Fotos y mensajes de whatsapp entre uno de los condenados y su polola fueron determinantes en la condena. En uno de los chats les decía “guagüita, te amo mucho, me acabo de chorear un camión, te amo, te amo, te amo, te amo”. Pese a ello, posteriormente la asesinó y sepultó en el desierto.
Un grupo de sujetos que asaltaba trenes así como camiones cargados con cátodos de cobre, vestidos como militares y utilizando armamento pesado, fue condenado a duras penas luego del juicio respectivo, que terminó la semana pasada en el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Antofagasta.
Se trata de seis sujetos, comandados por Jonathan Olate y Andrés Sutar, quien además enfrenta una causa por haber asesinado y sepultado en el desierto los restos de su polola, una conocida influencer de Antofagasta. Paradojalmente para él, los chats que mantuvo con ella, y que la policía encontró en su teléfono, resultaron fundamentales para condenarlo a él y a sus cómplices.
Olate, en tanto, quedó parapléjico luego de que sujetos desconocidos, que se presume formaban parte de otra banda semejante, irrumpieran en su casa de Calama, a fines de 2022, y le dispararan en la columna.
Al respecto, el fiscal regional de Antofagasta, Juan Castro Bekios, explicó que el total de las penas que recibieron los acusados suman 91 años y que “según la investigación desarrollada por el Ministerio Público junto al OS-9 de Carabineros y Labocar de la misma institución, entre los delitos acreditados está uno registrado en mayo del año 2022, fecha en que los imputados usando vestimenta de tipo militar y chalecos antibalas concurrieron a una estación ubicada en el kilómetro 31 de la ruta B-475, donde se hallaba detenido un tren de la empresa ferrocarril Antofagasta-Bolivia, desde el cual sustrajeron cinco paquetes de cátodos de cobre avaluados en la suma de 119.462 dólares, los cuales cargaron en un camión huyendo del lugar”.
Asimismo, según explicó el fiscal, “la investigación estableció además que en julio del año 2022 miembros del grupo ingresaron a un servicentro de la Ruta 5 Norte para sustraer un camión con su respectivo remolque, el cual estaba cargado con 10 paquetes de cátodos de cobre, avaluados en la suma de 179.515 dólares amenazando a su conductor”. La causa estuvo a cargo del fiscal Cristian Aguilar.
Los sujetos fueron finalmente acusados por cinco delitos. El más cinematográfico de estos fue precisamente el relacionado con un asalto sufrido por el Ferrocarril Antofagasta-Bolivia (FCAB), el cual -mientras estaba detenido en la estación Lata- fue atacado por sujetos vestidos como militares, que portaban armas de todo tipo, quienes redujeron a la tripulación y acercaron un camión con grúa para robar los cátodos.
Pese a que es el único asalto de este tipo que fue comprobado en contra de la banda, el FCAB sufrió más de 100 asaltos semejantes entre 2020 y 2022. Dichos ataques cesaron cuando fue detenido el grupo que lideraban Olave y Sutar, además de otro semejante, encabezado por otro delincuente habitual, Rigoberto Valderrama, más conocido como “Piolín”.
Mientras Carabineros investigaba la banda de Olave se produjo la desaparición de la influencer antofagastina Javiera Olivares Galleguillos, polola de Sutar. Ante las sospechas de la madre de la joven de que este estaba implicado en los hechos, pues entregó una versión muy confusa (dijo que cerca de Calama ella se había bajado del vehículo en que viajaban ambos, sin volver a verla) la Brigada de Homicidios incautó el celular de Sutar, quien luego de ello desapareció del mapa, solo para ser encontrado en Bolivia a inicios de este año, desde donde fue expulsado en enero.
Una vez en Antofagasta, confesó el crimen de la muchacha y también entregó la ubicación del cuerpo de ella, el que fue encontrado sepultado en el desierto, en el lugar que indicó.
Sin embargo, Sutar no escapó de Chile debido a la investigación relativa al femicidio (estaba seguro de que nunca podrían imputarle ese crimen), sino por los contenidos de su celular. En efecto, cuando la PDI y luego Carabineros revisó el teléfono, encontró prácticamente toda la evidencia que se necesitaba para condenar a la banda, incluyendo fotografías de él y los demás sujetos planificando los asaltos, mostrando las armas largas que poseían (ninguna de las cuales fue hallada) y mucho más.
A ello se suman los chats incriminatorios que tenía con su polola. En uno de ellos decía “casi muero”, mostrando un chaleco antibalas con un disparo. Por cierto, dicho elemento de protección había sido robado a personal de seguridad del FCAB y el disparo había sido propinado por la banda de Sutar, aunque aparentemente este quería mostrar a su pareja los riesgos a que se veía sometido.
En otro diálogo le adjuntaba un video de él vestido de militar, junto a otros sujetos ataviados del mismo modo, al interior de una camioneta, junto al mensaje “trabajando amor”. Un tercer chat lo muestra empuñando una escopeta de repetición, respecto de la cual dice a su polola “este es de los juguetes que me gustan a mí”.
El 31 de agosto, luego del asalto a un camión, envió un audio a su polola en que le decía “guagüita, te amo mucho, me acabo de chorear un camión, te amo, te amo, te amo, te amo”, luego de lo cual le decía “tamos sacando la carga”.
Un poco más tarde, siempre jactándose de su “trabajo”, Sutar enviaba otro mensaje semejante, pero a un grupo de Whatsapp de su familia: “me volé un camión recién y salió todo bien”. En otro intercambio -como se ve en la imagen superior- la mandó a la joven una selfie de él junto a Jonathan Olave, dentro de una camioneta, mientras muestran una mochila llena de billetes.
En un chat con un tercero, éste le envió un link a una nota periodística relativa a un asalto al FCAB. Su interlocutor le pregunta “No fue usted”, ante lo cual Sutar replica “el del tren sí”.
Luego del juicio, el TOP de Antofagasta condenó a Olave y a Sutar a penas de 20 y 16 años de presidio efectivo, respectivamente, como autores de tres y dos delitos consumados de robo con violencia e intimidación. Los otros cuatro acusados recibieron penas que varían entre 14 y ocho años de cárcel, por los robos y tenencia ilegal de municiones, entre otros delitos.
Sutar, asimismo, enfrenta una causa pendiente por obstrucción a la investigación y otro por el femicidio de su polola, quien se cree que es probable que haya sido asesinada como una forma de evitar que lo denunciara.
En pocos meses más, en tanto, debe llegar a juicio la segunda banda dedicada a cometer asaltos contra trenes. Se trata del grupo que comandaba “Piolín” Valderrama junto al colombiano Mao Rodríguez Valverde, al cual se le acusa por un solo delito: el robo cometido el 8 de octubre de 2022 contra el FCAB en la estación Los Morros (Mejillones), ocasión en la cual participaron dos tres funcionarios de la empresa, el argentino Martín Ariel Hyon, su cuñado (chileno) Emanuel Ramos Maza y Diego Espinoza Espinoza.
Mientras los dos primeros detuvieron el tren, para que fuera abordado por los costados y la carga trasladada a varios camiones, por medio de un camión pluma, el tercero tuvo una ocupación muy específica: como se observa en varias imágenes, su “trabajo” consistía en pintar con spray oscuro las cámaras de seguridad del tren.
Según la versión que Ramos entregó al OS-9, el colombiano lo contactó inicialmente para transportar marihuana utilizando el tren, a lo que dice que se negó. Posteriormente, sin embargo, le pidió que trabajara para él, argumentando que lo único que necesitaba era “que el tren pase lentito, nada más”, explicándole que “quería robar el tren, diciéndome que había dos tipos de trenes, unos con escolta y otros sin escolta” y que “quería robar el tren sin escolta pero con rejas, ya que estos vienen sin escolta, sin drone, sin policía, solo la reja de seguridad”.
Ramos aseguró a la policía que él se negó, pero que posteriormente Rodríguez le habría dicho que “estás poniendo muchos problemas, vamos a empezar a tocar a su familia y hacer cosas que no quería hacer”, aludiendo a que su cuñado tenía problemas económicos. En efecto, Hyon había pedido dinero a prestamistas colombianos, que no había devuelto, un clásico préstamo “gota a gota”.
Asimismo, asegura que además, “me muestra una fotografía de mi padre, quien vestía una camisa a cuadrillé color celeste, blanco y azul oscuro, con un pantalón de jeans de tonalidad clara y un gorro, por lo que me asusté mucho”. Debido a todo lo anterior, aseguró, es que junto a su cuñado decidieron participar del robo.
Sin embargo, para la fiscalía la versión no es creíble. De ese modo, para Moe Rodríguez y Rigoberto Villarroel se están pidiendo penas de 25 años de prisión (por los delitos de asociación ilícita y robo con violencia e intimidación), para los otros seis acusados, incluyendo Hyon, Ramos y Espinoza, se solicitan 18 años. Además, a uno de ellos, Iván Alday Esbry, se le imputa también el delito de receptación, por el cual el Ministerio Público aspira a que le condene a otros cinco años.