Después que Chile y la Unión Europea (UE) lanzaran una ambiciosa iniciativa para monitorear los salares en la región andina de Sudamérica, con el objetivo de evaluar el impacto ambiental de la industria del litio en estos ecosistemas estratégicos, en Juego Limpio nos reunimos con Félix Fernández Shaw, director de Cooperación entre la UE y América Latina, el hombre de la billetera europea para este lado del mundo.
Lo primero que quiso dejar en claro es que el proyecto no es una ayuda ni un regalo. «Nosotros hemos puesto a disposición del Gobierno chileno una oferta de cofinanciación. Esto no es donación, esto es congregación de desarrollo, es como decir ‘oiga, si queremos hacer esto, vamos a hacerlo juntos para entrar a los programas de investigación de punta que están haciendo seguro el tema de los salares’».
Cadenas de Valor Sostenibles y Materias Primas Críticas: Jaime Ortega, director del proyecto e investigador principal del Centro de Modelamiento Matemático (CMM) de la Universidad de Chile, explicó que el sistema aprovechará herramientas satelitales avanzadas, como el programa Copernicus de la UE, para establecer bases de referencia de ecosistemas no intervenidos y así evaluar el impacto de la extracción de litio en los salares.
El proyecto, que se desarrollará entre 2024 y 2025, también contempla la creación de escuelas de formación para profesionales en Chile y en otros países de la región, reforzando la cooperación y el desarrollo de capital humano avanzado.
Los datos satelitales de Copernicus permitirán monitorear variables ambientales en salares como los de Atacama y del Hombre Muerto, los cuales albergan algunas de las mayores reservas de litio a nivel global. Esta colaboración también se alinea con el Pacto Verde Europeo, que busca asegurar que las inversiones en la transición energética sean sostenibles y responsables.
En los salares de la zona andina de Sudamérica se conservan en torno al 50% de las reservas de litio del mundo, material de carácter estratégico en la transición energética y un factor clave en la lucha del cambio climático. Sin embargo, el seguimiento de estos ecosistemas es crítico, debido a que su extracción puede significar un impacto en las aguas subterráneas, en la flora y fauna y en las comunidades que los rodean, por la posible falta de agua; y en el largo plazo, en la estabilidad de los suelos, debido a los posibles cambios de la composición y estructura geológica de esas zonas.
En concreto, este proyecto podrá supervisar desde el espacio cómo se está llevando a cabo –en términos ambientales– la extracción del litio. «Junto al desarrollo científico nadie acá podrá hacer trampa, si es esa una de las aprensiones», apuntó Fernández Shaw.
En otras palabras, a través de este sistema de monitoreo, se espera que tanto Chile como otros países de la región puedan gestionar sus recursos naturales de manera coordinada y con información científica precisa, mitigando así los riesgos ambientales asociados a la minería de litio.
El proyecto incluye la participación de instituciones como el Centro Regional Copernicus para Latinoamérica y el Caribe (CopernicusLAC Chile), la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina, y el Centro Regional para la Gestión de Aguas Subterráneas en América Latina y el Caribe (CEREGAS) en Uruguay. También contará con el apoyo de instituciones europeas, como la Universidad de Barcelona y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, que contribuirán con imágenes satelitales adicionales y desarrollarán algoritmos para el análisis geoespacial.