El retorno a la guayabera de Francisco Orrego se interpreta como una radicalización que pone en aprietos a Evelyn Matthei, que apunta a la moderación. Y frente a esto último, el triunfo de Claudio Orrego que lo posiciona como eventual presidenciable, limita el crecimiento hacia el centro de Matthei.
“Agradezco a Evelyn Matthei (…). Y no, no la voy a levantar, porque ya la levantamos una vez y me retaron. No lo podemos hacer dos veces, porque se vienen desafíos a futuro. La guayabera llegó para quedarse, porque la guayabera tiene mucho que decir”. Con estas palabras el candidato de Chile Vamos al Gobierno Regional Metropolitano de Santiago no solo reconocía su derrota, sino que también aludía al llamativo abrazo que dio a la abanderada del bloque opositor en primera vuelta y que no fue bien evaluado en el círculo de asesores de mayor confianza de la alcaldesa de Providencia.
La reciente derrota del candidato Francisco Orrego (RN) en la contienda regional de Santiago desencadenó un torbellino de exégesis en el ámbito político. La victoria de Claudio Orrego Larraín (ex-DC), imponiéndose con más de 10 puntos de ventaja, se interpretó en algunos sectores del progresismo como un punto de inflexión no solo para el futuro de los dos Orrego, sino también para la derecha y su liderazgo, encarnado por Evelyn Matthei (UDI).
La frase de Orrego, “la guayabera llegó para quedarse”, sonó en algunos sectores de centroizquierda como un eco de su intento por establecer un estilo político que desafía la ortodoxia y que busca un lugar en la derecha clásica. Su retorno a la guayabera –un look que evoca sus raíces y su conexión con el electorado más antagónico– se interpreta, por tanto, como una radicalización que pone en aprietos a la actual líder de la coalición, Evelyn Matthei, que apunta a la moderación y a captar votos de centro.
A pesar de haber respaldado la incursión del debutante en la política –y comentarista de un late– “Pancho” Orrego , Matthei se vio obligada a reaccionar rápidamente ante su derrota, presentada como un éxito total por el panelista de Sin Filtros. En el inicio de su discurso, deslizó un tono de desdén hacia su antiguo candidato, transparentando lo que en Chile Vamos se reconocía en privado: que su fracaso era previsible.
“‘Pancho’ se atrevió donde nadie más se había atrevido, porque todo el mundo suponía que Claudio Orrego iba a ganar en primera vuelta y ahí él se atrevió”, dijo Matthei minutos después de conocida la derrota. La abanderada de la UDI comprende que otorgarle demasiado crédito al debutante y panelista de show estridente de TV sería un error. Y en los círculos de los viejos coroneles de la derecha ven que la necesidad de controlar a Orrego se vuelve imperativa para mantener la cohesión y evitar que su popularidad pudiera llegar a transformarse en una amenaza directa para el liderazgo de Matthei.
La derrota de Francisco Orrego y el triunfo de Claudio Orrego no constituyen solo un cambio en el mapa político de Santiago, sino también un claro indicio de que la derecha enfrenta un desafío monumental. Matthei deberá encontrar la manera de unir a una coalición dividida y atraer a un electorado indeciso, mientras que Francisco Orrego, aunque derrotado, puede estar en una posición inesperada para moldear el futuro político.
En diferentes círculos políticos advierten que Matthei debe ponerle rápidamente atajo a “Pancho” Orrego, ya que, al volver la guayabera, vuelve un tipo que puede correr con colores propios y amenazar con sumarse a la primaria.
Germán Silva, politólogo, señala que la celebración de Evelyn Matthei en el comando de Orrego es a lo menos “paradójica”. Dice que la alcaldesa, que apostó fuertemente por el candidato de Renovación Nacional, parece intentar controlar a un Orrego que, a pesar de su derrota, ha demostrado ser un outsider con potencial para alinearse con otras fuerzas políticas.
“Es la primera vez que observamos a una candidata presidencial, que se jugó con todo por el candidato de RN, destapando champaña, cuando el rival le saca 10 puntos. De seguro, la alcaldesa está intentando dar una señal de control de un candidato que a todas luces es una especie de outsider, que no solo puede correr para cualquier lado –como los republicanos, los Kaiser o los Rojo, ya que su pensamiento se parece más a ellos que a RN– sino incluso meterse en la presidencial, con esa lógica de Milei que tiene”.
Con un 45% de apoyo en su victoria, Francisco Orrego podría estar contemplando una candidatura a la senatorial, lo que cambiaría el equilibrio de poder en la derecha chilena.
Su capacidad de atraer votos de la extrema derecha representa un desafío significativo para Matthei, quien, al verse obligada a consolidar su base, podría enfrentar dificultades para captar el voto del centro, especialmente si Orrego se posiciona como una alternativa viable.
Y agrega Germán Silva: “Además, Matthei sufrió un golpe duro también con M. J. Hoffmann, la secretaria del partido en que milita. Por más alegría que trató de mostrar en el pódium del derrotado, deben haber quedado a lo menos preocupados en su entorno con solo 6 de 16 gobiernos regionales, cuando hablaron todo el tiempo de una suerte de plebiscito para el Gobierno”.
Este fenómeno podría complicar a Matthei, quien también enfrentaría un “desafío con su propio capital político limitado”, como menciona la analista política Marta Lagos: “Evelyn Matthei es la gran perdedora de esta noche”.
El capital político de Matthei, según Lagos, es un “capital limitado”. A pesar de tener una base sólida, nunca ha logrado superar el 28% en las encuestas, lo que la coloca en una posición precaria tras el mal desempeño electoral de su candidato.
“El capital político de Evelyn Matthei es limitado. Hemos visto que ella no pasa del 25 o 28% en las encuestas, no ha llegado nunca al 35 o al 40%. Es decir, tiene un piso alto pero tiene también un techo. Ella jugó ese capital limitado hasta el momento y no ganó absolutamente nada. ¿Qué va a hacer ahora con Francisco Orrego? ¿Lo va a proponer a candidato a senador? Creo que Chile no quiere ese tipo de política. Los ejemplos de Pepa Hoffmann, de Francisco Orrego, de Marcela Cubillos, nos dicen claramente que eso no es lo que el electorado anda buscando”.
La reciente elección de gobernador por Santiago ha dejado, además, a la coalición de derecha en una encrucijada complicada. La derrota de Francisco Orrego frente a Claudio Orrego Larraín, quien lo superó por más de diez puntos, no solo ha reconfigurado la dinámica política en la región, sino que también ha puesto en duda el liderazgo de Evelyn Matthei y su capacidad para atraer al electorado centrista.
Sectores del progresismo ven con alivio a una alcaldesa Matthei con pronóstico reservado y bajo toda la presión para ganar electores de centro, principalmente porque se considera que tanto en alcaldes como en gobernadores ganó la moderación. “Eso hace fuerte a Claudio Orrego en la centroizquierda y Matthei queda en jaque y con dificultades para crecer al centro. Para Chile Vamos su punto a favor es que Republicanos perdió y sacan cuentas alegres”, advierten.
El analista político Víctor Maldonado sostiene que el éxito de Orrego Larraín no es casualidad, sino que es una muestra del éxito de la moderación. “Ganó (la moderación) en Temuco, en Los Ríos, en Santiago y en Concepción, lo que demuestra que la moderación ha resonado en diversas regiones”, afirma. Dice que este fenómeno sugiere que el electorado está buscando líderes que puedan abordar problemas de manera equilibrada y que se alejen de la polarización que ha caracterizado a la política chilena en los últimos años.
Maldonado también destaca que este triunfo abre la puerta a un liderazgo socialdemócrata dentro del oficialismo. Sin embargo, aclara que, aunque Orrego ha salido fortalecido, no debe olvidar las promesas que hizo al asumir su cargo. “El costo del triunfo fue la promesa de ser gobernador y no se puede desatender esa responsabilidad”, advierte.
“¿Este triunfo de Orrego y de la moderación la dejan en jaque a Matthei para crecer hacia el centro? Depende de lo que haga ella, porque es una candidata que, cuando habla enojada y fuerte, es creíble, pero cuando es muy moderada no es tan creíble, no le sale tan fácil. Yo creo que va a ser una candidata compleja para la derecha”, dice Maldonado.
El ascenso de Claudio Orrego Larraín, además, parece haber abierto una nueva ventana de oportunidades en el espectro político.
No obstante, también hay analistas que plantean que no será fácil meterlo en la papeleta presidencial 2025, aunque el liderazgo de Evelyn Matthei y su capacidad para atraer al electorado centrista quede un tanto cuestionado. El académico Guillermo Holzmann plantea una perspectiva crítica sobre la sobrevaloración de los resultados en la Región Metropolitana.
Asegura que, aunque Claudio Orrego ha ganado, no debe considerarse un líder absoluto, ya que su éxito está ligado a su apoyo frente a sectores de la izquierda, y no necesariamente a un respaldo contundente de la derecha. Holzmann indica que la situación actual es más compleja y que el triunfo de Orrego Larraín puede no ser un indicador claro de su futura candidatura presidencial.
El voto de Matthei, apunta Holzmann, depende en gran medida de su capacidad de liderazgo dentro de la coalición de derecha, que actualmente está fragmentada. La falta de apoyo creíble de la UDI, RN y Evópoli puede dejar a Evelyn Matthei en una posición de debilidad ante un electorado que busca propuestas coherentes y creíbles, tanto en lo económico como en lo político.
“Sacar cuentas alegres respecto a que la carrera presidencial ya tiene a Claudio Orrego en la papeleta, sería muy prematuro. Yo diría que, por el contrario, hay elementos importantes a tener presente en términos de la pugna de poder que se da en el Frente Amplio, tanto del militante que gana como el que está alrededor de ellos. Y también para la oposición, es una llamada de alerta en torno a cómo se han dado las votaciones y la manera en que funciona el electorado con votos obligatorios. En esa perspectiva, Matthei es la líder que hoy día tiene la centroderecha, pero todavía faltan varias cosas que decantar. Y ahí yo me atrevería a decir que Claudio Orrego, si se compra la idea de que es el líder del oficialismo, y La Moneda también apoya eso, considero que están cometiendo un error”, remata Holzmann.