El analista político y subdirector académico de Faro de la UDD señaló que, debido a la gran cantidad de candidatos y de los casos bullados del último tiempo, es esperable un fuerte aumento en los nulos y blancos: “los ciudadanos tienen una forma de expresar su descontento no votando por ninguno”.
Escaso ambiente de fiesta democrática, nulo debate de propuestas, baja participación en la capital, aunque mayor en provincias, y un telón de fondo con estigmas por los casos Hermosilla y Monsalvegate marcaron, este jueves 24 de octubre, el término de 60 días de campaña y propaganda electoral para las municipales y regionales de este fin de semana.
A horas del inicio de la jornada de participación en las urnas, en la mayoría de los partidos del oficialismo y la oposición se concentraban afinando los últimos pronósticos electorales, agregando como nueva variable el caso del escándalo político a raíz de la denuncia por delitos sexuales contra el exsubsecretario del Interior Manuel Monsalve.
Hoy en Al Pan Pan, con Mirna Schindler: conversamos con el analista político y subdirector académico de Faro de la Universidad del Desarrollo (UDD), Miguel Ángel Fernández, quien analiza un bajo nivel de interés en el proceso. “Vamos a tener una tasa histórica de nulos y blancos”, ya sea por “error”, “desinformación” o “castigo” por los escándalos políticos.
Esto lo explica, en primer lugar, porque las elecciones locales suelen aunar de por sí poca expectativa por parte de la ciudadanía: durante el período de voto voluntario la participación ciudadana llegó incluso al 40%.
Pero junto con ello también cita la complejidad de estas elecciones debido al número de candidatos: “esta es la elección con más candidatos en la historia de Chile, más de 17.000 en todo el país. Esto hace que sea muy complejo todo, uno mira las papeletas de votación y son un origami”, señala el experto.
En esa línea, Fernández citó la explicada desafección ciudadana por el sistema de partidos. “Si uno mira las cifras de los años 90, las tasas de autoidentificación con partidos eran de dos de cada tres chilenos. Pero si uno mira los últimos diez años llegamos a un tercio, un caída espantosa. Y además la desconfianza en los partidos ha sido creciente y reinante durante los últimos problamente 16 o 20 años, con un déficit sistemático. Y en los últimos días ha sido un desastre”, señaló.
Esto lleva provocando en las últimas elecciones -esta incluida- un nuevo fenómeno en el que la figura del independiente está mejor evaluada que la del militante: el analista político analizó el caso del alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, quien siendo electo como militante de la UDI terminó renunciando a la tienda y continuó su gestión en solitario.
“Dado que el sistema de partidos está tan debilitado y que las marcas son rechazadas por la ciudadanía y no permiten aunar voluntades para encontrar mayorías simples -por ejemplo, en las elecciones de alcalde-, lo que termina ocurriendo es que decido salirme del partido y eliminar la marca. Esto queda muy claro: hoy en día hay más de 170 alcaldías independientes en Chile”, ilustra el también académico.
Esa misma linea de independencia se extendió hacia los mismos partidos, que adoptaron en su mayoría la estrategia de llevar independiente, en vez de sus propios militantes, como candidatos. Y si bien mantienen una afinidad política e ideológica con la tienda, la relación sería más cercana al patronaje que una doctrinaria. “Vamos a tener una tasa histórica de nulos y blancos”
Un tercer elemento a considerar por la baja expectativa ciudadana es la proliferación de casos connotados en la esfera política. En particular el caso Hermosilla durante los últimos meses, y el caso Monsalve durante la última semana.
De todas maneras, el analista político señaló que el escenario más probable es que dichos casos tengan efectos expresados localmente. El caso de Marcela Cubillos, candidata a alcaldesa por Las Condes y criticada por su millonario sueldo en la Universidad San Sebastián, sería uno de ellos por cuanto el caso tiene una expresión identificable en el contexto de la misma elección. “Va a depender de la vinculación que tengan los candidatos y partidos”, apunta.
Aún así, existen una serie de hipótesis sobre un posible efecto en la elección. Una de ellas es la cancelación entre sí cuando corresponden a diferente signo político, como es el caso de las situaciones que rodean a Luis Hermosilla con sectores de la oposición y Manuel Monsalve con La Moneda y el oficialismo.
Sin embargo, una segunda idea es que “en una elección, donde la gente no tiene tanta información y tampoco hay tanto interés, es lo último lo que queda en la retina”, señala Fernández. De esa manera no sería sorpresivo que el caso Monsalve provoque efectos que vayan desde el cambio de signo a la hora del voto hasta la desmovilización.
“‘Yo voy a votar por el Gobierno, por un candidato progresista, del Frente Amplio, pero estoy tan enojado con esto que decido votar nulo y blanco’. Esa va a ser una expresión interesante de analizar”, augura el analista, quien ve más complejo un escenario en donde, por ejemplo en Santiago, una persona pase de querer apoyar a Irací Hassler a terminar votando por Mario Desbordes.
“Pero los ciudadanos tienen una forma de expresar su descontento no votando por ninguno, en silencio”, sentencia.
