Félix Fernández Shaw ve a América Latina como el socio natural de Europa para la transición energética. Es de la idea de que Chile debe abrir el mercado energético a la región y que se debería pensar en desarrollar carreteras de transmisión que conecte a toda América Latina.
El encargado de dirigir la cooperación de la UE para América Latina, Félix Fernández Shaw, tuvo una semana intensa en el país, en la que firmó un acuerdo para avanzar en la certificación del hidrógeno limpio y bajo en carbono en América Latina, además de llevar adelante conversaciones en materia de desarrollo sostenible y sobre el papel emergente de Chile como líder regional en energía renovable y materias primas críticas.
En esta entrevista Fernández Shaw se refiere a los problemas que vienen enfrentando hace varios años las empresas renovables europeas con la falta de regulación en Chile en materia tarifaria del mercado eléctrico, que los tienen vendiendo la energía a precio cero, además de la distorsión que ha provocado en la competencia los subsidios a las generadoras de menor tamaño. En Europa, reconoce el Director para América Latina y el Caribe en la Dirección General de Asociaciones Internacionales (DG INTPA) de la Comisión Europea, que están conscientes de dos cosas: que Chile está comprometido a avanzar en ambas problemáticas y que que no quieren que las empresas en Chile pierdan dinero.
-¿Qué resultados concretos ha alcanzado con autoridades chilenas en las reuniones bilaterales de estos últimos días en materia de energías renovables?
-Chile es un país que está realmente progresando en las energías renovables. Entonces tiene mucha gana de inversión y muchas ganas de que la Unión Europea traiga tecnología, lo que yo llamo inversión productiva. Es decir, aquella que genera valor añadido. De manera que lo que uno vaya a fabricar, lo haya fabricado aquí. Y eso es lo que nosotros entendemos que quiere Chile, en energías renovables, en hidrógeno verde. Hemos hablado mucho de hidrógeno verde con el gobierno. Tenemos muchas inversiones aquí, el gobierno está empujando mucho, no solamente para venderle a Europa hidrógeno verde, sino también para introducir el hidrógeno verde en la matriz energética chilena y descarbonizar la matriz energética chilena. ¿Y por qué? Porque Chile cree realmente en la descarbonización, Chile es un país que quiere avanzar en lo verde y sabe que le va a costar, porque nos va a costar a todos, de hecho nos cuesta mucho en Europa. Entonces, lo que quiere es juntarse con los que están haciendo lo mismo para ver si entre todos descarbonizamos poco a poco.
-En materia de regulación, las empresas de origen europeo, cien por ciento renovables, han mostrado reiteradamente su preocupación por la falta de regulación en materia tarifaria, con el llamado precio cero, que de no cambiar la regulación estiman que verían amenazada su continuidad en Chile. ¿Cómo ve usted esa situación?
-Nosotros llevamos hablando con el gobierno chileno ya un buen tiempo sobre esto. De hecho, cuando la presidenta de la Comisión Europea vino aquí se puso el tema sobre la mesa, porque no es un buen negocio o no es una buena idea para Chile que las empresas vengan a invertir aquí y que se encuentren con que están vendiendo a precio cero. Lo que veo es al gobierno chileno que entiende cuál es el problema y que está intentando ver cómo encajar las piezas. Nosotros mientras tanto, evidentemente apoyamos no solamente los esfuerzos del gobierno chileno, pero también apoyamos a nuestras empresas, porque sí que nos parecería evidentemente difícil seguir diciendo nosotros, que tenemos el Acuerdo Marco avanzado, que Chile es el lugar, que vayan a Chile, si de repente las empresas se van. Yo no estoy seguro de que las empresas no se van a ir, pero tampoco quiero que pierdan dinero. Entonces, ahí estamos, en un equilibrio que tenemos que buscar entre todos. Las empresas, el gobierno, y nosotros.
-Otro de los grandes problemas, que imagino conoce, es el subsidio que reciben las generadoras de menor tamaño que tienen precios preferenciales, aun cuando varias de estas no son tan pequeñas porque detrás de ellas hay grandes fondos de inversión. ¿Qué opina sobre esta situación?
-Entiendo que se trata de tema heredado. Es decir, que ha sido una situación que se ha dado así, pero no es un sistema que no retribuye la innovación tecnológica y la inversión y por tanto tiene que tocarse un poco. Otro de los problemas que estamos abordando con el gobierno chileno es el tema de la red de transmisiones. Es decir, parte del problema no viene solamente por la tarifa, viene porque Chile tiene una red de transmisión que está desconectada entre el norte y el centro. Y claro, todas las empresas que están en el norte utilizando las excepcionales condiciones chilenas están como una camisa de fuerza, porque no pueden sacar la energía. Por eso estamos trabajando con el gobierno chileno, como lo hicimos en la Semana Latinoamericana de la Energía, con OLADE en un diseño energético regional.
-¿Cómo así? ¿Interconectar mediante de redes de transmisión a toda Sudamérica?
-Lo que Latinoamérica está buscando es cómo mejorar las interconexiones eléctricas, porque hay países que son excedentarios, hay países que son deficitarios, pero fíjese que ningún país es siempre deficitario. Hay países donde el agua es complementaria con el sol, el sol con el viento, tienen las presas en Ecuador y en Colombia, el sol en Perú y en Chile. Entonces, lo que está pensando América, la propiedad de América Latina, es cómo interconectar las redes eléctricas y abrir el mercado, para que haya un mercado que sea abierto a la innovación. Es un poco lo que tenemos en Europa, que también tenemos nuestros problemas, pero nosotros ya hemos abierto el mercado energético en Europa. Abrir el mercado energético se refiere a unir, por ejemplo, la producción de energía de distintos países. No se puede pensar en un mercado eléctrico, en el que se pueda vender energía a Colombia, por ejemplo, como pasa con España que puede venderle en Portugal, o con Francia que le puede vender a Eslovenia. ¿Cómo lleva usted la energía de Colombia si no están conectados? Entonces, cuando se tiene un mercado muy pequeñito, los sistemas están encajonados. Cuando tiene un mercado más grande, la innovación y el mercado más grande, contribuye a que haya más demanda, pero también a que haya más oferta. Con lo cual los precios de la energía bajan porque se subastan.
-Pero para que exista este mercado tienen que haber autopistas para la electricidad, cosa que no hay, y cuya inversión, además es muy costosa
-La inversión es muy costosa, pero la electricidad es un mercado líquido. Es decir, en el momento en que usted enchufa, la electricidad empieza a pasar. Y al pasar, usted empieza a cobrar por utilizar la infraestructura. ¿Qué ha dicho la Agencia Internacional de la Energía? Que el 33 por tercio de las inversiones necesarias para la transición energética es en transmisiones. Un tercio. Entonces, eso, por ejemplo, en Chile, ayudaría mucho a toda la gente que está produciendo en el norte, porque ayudaría a sacar la excedencia. Y además, no solamente ayudaría a sacar, sino que es que hay momentos del día o del año donde Chile no es excedentario, pero sí puede tener energía otro país en América que tienen reservas naturales de energía en el agua. Ahora como el agua comienza a ser menos fiable por la sequía y el cambio climático, los países de América empiezan a ver que el agua no les vale para todo el crecimiento industrial que necesitan, pero el agua sí que puede funcionar como una pila y utilizar la hidro como reserva en casos de estacionalidad. Esta es otra de las conversaciones que estamos teniendo con el gobierno chileno, que sí está muy interesado obviamente, porque salvo una interconexión que hay con Argentina, Chile es una isla. Y lo otro que hemos hablado también con el Gobierno de Chile es generar consumo de energía al lado de donde se produce. Por ejemplo, generar hidrógeno verde para descarbonizar las minas, la minería del norte. Por ejemplo, esas son ideas que está pensando el gobierno. No nos va a sacar del apuro de aquí a enero, pero son ideas estructurales para tener un mercado estructurado.
-A propósito del tema del hidrógeno verde, ¿qué impacto se espera lograr con el proyecto de certificación de hidrógeno limpio en América Latina?
-Todo el mundo está buscando lo que es verde, pero ¿quién dice que una cosa es verde? Todo eso requiere una certificación. ¿Quién lo hace? Si nosotros queremos pasar ahora a un sistema de energía para que lo que se produce en Chile sea utilizable en todo el mundo tenemos que certificar. Así como nosotros y como en Chile, estamos empujando a todo el mundo a ir a lo verde, es muy importante que haya unos sistemas de certificación homologados de manera que cuando Chile dice esto es verde, Chile que tiene una institucionalidad muy fuerte, sea el cien por ciento neto cero emisión. Como Chile y la Unión Europea están en la misma línea de empujar a la sociedad y a la economía a que sea verde. Por tanto, Chile necesita certificar.
Y no solamente necesita certificar Chile, porque si se certifica el hidrógeno verde en una parte y en otra se certifica el hidrógeno verde de otra manera, empiezan a pelearse todo el mundo. Lo importante es que progresivamente América vaya generando un sistema de certificación que sea común o similar. Y eso es lo que hemos firmado con OLADE y con Chile, que es a partir de la gobernanza de certificación con Chile, vamos a trabajar con otros países de América, como Argentina, Colombia, Panamá. A Panamá le interesa mucho por el canal. Colombia, porque tiene mucho hidrógeno verde en preparación. Hay que trabajar para que el sistema de certificación sea lo mismo y para que certifiquen lo mismo, porque no solamente está el problema de certificar sino cómo sabemos quién certifica. Como esto es nuevo, lo tenemos que ir poniendo encima de la mesa. Y ese es el valor añadido a este proyecto. Para nosotros es clave que Chile tire de esa carreta con nosotros.
-En cuanto a la promoción de las cadenas de valor sostenible en materias primas, como el litio y el cobre, ¿cómo se ha ido avanzando en ello?
-Nosotros lo que vemos ahora es que hay una serie de minerales críticos que son claves para la transición energética. Y muchos de esos minerales están aquí. Y lo que pasa es que nosotros, en Europa, nos hemos dormido. Y descubrimos que hay otros países que han seguido trabajando en la minería, como Chile, y como europeos, para nuestra propia descarbonización, queremos tener acceso directo a esos minerales. Y entonces dirá, bueno, pónganse a la cola. ¿Pero cuál es el valor añadido que pone Chile en eso? Hombre, pone mucho, porque eso es muy intensivo en capital y trabajo. Pero el material sale bruto. Entonces, Chile lo que está pensando es, primero, que no puede permitir que esto se haga en condiciones sociales y medioambientales que no sean las mejores posibles y, segundo, que si el país será clave en la transición energética no puede ser solo extractivista, podría hacerse mejor. Entonces Chile lo que quiere es inversión, tecnología, para empezar a progresar en la cadena de valor de la batería.
-Esa es la gran crítica al modelo extractivista
-Yo siempre les he preguntado a todos en América ¿cómo es posible que estéis todo el día diciendo que América tiene todo lo que necesita el mundo para la transición verde y lo único que hacéis es sacarlo de la tierra y venderlo? Es una lástima. Nosotros lo que le estamos diciendo a Chile es, vamos a sentarnos y vamos a hablar en los próximos 10 o 15 años de generar una cadena de valor que haga algo con el litio y que lo haga de manera descarbonizada. Lo que queremos hacer es ayudar a Chile a generar su propia cadena de valor, esto es muy sofisticado, muy complicado, requiere mucha tecnología mucho conocimiento, pero la Unión Europea tiene muchas empresas tecnológicas de tratamiento químico, en el momento en que Chile reciba ese conocimiento, reciba esa tecnología, se formarán nuevos empleos, otra forma de progreso. A nosotros nos interesa porque no tenemos litio, el litio lo tiene Chile, entonces ahí vemos que hay una buena oportunidad de intercambio entre Europa y Chile.