy puesta, muy segura, que les fue enseñando y les entregó la escritura y la lectura, pero que nunca los
escolarizó.

La psicóloga experta en educación sostiene que lo primero y lo clave es lograr que vuelvan a confiar. “Hacemos un trabajo fuerte con los jóvenes los primeros meses, donde intentamos  que vuelvan a creer en los adultos. Trabajamos también en su percepción de autoestima, porque tampoco creen que ellos pueden hacerlo mejor. El plan es que en seis meses y hasta en un año o dos, depende del tiempo que cada uno necesite, puedan transitar a un aula cualquiera de un colegio regular.

-Qué es lo que más dificulta la tarea.
-En general, el que sean niños que han vivido experiencias muy traumáticas en escuelas maltratadoras. Han sido maltratados por sus mismos profesores, por sus compañeros, por otros apoderados. Son niños que sienten que no los quieren, que los consideran tontos, flaites, complicados. En suma, todo tiene que ver con la pobreza, la vulnerabilidad, la exclusión.

-De ese sentimiento se aprovechan los padrinos narco, las bandas delictuales, en la poblaciones, ¿lo ves así?
-Existe mucha evidencia de que eso es así. Los jóvenes buscan pertenencia, buscan un lugar donde se los quiera. Y si eso se los da el narco y no se los da la escuela, lo van a tomar. Los jóvenes desescolarizados, que han salido por diferentes motivos del sistema educativo, se van a encontrar con oportunidades de entrar a esos grupos de pertenencia. Grupos negativos, como el mundo narco, las bandas delictuales, pero donde puede que se sientan aceptados, validados. Para mí, el gran valor de la educación es que te permite tener la capacidad de identificar oportunidades y poder optar. Decir no a lo negativo, a lo riesgoso, a lo malo. En el fondo, la educación te da libertad, esa que no tienen muchos de estos niños.

No al aula Gueto

Vanessa Mac Auliffe explica en detalle cómo opera el modelo técnico creado por Súmate. “Somos la única fundación que tiene experiencia implementándolo. Por eso, ofrecemos inducción gratuita a las escuelas, las apoyamos con material y hacemos talleres a quienes nos los piden. Prestamos asesoría, porque no hay orientaciones claras de cómo implementar un aula de ingreso hoy día”.
En términos administrativos, las escuelas regulares pueden por una norma existente acelerar el aprendizaje. “Así, estos niños se matriculan en la escuela como un alumno regular más, pero con ese decreto pueden hacer dos años en uno en un aula de reingreso. Nosotros aceleramos el aprendizaje, poniendo foco en las asignaturas básicas. Son aulas multigrado que albergan a niños de diferentes edades y diferentes niveles, pero cuidando que no existan más de 4 años de diferencia, en edad y niveles, entre los estudiantes”.

-¿Cuántos estudiantes hay por aula y quién dirige las actividades?
-El máximo son 20. El aula cuenta con un profesor y un trabajador social, pero nosotros motivamos que exista un potente equipo multidisciplinario, donde debe haber un psicólogo también. Ese grupo debe  generar una propuesta educativa personalizada para cada uno de los estudiantes que les permita volver a confiar, nivelar el aprendizaje de acuerdo al currículum nacional y restaurar su derecho a la educación.

-Alguna vez escuché a un experto de UNICEF decir que las aulas de reingreso generaban guetos y que eran excluyentes y discriminatorias, porque aislaban a los “problemáticos”. ¿Estás de acuerdo?
-Efectivamente si tú no trabajas con toda la escuela el desarrollo de una cultura inclusiva que sienta como parte de su propio trabajo el aula de reingreso, puede darse eso. Pero nuestro modelo incluye a toda la escuela. Por eso mismo, desde un primer momento dejamos claro que esta aula no es para que nos deriven a los estudiantes regulares en riesgo de repetir o con problemas de conducta; tiene otro sentido.

¿Qué son las EPJA?

-Hablemos de resultados. ¿Cuál es el nivel de éxito de las aulas de reingreso?
-Tenemos tantos casos de éxito. Las licenciaturas todos los años son puro resultado positivo. Es emocionante ver llegar a los chicos y chicas con sus mamás a celebrar su graduación. Belén era una chica de Concepción a la que fuimos a buscar a su casa y hoy sigue estudios superiores técnicos, tras lograr egresar de cuarto medio. Ella agradeció tanto que alguien se interesara en ella y su futuro, que rindió como ninguna, pese a que, cuando la encontramos, tenìa 17 años y sus conocimientos eran de quinto básico. Su caso para mí resume el éxito del modelo de manera nítida.

-Las autoridades ministeriales suelen decir que el camino para los niños, niñas y jóvenes desescolarizados son las EPJA (escuelas para jóvenes y adultos). ¿Estás de acuerdo?
-Las EPJAs están pensadas para personas adultas que quieren terminar rápidamente su cuarto medio para poder ingresar al mundo laboral con más posibilidades. Los adolescentes de 15, 14, 13 años que han abandonado el sistema escolar y que están en segundo, tercero, cuarto básico, en términos de conocimientos, no tienen nada que ver con los adultos que entran a una EPJA. Yo creo que no corresponde, que no es ético, que los niños en edad escolar deban recuperar su estudios en un modelo de enseñanza que no está concebido para ellos.

Vanessa valora lo que significan para los adolescentes los rituales de la escuela: el recreo, el paseo de fin de año, el Día de la Madre y el Día del Niño. “Son cuestiones muy importantes en esa edad, que la educación de adultos no contempla, porque las misiones, los objetivos del reingreso escolar y los de la educación de adultos son muy distintos”.

Sin embargo, cree que una solución sería que “los Centros de Educación de Adultos que implementan EPJAs podrían incorporar una o varias aulas de reingreso. De hecho, nosotros trabajamos con dos de estos Centros, que han avanzado en esta propuesta haciendo convivir la modalidad de reingreso con la de adultos y jóvenes, ya que comprenden que son modalidades educativas distintas y que no compiten, pues persiguen diferentes objetivos”.

Convencida de las virtudes de las aulas de reingreso, la encargada de Educación de Fundación Súmate comenta que de las 22 aulas que el gobierno exigía en 2023, Súmate apoyó la instalación de nueve. Que en términos históricos, la fundación ha implementado 24. Y que actualmente están apoyando la consolidación de otras ocho.

“La permanencia de los estudiantes es de un 80 por ciento”, dice, con su melena de fuego, la experta. Y aunque esa permanencia aplique sólo a 144 niñas, niños y jóvenes que, gracias a las aulas de reingreso, en 2023, lograron retomar sus estudios, bienvenido sea su éxito.

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