Pero eso es bueno, considera el director ejecutivo del Hogar de Cristo y uno de los diez miembros de la Comisión Experta Asesora Presidencial para actualizar la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, CASEN.
La última muestra -2023- mostró una realidad que no se condice con el impacto del estallido social, la pandemia, la crisis económica e inflación posterior, el fenómeno de la migración masiva, la crisis habitacional. Cuando la causa del padre Hurtado cumple 80 años, hablar de pobreza y sincerar situaciones, no puede ser más apropiado.
¿Cómo hablamos de los más pobres entre los pobres? ¿Está obsoleta la expresión “pobreza extrema”? ¿”Pobreza crónica” es una posible manera de mencionar a los que permanecen en el nivel más profundo de la pirámide socioeconómica y difícilmente saldrán de ese lugar?
Este es uno de los tantos temas que están detrás de las discusiones que han sostenido los diez integrantes de la Comisión Experta Asesora Presidencial nombrada en diciembre de 2023 para mejorar la CASEN y cuyas recomendaciones serán entregadas prontamente. Se trata de actualizar la herramienta que utiliza el país para medir la pobreza y contabilizar a quienes viven en esa situación: la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, popularmente conocida como CASEN.
Liderada por el doctor en Economía Osvaldo Larrañaga, la Comisión incluye entre sus miembros al ingeniero y poeta, director ejecutivo del Hogar de Cristo desde hace una década, Juan Cristóbal Romero (50). Su participación coincide con el año en que la causa fundada por Alberto Hurtado en octubre de 1944 para dar “un hogar a los más pobres”, cumple 80 años. La efeméride justifica plenamente abordar un tema antipático que todos –en especial, los políticos– prefieren evitar: la pobreza, la desigualdad, la vulnerabilidad social.
-Aquí los integrantes de la Comisión Experta Asesora Presidencial fuimos convocados como personas, como profesionales, no en representación de una institución, pero no es primera vez que directivos del Hogar de Cristo participamos de cambios a la CASEN. En 2012, Susana Tonda y Benito Baranda fueron parte de la “Comisión Asesora Presidencial de Expertos para la Actualización de la Línea de la Pobreza y la Pobreza Extrema”, que fue muy relevante porque a partir de entonces se agregó a la medición de pobreza por ingresos, la de pobreza multidimensional. Desde la perspectiva de quienes somos parte de la sociedad civil organizada, es muy importante que se nos invite a participar de un tema tan relevante.
Afirma que “el país ha sido serio y responsable en la conciencia y la manera cómo hemos ido registrando las pobrezas a lo largo de la historia de Chile. Y esos números muestran una tendencia sistemática hacia una reducción, aunque el instrumento cambie y la misma concepción de qué es la pobreza se vaya modificando, haciendo más exigente o sutil, si se quiere. En el fondo, los países se renuevan en su manera de concebirla y hoy el ideal podría definirse como el que todas las personas alcancen una vida digna”.
-¿Cómo se define una vida digna?
-Es un ideal, que da la impresión nunca vamos a alcanzar, porque los cambios son relativos y los países siempre vamos a estar buscando subir la vara de la vida digna. Cada vez nos estamos exigiendo nuevos umbrales, asumiendo nuevas convenciones, enfrentando nuevas realidades y nuevas formas de distinguir lo que es pobreza, lo que es desigualdad. Vida digna, buen vivir, son maneras de indicar lo que hoy pone el límite entre lo que es pobreza y lo que no. La línea de la pobreza está relacionada con estándares básicos de bienestar o con las carencias multidimensionales inaceptables para la vida humana.
En Chile, el primer intento formal por medir la pobreza data de 1958. Entonces se estimó que alcanzaba un 58.6%. En 1974, post Golpe, se hizo una medición oficial a través del Mapa de la Extrema Pobreza, donde se consideró que era de un 21%. O sea, un quinto de la población del país era pobre. El año 82, otro conteo mostró un descenso y situó el porcentaje en 14%; la cifra fue muy criticada.
Odeplan, la Oficina de Planificación de la dictadura militar, que antecedió al actual Ministerio de Desarrollo Social y Familia, en 1987, puso en marcha la primera CASEN. Ese es el estreno en sociedad de una herramienta que ha sufrido diversas modificaciones y es muy bien considerada a nivel mundial. El cambio más sustantivo que se le ha hecho, sin duda, es el que debuto en la encuesta de 2013 y que hizo la comisión donde estuvieron Benito Baranda y Susana Tonda del Hogar de Cristo. Es cuando se agrega a la medición de la pobreza monetaria, el concepto pobreza multidimensional, que involucra carencias en áreas claves del bienestar. Educación, Salud, Vivienda, Empleo y Seguridad Social, fueron las primeras cuatro. En 2015, se sumó una quinta: Entorno y redes.
-En otras entrevistas y en columnas de opinión, tú has hablado de nuevas pobrezas, incluso más complejas que las que experimentaba el Chile del padre Hurtado, que lo llevó a fundar, en 1944, el Hogar de Cristo. ¿Cuáles serían esas actuales nuevas pobrezas?
-Sí, el revisar la CASEN cada diez años, tal como recomendó la Comisión Experta Presidencial de 2013, tiene que ver con que la realidad cambia, incluida la de la pobreza. Hoy estamos viviendo, por ejemplo, el fenómeno migratorio. No sólo en Chile, sino a nivel mundial. Un fenómeno que repercute en todas las dimensiones de la pobreza: vivienda, salud, educación. Hoy la importancia de las redes y de la cohesión social es evidente. En 2013, se incorporó tímidamente como una dimensión del bienestar; la actual comisión ha relevado la importancia del trato social, el apoyo y el acceso digital en la vida digna, dándole un mayor peso a esa dimensión.
Romero dice que lo primero se ha validado ampliamente. Hoy las dificultades que implica no tener redes familiares, de amistad, sociales, vecinales con quien vincularse son una carencia relevante que determina una baja en la calidad de vida. Respecto de la participación, pareciera, en cambio, que no es un atributo que a las personas valoren tanto como las redes familiares. “Se valora mucho más el no ser discriminado, el tener acceso a la información y a oportunidades. La evidencia de los datos indica que la participación no sólo para los que viven en pobreza, sino para la población chilena en su conjunto, no aparece como una limitación relevante ni tampoco un atributo clave para superar la pobreza, frente a las otras capacidades y oportunidades que la encuesta está recogiendo”.
-¡Qué complejo medir con una encuesta cuestiones tan subjetivas!
-Claro, la información que se levanta debiera ser lo más objetiva posible, pero es importante también recoger cierta pobreza subjetiva. La quinta dimensión de la pobreza, asociada a las Redes y Cohesión social, , es un dimensión que recoge varias de estos aspectos subjetivos, como es la discriminación, la experiencia de inseguridad, la carencia que viven mucha mujeres en Chile que destina parte importante de su tiempo al cuidado de un hijo o un padre, por ejemplo, La Comisión del 2013 sugirió algunas de esas carencias que se han ido incorporado de manera más decidida, y otras se han ido descartando, como la de la participación en organizaciones formales. En Chile lo que al parecer importa para las familias es contar con fuertes vínculos y redes de apoyo informales.
-Vuelvo sobre los 80 años de lucha contra la pobreza, desde 1944, fecha de creación del Hogar de Cristo, al presente, a 2024. ¿Cómo ha cambiado la pobreza?
-Hay similitudes que me gusta destacar y que tienen que ver con los contextos históricos. Cuando nació el Hogar de Cristo, Chile se reponía del crac económico del año 29, el que afectó principalmente a la explotación minera. Entonces se generó un desempleo tremendo y una fuerte migración interna desde las salitreras del norte y también desde los campos del sur. Eso colmó las ciudades. En Santiago, había una enorme población flotante que no cabía en ranchas y conventillos, y empezaron a surgir las tomas y las poblaciones callampa. Esto se tradujo en un crecimiento imparable del vagabundeo y la mendicidad. No por nada el padre Hurtado se concentra en ayudar a los niños abandonados, a “los palomillas”, como se decía entonces.
La fundación del Hogar de Cristo se produce al día siguiente de un 18 de octubre –otro muy distinto al de 2019–, en lo que la historia llama “el encuentro con el mendigo”, un hombre sin casa, sin empleo y enfermo, probablemente de provincia, minero o campesino migrante, en quien el padre Hurtado reconoció a Cristo. “Hoy estamos viviendo una crisis migratoria externa como no habíamos visto nunca antes. Es un fenómeno mundial, pero muy presente en Chile, y que tiene cierta similitud con lo que pasaba en el país en 1944”.
-El fenómeno migratorio actual está agravando la crisis habitacional, una dimensión bien clave de la pobreza.
-Así es. Hoy se estima que el déficit de viviendas está entre las 500 mil y el millón y medio de unidades, dependiendo de quién mida y de los cortes poblacionales que se hacen. Quizás las diferencias entre la pobreza de 1944 y la actual se concentren en la complejidad con que entendemos hoy el concepto. En los tiempos de Alberto Hurtado había una cierta simplicidad. Él decía: pan, techo y abrigo, hoy sabemos que las necesidades son esas, pero muchas otras, mucho más sutiles. El mundo se ha complejizado en materia social.
Una trampa de la pobreza actual está fuertemente ligada al tema del cuidado, el que a su vez se liga al del “invierno demográfico que se nos viene encima”, como lo expresa el doctor en Ciencia Política Juan Pablo Luna. Esto es: el envejecimiento de la población que redundará en que en 2050 un tercio de la población chilena será adulto mayor.
Juan Cristóbal Romero hace notar que esta trampa obliga a las familias pobres a “sacrificar de alguna manera a un miembro del grupo familiar para que cuide a los niños, a los adultos mayores o a las personas dependientes”. Y ese miembro es, en la mayoría de los casos, una mujer.
-Esa es una de las recomendaciones que hará la Comisión Experta: incluir el cuidado dentro de las dimensiones de la pobreza. De alguna forma el esfuerzo que están haciendo muchas mujeres en materia de cuidado es una limitación para la generación de ingresos y finalmente se transforma en una trampa de pobreza. Esto no sucede en el segmento medio alto y alto donde existe la posibilidad de contratar externamente a alguien que cuide. Nuestra propuesta está incorporando el cuidado como una limitación, como una carencia que empobrece a la familia.
-¿Qué otra propuesta de mejora a la CASEN de las que están haciendo te parece relevante y, en ese sentido, indispensable de adoptar?
-Hay que distinguir entre las mejoras en la medición de la pobreza por ingreso y las de la pobreza multidimensional. Es importante entender que son dos tableros de control que se miran conjuntamente. La primera gran propuesta es bien técnica y, en ese sentido, suena poco sexy comunicacionalmente, pero es muy importante. Se trata de terminar con el arriendo presunto para el caso de la pobreza por ingresos.
El director ejecutivo del Hogar de Cristo pone el siguiente ejemplo: “Imagina a un adulto mayor que recibe la PGU (poco más de 214 mil pesos) y tiene casa propia. Sólo por ser propietario o tener el usufructo de la propiedad donde vive se estima que cuenta con 300 mil pesos más como un ingreso real. En estos tiempos en que la vivienda se ha encarecido muchísimo, ese arriendo presunto distorsiona enormemente su situación socioeconómica. Esta figura significó que en la última CASEN, sólo un 3 por ciento de los adultos mayores estaba en pobreza por ingresos en Chile, lo que dista mucho de la realidad de este grupo etario. ¡Bien lo sabemos nosotros en el Hogar de Cristo! La pobreza de personas mayores es de las más duras y extendidas y la actual CASEN no lo está mostrando en sus resultados. Eso es algo que está Comisión Experta busca corregir”.
-¿Qué cambios importantes vienen en materia de pobreza multidimensional?
-Hemos trabajado en una canasta alimenticia de referencia para definir la línea de pobreza en materia nutricional. La actual canasta cumple con las 2 mil calorías diarias necesarias, pero con una concentración mayor a la apropiada de alimentos ultra procesados y poco saludables. Acogiendo las recomendaciones de las instituciones de salud y las tendencias mundiales, recomendamos una canasta con ingredientes que incorporan no sólo las calorías mínimas, sino también microproteínas y alimentos de bajo procesamiento. Es importante destacar que la lista de alimentos recomendados para la canasta no es el listado de alimentación ideal, pues incorpora aún productos procesados, pero sí razonablemente más sana que la actual y más acorde a las preocupaciones y tendencias que está mostrando la dieta de los chilenos, respecto a hace 10 años atrás
Juan Cristóbal Romero afirma que éstas son algunas de las recomendaciones del comité de expertos y que ninguna de ellas es vinculante. Es decir, es una comisión asesora cuyas propuestas pueden ser acogidas o no, pero que por lo general han sido consideradas e implementadas por los gobiernos.
-¿Qué efecto tendrán?
-Es esperable que mostrarán un aumento de la pobreza, porque corregirán distorsiones, como las del alquiler presunto, y serán más completas en materia de pobreza multidimensional. Pero siempre es bueno sincerar las situaciones y, sin duda, enriquecerán la información.
-¿Cuál crees que ha sido el aporte que representa el conocimiento que tienes como director ejecutivo del Hogar de Cristo en la Comisión?
-Nosotros en el Hogar de Cristo atendemos a un grupo pequeño, me refiero a la pobreza crónica, pero que tiene un nivel de carencias extraordinario, mayúsculo. A las carencias de salud, vivienda, empleo, educación, redes, se suman las de ingreso, y se agregan problemas de salud mental, de consumo, de discapacidad, de abandono, de analfabetismo… Es una pobreza extrema o crónica, como se ha debatido llamarla en la Comisión. Y se define como la intersección del grupo que tiene pobreza por ingresos y el que tiene pobreza multidimensional. A la intersección de estas dos pobrezas no se le ha dado la relevancia que merece, y el equipo de estudios del Hogar de Cristo propuso hacerlo, porque es un grupo que debe ser atendido por la política pública de manera especial y preferencial. Los pobres entre los pobres, debieran ser prioridad no solo para el Hogar de Cristo y las otras instituciones que trabajan a diario para que las personas que viven en esta condición reciban servicios y superen la pobreza. Son responsabilidad prioritaria de todos y lograr instalar esa idea y atender las necesidades de ese grupo a partir de lo que arroje esta CASEN renovada sería una gran satisfacción. Un tremendo logro.