El mandatario salvadoreño lanzó el “Plan Control Territorial” para combatir altas tasas de criminalidad y las pandillas. En 2020, el número de homicidios de El Salvador disminuyó drásticamente a costa de pérdida de derechos esenciales de la población. Su aparición en una encuesta llamó la atención.
En un contexto de profundo descontento con los partidos políticos, percepción de fallas en la seguridad y con índices delictuales fuera de control, en el oficialismo, la oposición y en el mundo académico coinciden en que dichos factores pueden abrir un espacio para el surgimiento de un sheriff al estilo del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
El mandatario salvadoreño postuló a la presidencia de su país en 2019 por la centroizquierda. Sin embargo, la Justicia disolvió su colectividad, por lo que cambió su partido por uno de centroderecha. Sus ejes de campaña giraban en torno a la violencia y muertes en las calles, la lucha contra la corrupción y mejorar la economía.
En su debut, Bukele lanzó el “Plan Control Territorial” con el fin de combatir las altas tasas de criminalidad y las pandillas. En 2020, la tasa de homicidios de El Salvador disminuyó 51,3% en comparación con 2019. No obstante, es cuestionado por medidas de seguridad que caen en violaciones de los derechos humanos y horadan la democracia.
El Congreso salvadoreño visó un Estado de Emergencia que condujo a la captura de miles de personas, muchas de las cuales no tienen vínculos comprobados con las pandillas. Asimismo, una célebre “megacárcel” construida para pandilleros ha sido objeto de críticas.
El Estado de Emergencia implementado por el aumento en los homicidios permite la suspensión de derechos constitucionales, como el derecho a la defensa y la protección contra detenciones arbitrarias. Esto ha generado preocupaciones sobre la erosión de las libertades civiles en El Salvador. Los procesos de detención han alimentado críticas sobre la concentración de poder y la represión de la oposición.
Nayib Bukele, quien llegó a la presidencia de su país en 2019, tras una carrera política que comenzó como alcalde de Nuevo Cuscatlán y luego de San Salvador, ha navegado un camino lleno de controversias y promesas. Y su estrategia ha suscitado críticas.
El politólogo de la UCV Guillermo Holzmann no tiene dudas: Bukele se ha transformado en una figura inspiradora para Chile y eso lo demuestra la encuesta Cadem, donde con 81% es el líder internacional con mayor imagen positiva en nuestro país.
“Sí, hay un espacio para que surja un Bukele en Chile, pero debemos entender que lo que se espera es que se coloquen en prisión efectiva los responsables de homicidios, la delincuencia o vinculados al crimen organizado. No todo el mundo sabe cómo funcionó lo de Bukele. Lo que le ha dado notoriedad es la prisión efectiva y la capacidad del Estado de usar al máximo su capacidad de coerción y persecución de sospechosos. Pero eso lo hace con Estado de Excepción”, explica el académico.
En tanto, Marco Moreno, académico de la Universidad Central, señala que Chile no está inmune a este tipo de liderazgos populistas. “La admiración por líderes de ‘mano dura’ en América Latina responde a una frustración ciudadana, debilidad institucional y una cultura que en momentos de crisis suele buscar figuras autoritarias para obtener seguridad y orden. La efectividad de estos liderazgos en el largo plazo es cuestionable, pero su atractivo inmediato los convierte en figuras políticas poderosas en la región. No hay que descartar que la gente desesperada y defraudada por una élite de poder que parece desconectada de la crisis de seguridad podría echar mano a este tipo de soluciones”, apunta el analista.
El académico de la Universidad de Chile Gilberto Aranda coincide con sus pares. “Sí, hay espacio para un Bukele en Chile. Lo hay en la medida en que este tema sea recogido y asumido por alguna candidatura. Lo que se busca es un comisario que imponga la ley y el orden a cualquier precio. Y eso significa que quien abrace ese estilo semejante al de Bukele tiene, por supuesto, opciones para crecer en la intención de voto”, afirma Aranda.
En el oficialismo explican que son cuestionables los resultados de la encuesta Cadem que ponen a Bukele en la posición de liderazgo. “Los países para enfrentar la delincuencia no necesitan medidas de gobiernos autoritarios o dictaduras. (…) No hay espacio para un Bukele en Chile, a pesar de que algunos le prenden velas todas las noches y lo quieran imitar”, aseguran.
“Quedamos vacunados con Pinochet para aceptar gobiernos de esas características”, sostiene el diputado Jaime Naranjo (PS).
El también socialista Daniel Manouchehri tiene una mirada distinta: “Chile y El Salvador son países diferentes culturalmente. No obstante eso, en nuestro país perfectamente puede emerger un liderazgo que conecte con la ciudadanía como Bukele en El Salvador”, asegura el legislador.
Su par, el diputado Jaime Mulet (FREVS) asegura que Bukele representa el fracaso del sistema democrático o el fracaso de las democracias liberales para combatir la delincuencia y entregar niveles aceptables para la ciudadanía en un marco de respeto a los DD.HH. “El Salvador ha traspasado ciertos límites y espero que en Chile no se traspasen nunca. Sí creo que mucha gente en Chile espera un liderazgo similar a Bukele. Espero que no ocurra”, indica.
El analista del Partido Radical, Miguel Moreno, tiene una postura diferente. Según sostiene, un fenómeno como el liderazgo de Nayib Bukele en El Salvador no es viable en Chile y destaca las profundas diferencias entre ambos países, donde la pobreza afecta al 30,3% de la población salvadoreña y el ingreso per cápita es de USD 4.700, en contraste con Chile, donde el ingreso per cápita supera los USD 25 mil.
“A pesar de los altos niveles de delincuencia y narcotráfico en Chile, su estructura democrática y desarrollo económico impiden la llegada de un liderazgo autoritario”, dice. No obstante, reconoce “que hay sectores de la población que anhelan cambios drásticos, lo que podría generar movimientos que busquen soluciones más radicales si la situación económica se deteriora”, señala Miguel Moreno.
En la oposición consideran que “mientras peor esté la situación del crimen en Chile, hay más espacio para un populismo”. “En el combate a la delincuencia perdimos cinco años. ¿Por qué digo cinco años y no tres y medio? Porque fue el Frente Amplio el que se opuso a todos los proyectos de ley del expresidente Piñera en el periodo pasado. Robo de madera, Ley Juan Barrios, Ley Naín-Retamal, etc. Entonces, lo importante es que nosotros tengamos medidas efectivas, apoyo político para esas medidas en el Congreso y podamos ir de a poquito mejorando la situación”, indica el diputado Jorge Alessandri (UDI).
En Renovación Nacional no descartan que se pudiera abrir un liderazgo de ese tipo, por lo que es importante tomar medidas preventivas. El diputado Andrés Longton comenta que “dentro de la institucionalidad, el combate a la delincuencia debe ser efectivo (…), en ese sentido que este Gobierno ha pecado mucho de eso, tironeado por los sectores más radicalizados y eso le abre las puertas a este tipo de liderazgo”.
En tanto, el diputado Johannes Kaiser sostiene que en Chile hay espacio para una persona que “encarne el principio de autoridad, que le ofrezca a la gente la recuperación del orden, la recuperación del respeto a la ley, que le ofrezca protección de aquellos que hoy día los amenazan”.
“En ese sentido, sí, existe una demanda por una figura como un Bukele. No sé si exactamente como Bukele, pero, sin duda alguna, una demanda por una persona que encarne esa capacidad de proteger a la población”, afirma el legislador.