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Diego Martin/AgenciaUno
A diferencia de la tradicional bomba explosiva que lleva una mecha ardiendo, la molotov de impacto contiene, entre otros elementos, ácido sulfúrico. Querella del Ministerio del Interior pide que a eventuales detenidos se les extraiga la información de los celulares.
La existencia de una o más bombas molotov de impacto -como se las conoce- es la hipótesis que asoma con más fuerza como explicación para el fuerte estallido que se produjo el miércoles pasado al interior del baño del primer piso del Internado Nacional Barros Arana (INBA), en Santiago, explicaron fuentes policiales a El Mostrador.
Los hechos están siendo indagados por la fiscalía centro norte junto a personal del OS-9 y del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar), cuyos peritos recogieron una serie de muestras de distintos residuos químicos en el baño, y la principal hipótesis que se trabaja al respecto es que lo que estalló esa mañana no fue la clásica bomba molotov, confeccionada con algún acelerante, aserrín y una mecha que se enciende al lanzarla, por dos motivos principales.
El primero de ellos es que si se hubiera tratado de una molotov común, alguien debería haber encendido la mecha y, por ende, debería haber sido arrojada de inmediato, dentro del mismo establecimiento, lo que no se condice con lo establecido en orden a que el objetivo de los alumnos era efectuar una “salida incendiaria” hacia la calle.
Sin embargo, el mayor elemento de convicción respecto de que fue otro tipo de mezcla fue la potencia y velocidad de la deflagración que se produjo en el baño, que causó quemaduras en 34 jóvenes, 10 de los cuales -al menos- siguen en estado de gravedad.
Distintas grabaciones de video realizadas momentos después de la detonación dan cuenta de una amplia dispersión de las llamas incluso afuera del baño, en el pasillo que conecta con uno de los patios interiores. Las fotografías tomadas en el sitio del suceso dan cuenta, además, de llamas que llegaron hasta el techo del baño, y todo ello -indican las mismas fuentes- es más compatible con una bomba molotov confeccionada con acelerante, ácido sulfúrico, agua, azúcar y clorato de potasio (una molotov de impacto) lo que deberá ser despejado por medio de un peritaje de cromatografía gaseosa.
La molotov de impacto es mucho más peligrosa de manejar, pero al mismo tiempo sus efectos son más devastadores, pues además del daño que genera el ácido, el artefacto explosivo no evidencia su trayectoria en el aire (a diferencia de la molotov común, que tiene que llevar una mecha encendida, generalmente un pedazo de género), sino que detona al momento de impactar contra una superficie.
Según un “Manual de autodefensa” que circula desde hace años en la red, cuando la molotov de impacto estalla, “genera una fuerte reacción exotérmica (aumento brusco de la temperatura)”.
El mismo documento señala que, además, “en los enfrentamientos nocturnos no revela la posición del lanzador” y que “esta bomba es muy importante, ya que alcanza a los 200 grados centígrados y es capaz de derretir los escudos de la policía, así como sus trajes de protección”.
Cabe indicar que en la querella que presentó el viernes el Ministerio del Interior, por medio de la abogada Patricia Bader, entre otras diligencias que se solicita está “la realización de un informe químico y pericial con el fin de determinar el uso de acelerantes, origen y causa del incendio”.
La querella pide que la causa sea investigada por la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE) de la PDI y que, además de una serie de procedimientos que son estándar en casos de esta naturaleza, como la revisión de cámaras de seguridad y la toma de declaraciones a los jóvenes que están hospitalizados, así como el levantamiento de huellas dactilares, se solicite una serie de antecedentes al establecimiento, entre ellos el listado de todos los funcionarios del INBA presentes ese día, el listado de asistencia de los alumnos de educación media, “además de “permisos que los padres entreguen para justificar salidas o ausencias de los escolares, el día de los hechos”; así como la “información de los nombres de los escolares que ingresan con teléfonos celulares a clases” y también “antecedentes de investigaciones o procesos disciplinarios relacionados con la Ley de Convivencia Escolar y la Ley Aula Segura respecto de quienes se determine su participación en los hechos reseñados”.
Del mismo modo, la querellante solicita que, en caso de que haya detenciones, se efectúe la extracción de la información contenida en los teléfonos celulares de quienes puedan resultar implicados en el hecho.
