El FES es un nuevo ejemplo de política pública que es prioridad para la población, pero que tendrá una compleja tramitación en el Parlamento, que nunca le permitirá transformarse en ley. Las posibilidades de que avance este proyecto de ley son casi nulas. Juan Diego Montalva y +Política.
Preocupación en el oficialismo. El lunes en la mañana trascendió que el Presidente Gabriel Boric realizaría una cadena nacional para anunciar el fin del Crédito con Aval del Estado (CAE) y anunciar el FES (Financiamiento Público para la Educación Superior).
En el oficialismo varios me comentaron lo poco conveniente que era hacer tan importante anuncio cuando la derecha sufría los embates de los casos Hermosilla, Universidad San Sebastián, la desaparición de la UDI y cuando, nuevamente, fracasaba en su festival de acusaciones constitucionales.
Todo lo contrario. En La Moneda se rieron con este análisis y hoy celebran lo que consideran un gol después de Marcela Cubillos y su sueldo de $17 millones en la Universidad San Sebastián. Me lo explicó una persona involucrada en el diseño del FES: «Nunca más va a haber un caso como el de Marcela Cubillos». Las universidades reaccionaron con prudencia ante tanto entusiasmo.
Seguirá el CAE. El FES es un nuevo ejemplo de política pública que es prioridad para la población, pero que tendrá una compleja tramitación en el Parlamento, que nunca le permitirá transformarse en ley. Las posibilidades de que avance este proyecto de ley son casi nulas. La primera reacción de la derecha ante lo anunciado fue hacer circular un video de 2018, en que el entonces Presidente Piñera anunció un «nuevo sistema de financiamiento sin participación de la banca y administrado por el Estado». La derecha es mayoría en ambas Cámaras y me explicaron que no se prestarían para que el Gobierno coseche las ganancias de tan relevante iniciativa.
La Moneda insistirá en su FES. El Ejecutivo pretende mover el proyecto en noviembre en el Congreso, después de las elecciones municipales. El argumento que utilizará La Moneda para convencer a la oposición para que colabore es, principalmente, que es más fácil tramitar este proyecto en un Gobierno de izquierda. La apuesta política del Ejecutivo es insistir en el FES todo el próximo año de elecciones presidenciales y parlamentarias, responsabilizando a la derecha de su postergación.
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