El economista y presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad advirtió que Chile lleva más de una década de bajo crecimiento, lo que limita las capacidades de cualquier gobierno. No obstante, destacó dos proyectos que podrían marcar una diferencia.
Este lunes, el Banco Central informó que el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de Chile para septiembre de 2024 registró un crecimiento nulo en comparación con el mismo mes del año pasado, con una disminución del 0,8% en la serie desestacionalizada respecto a agosto. La cifra representa un remezón para el Ejecutivo, en medio de la discusión del Presupuesto 2025. La oposición sostiene que no estarán los ingresos que el Gobierno supone, y el debate sobre el erario para el próximo año ya entró en tierra derecha con el inicio de la Comisión Especial Mixta de Presupuesto en el Congreso.
En medio de los dimes y diretes entre oficialismo y oposición, en un nuevo capítulo de Al Pan Pan con Mirna Schindler, Raphael Bergoeing, economista y presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad, fue enfático al señalar que la economía chilena se encuentra atrapada en una espiral de bajo crecimiento que lleva más de una década. Según Bergoeing, este estancamiento no es solo un fenómeno económico, sino también un reflejo de la incapacidad de la clase política para tomar decisiones que permitan asumir los riesgos necesarios para revitalizar el país.
El economista explicó que fenómenos como los feriados adicionales y la volatilidad del sector minero contribuyeron al actual estancamiento. Sin embargo, el verdadero problema radicaría en las tendencias a largo plazo, ya que desde 2015, la economía chilena ha crecido en promedio solo un 2%, un ritmo que se proyecta continuaría en el futuro cercano.
“Chile está entre comillas estancado en un 2%”, dijo Bergoeing. “Ese es un número bajo. Uno esperaría que una economía como la chilena, dada su distancia con el desarrollo, todavía sea capaz de crecer al 4%. Crecer al 2% tiene implicancias gigantescas, no solo para el empleo, sino también para la recaudación del Gobierno. Y por eso la discusión presupuestaria está tan vinculada a este fenómeno”.
El economista destacó que la persistencia de este bajo crecimiento tiene consecuencias estructurales muy profundas. Según Bergoeing, si el país sigue anclado en un crecimiento de 2%, las posibilidades de que los gobiernos, independientemente de su signo político, puedan cumplir con sus obligaciones y hacer frente a los desafíos económicos serán limitadas. “La capacidad de cualquier gobierno para hacer cosas durante los próximos años será mucho más baja”, advirtió.
“Es una economía que está mediocremente estancada en 2% hace 10 años y se proyecta que si las cosas no cambian va a seguir igual hacia adelante”, sentenció.
Más allá de los indicadores económicos, Bergoeing, exsuperintendente de Bancos e Instituciones Financieras durante el primer gobierno de Piñera, reflexionó sobre un problema fundamental que —a su juicio— ha afectado a Chile durante los últimos 30 años: la falta de liderazgo político para implementar reformas que puedan generar un cambio significativo. Sostuvo que, a pesar de los avances alcanzados en los años 90, que incluyen políticas de la dictadura “mejoradas”, Chile ha caído en un “letargo” que impide realizar los cambios necesarios para avanzar hacia el desarrollo.
“Hemos perdido la capacidad en la economía de convencer a la política, que está por sobre la economía, de tomar ciertas decisiones que permitan asumir riesgos hacia adelante, que luego evaluamos, y que cuando no funcionan se rediseñen y volvamos a hacer lo mismo. Estamos en este proceso más bien estancado, no solo del crecimiento, pero de la decisión de hacer política pública”, planteó.
Según Bergoeing, más que una serie de “malas políticas”, el verdadero problema radica en la “pasividad” de la clase política. En lugar de impulsar reformas que podrían mejorar la productividad y la competitividad, el debate se ha centrado en una retórica que evita asumir compromisos a largo plazo. “El punto es que no estamos tomando decisiones, y eso nos está pasando la cuenta hace rato”, reiteró.
A pesar de sus preocupaciones, Bergoeing expresó algo de esperanza al destacar que actualmente existen dos proyectos en el Congreso que podrían contribuir significativamente a mejorar la institucionalidad económica del país. El primero de ellos es el proyecto de “permisología”, liderado por el ministro de Economía, Nicolás Grau, que busca simplificar el sistema de permisos para la inversión en Chile. El segundo, impulsado por el ministro de Hacienda, Mario Marcel, busca crear una agencia que evalúe la calidad de las políticas públicas y fortalezca la Comisión de Productividad.
Si bien Bergoeing reconoció que ambos proyectos aún son perfectibles, afirmó que representan un paso positivo hacia la mejora de la capacidad institucional del país. “Aunque sean perfectibles, estos dos cambios serán una diferencia importante para tener mejores políticas públicas hacia adelante”, afirmó.