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La expansión de la USS: desde la Universidad Gabriela Mistral hasta Valdivia PAÍS

La expansión de la USS: desde la Universidad Gabriela Mistral hasta Valdivia

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Claudio Pizarro Sanguesa
Por : Claudio Pizarro Sanguesa Periodista Unidad de investigación de El Mostrador.
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El crecimiento de la Universidad San Sebastián en los últimos años, siendo el segundo conglomerado con la mayor cantidad de alumnos en el país, se debe a una política que ha privilegiado la expansión a costa de absorber otros proyectos educativos caídos en desgracia financiera.


Calificada por muchos como un reservorio de políticos de la derecha –UDI, preferentemente– en momentos en que no gobierna, y hoy sometida a requerimientos de la Superintendencia de Educación Superior como consecuencia del millonario sueldo de la candidata a alcaldesa de Las Condes, Marcela Cubillos, la Universidad San Sebastián (USS) pasó de ser un pequeño proyecto fundado en Concepción, a fines de los años 80, a convertirse en el segundo conglomerado universitario con mayor cantidad de estudiantes en el país: más de 40 mil, solo superada por la Universidad Andrés Bello.

En términos estrictos, la USS posee 38 mil alumnos, tanto de pregrado regular como en carreras verpertinas, en sus sedes de Santiago, Concepción, Valdivia y Puerto Montt, a los cuales se suman otros 2 mil alumnos de la Universidad Gabriela Mistral (UGM), a la que absorbió en 2020, como parte de un ambicioso plan de crecimiento que también ha implicado polémicas jugadas en Valdivia, donde hoy controla el Centro de Estudios Científicos (CECs, fundado por el físico Claudio Bunster), así como un centro clínico que en sus inicios fue propiedad mayoritaria de la Universidad Austral.

Las negociaciones para hacerse cargo de la UGM –la primera universidad privada creada luego de la reforma educacional de Pinochet, junto a la Diego Portales– comenzaron hacia 2018, indican fuentes de la USS, cuando la Gabriela Mistral se encontraba en un estado muy complejo. Dos años antes esta había asumido los estudiantes de la entonces desfalleciente Universidad de Ciencias de la Información (Ucinf) y acumulaba un déficit que en 2018 llegó a casi 3 mil millones de pesos mensuales.

Fundada por Alicia Romo en 1981, a partir de 2014 comenzó a ser gestionada por el Movimiento Sodalicio de Vida Cristiana, una organización católica creada en 1971 en Perú, que el año pasado recibió una serie de acusaciones que implican, entre otros, cargos por abusos psicológicos, físicos y sexuales contra menores de edad, según reportó BBC. Debido a lo insostenible que comenzó a hacerse la situación de la UGM, los sodalicios decidieron desprenderse de ella y –según se indicó en su momento– traspasaron la propiedad a la San Sebastián.

El entonces presidente de la junta directiva de la USS, Luis Cordero Barrera, quien falleció en junio de este año, puso al frente de la UGM a uno de sus hombres más cercanos: el exdecano de Derecho, exvicerrector de posgrados y exvicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos de la San Sebastián, Sergio Mena, quien es el rector hasta hoy en día, y que ha logrado poner en azul los resultados: 122 mil pesos de excedentes en 2022 y 159 mil en 2023, de acuerdo con la información oficial.

En todo caso, no fue el único cercano a la cúpula de la USS que llegó a “la Gabriela”, como le dicen los alumnos: el vicepresidente de la junta directiva es Javier Valenzuela Acevedo, prorrector de la USS y quien es sindicado como la persona que administra la nómina secreta de sueldos destinados a pagarles a políticos.

Junto con Valenzuela Acevedo, como director, figura el rector de la USS, Hugo Lavados Montes, un histórico de la Democracia Cristiana que, sin embargo, ahora sería cercano a Amarillos, el partido de centroderecha fundado –entre otras personalidades– por Mariana Aylwin Oyarzún, quien es la presidenta del directorio de la UGM desde 2022 y es, además, autora de uno de los capítulos del libro Tensiones, emociones y malestares en el Chile actual, publicado en 2021 por Ediciones Universidad San Sebastián y en el cual otro de los capítulos estuvo a cargo de Marcela Cubillos.

Mirando al Calle Calle

En el caso de Valdivia, la Universidad Austral de Chile (UACH) atraviesa por una conocida crisis financiera que arrastra desde hace bastantes años, situación que incluso ha derivado en un proceso de investigación en curso por parte de la Superintendencia de Educación Superior.

Esta coyuntura económica ha llevado a la casa de estudios a desprenderse de algunos bienes inmuebles, entre ellos, el edificio de la clínica Surmédica, de Valdivia, que pasó a formar parte del patrimonio de la USS, pues fue precisamente esta última la que compró el inmueble ubicado en avenida Francia, que antes pertenecía a la sociedad Inverme S.A., donde tenían participación accionaria la Universidad Austral y un grupo de profesionales ligados a esta misma casa de estudios.

La transacción se hizo pública en septiembre de este año y generó bastante controversia en círculos académicos, debido a que el edificio se emplaza en el corazón de una zona histórica, con marcada presencia de edificios relacionados con la Universidad Austral. Antes de concretarse la venta, incluso, hubo una fuerte oposición al interior de la tradicional universidad sureña, que también es una corporación de derecho privado que, sin embargo, no posee un dueño único, sino que pertenece a la comunidad valdiviana.

El Mostrador tuvo acceso a las actas de la UACH donde se debatió sobre el destino del inmueble, y ahí quedan de manifiesto las inquietudes sobre una eventual venta de acciones a favor de la USS, debido a lo cual –en la sesión del jueves 29 de febrero de este año– el directorio de la U. Austral decidió ejercer el derecho de compra preferencial de acciones de la sociedad Inverme S.A., al que podían optar producto de la constitución estatutaria de la sociedad.

Sin embargo, en julio de este mismo año, en una junta extraordinaria del directorio de la UACH, uno de sus miembros, el profesor Víctor Leyán, director del Instituto de Inmunología, advirtió que el tema de Inverme S.A. no solo afectaba al patrimonio y la actividad académica de la universidad, en particular respecto de la Facultad de Medicina, sino también a una “dimensión de imagen institucional”.

El académico aseguró que se trataba de un comportamiento público respecto de “un legítimo adversario en el ámbito de la educación, como lo es la Universidad San Sebastián”, destacando la “falta de interés de la institución (Universidad Austral) respecto de la situación de dicha sociedad”.

Otro director (Christian Colther) solicitó la instrucción de un sumario interno y, a la luz de los antecedentes vertidos, el presidente del directorio, Francisco Luzzi, propuso instruir al director jurídico de la universidad para que solicitara a Inverme S.A. la ampliación del plazo para ejercer el derecho de compra preferente de acciones (la UAH era dueña de 14 de los 68 papeles).

La decisión, sin embargo, fue tomada demasiado tarde. La Universidad San Sebastián se adelantó, comprando a varios profesionales sus acciones, adjudicándose el control de Inverme S.A. y, con ello, forzando a la Universidad Austral a vender su paquete accionario total.

La premura con que actuó la casa de estudios superiores privada –acusan algunas fuentes internas de la Universidad Austral–, se debería a la acción de una exautoridad que pasó a engrosar las filas de la San Sebastián, Juan Andrés Varas, exintendente de la Región de Los Ríos durante el primer Gobierno de Piñera.

Varas, exdecano de Derecho y exprorrector de la Universidad Austral, había asumido como vicerrector académico adjunto en la USS, en abril de este año, justo en el momento en que su nueva casa de estudios adquirió la propiedad de la clínica que estaba en manos de Inverma S.A. “Es como llevarse a un futbolista de un equipo rival, en el fondo lo que haces es comprar información privilegiada”, comenta otro académico.

Una situación similar vivió el Centro de Estudios Científicos (CECs), una corporación de derecho privado fundada por el físico Claudio Bunster en 1984, asociada durante un tiempo a la Universidad Austral, que tras una fuerte crisis financiera y varias demandas laborales, terminó firmando un millonario acuerdo con la Universidad San Sebastián en abril del año 2022.

El acuerdo implicaba la incorporación de Bunster y otros 14 científicos al cuerpo docente de la USS, quienes fueron contratados como académicos e investigadores a tiempo completo, a cambio del uso, por parte de los alumnos, de las dependencias del bioterio y el laboratorio de biofísica y fisiología molecular del CECs.

Según un reportaje de Interferencia, la USS se habría comprometido a pagar 14.287 UF en dos cuotas, equivalentes a un total de $455.113.956 de pesos de la época, un acuerdo que se extendería por 10 años y que estableció un plan de colaboración de investigación científica y desarrollo de programas académicos de magíster y doctorados.

Según varios académicos de la Universidad Austral, el plan final sería poder comprar la tradicional universidad sureña. Para este efecto –aseguran–, existirían vínculos entre ambos directorios, entre ellos una reconocida relación de amistad entre el actual presidente del directorio de la UACH, Francisco Luzzi, y el recién asumido vicerrector académico adjunto de la Universidad San Sebastián, Juan Andrés Varas.

La confluencia de ambos mundos no giraría solo en torno al ámbito académico, sino también alrededor del órgano empresarial más poderoso en la zona, la Corporación para el Desarrollo de la Región de Los Ríos, Codeproval, donde figuran como director el propio Juan Andrés Varas y donde el presidente es Pablo Hoffmann León, vicerrector de la USS Sede Valdivia.

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