No estamos seguros de que algo o alguien pueda aguantar seis costalazos seguidos, pero la licitación para ampliar la línea de transmisión eléctrica Charrúa-Chillán es porfiada y le ha puesto todo su talento para no desfallecer. Y es que sólo durante este año ya se ha licitado en dos ocasiones, considerando que en marzo pasado fue su quinta oportunidad y acabó siendo declarada desierta. Pero, ¿cuál es el motivo que causa que esta situación sea ya un verdadero karma con seis procesos licitatorios fallidos a su haber? Con esa duda entre cejas partimos en busca de respuestas para una situación que es realmente preocupante en Ñuble. Y la verdad, nos encontramos con varias sorpresas.
Partamos por la génesis de esta historia. Desde 2018 hasta la fecha, la Región de Ñuble viene presentando una alta demanda de energía, sobre todo en zonas más rurales donde el suministro se corta hasta con un estornudo. De ello se dio cuenta la Cooperativa de Consumo de Energía Eléctrica Chillán (Copelec), organización que propuso distintas fórmulas para mejorar la entrega eficiente de electricidad. De hecho, de ella emanaron cuatro acciones de perfeccionamiento en transmisión, pues ya habían calculado un crecimiento estimado en la demanda del 50 % a mediano plazo.
Así lo explicó el gerente general de Copelec, Patricio Lagos, precisando que es necesario mejorar la transmisión eléctrica en una región que presenta una tasa de desocupación cercana al 11 %, según la última medición del INE que data de septiembre de este año y considerando que actualmente existen más de 453 proyectos en espera de aprovisionamiento eléctrico por parte de la cooperativa. Eso es preocupante, considerando que en 2018 eran sólo 120 iniciativas sentadas en el banquillo, por lo que se advierte un crecimiento exponencial en ese sentido. Tan delicada es la situación que los proyectos que son de mayor envergadura, lamentablemente deben rechazarse de plano por esta situación.
“Esta es la región más pobre del país y también la que tiene menos inversión, por lo que creemos que el impacto por la falta de transmisión de energía da como consecuencia que en parte tengamos dos dígitos en las cifras de desocupación. Estos números no ayudan al empleo ni a la atracción de inversión para la Región de Ñuble”, argumentó el directivo sobre una situación que incluso en su momento hizo peligrar el funcionamiento del nuevo Hospital de Chillán por falta de energía. Sin embargo, dicha disposición estaría asegurada según la autoridad, y el nuevo recinto asistencial podría iniciar funciones en 2026 tal como se ha proyectado, correctamente enchufado al sistema.
Y como los problemas nunca vienen solos, se suma otro bache relacionado con la construcción de viviendas. Esto, porque según cuenta Patricio Lagos, la falta de disponibilidad eléctrica también complica la construcción de unidades habitacionales en ciertos sectores donde la situación es más compleja, lo que eventualmente podría frenar distintos proyectos habitacionales que impulsa actualmente Serviu en la región, haciendo crecer mucho más esta bola de nieve.
“El año pasado tuvimos que suspender el servicio eléctrico en algunas zonas para evitar que ocho mil cuentas se cayeran. Hubo que establecer algunas zonas de sacrificio en ese sentido para evitar que cerca de 30 mil personas se vieran afectadas con este problema. En Ñuble tenemos cerca de 26 mil personas cesantes y estimamos que por esta situación hay cerca de 10 mil puestos de trabajo que no se han ocupado, precisamente por la falta de aprovisionamiento energético”, detalló Lagos.
Sin embargo, aunque se produjera una licitación correcta hoy mismo, la solución al problema eléctrico en Ñuble no sería automática y demandaría no menos de tres años con la nueva Ley de Transición Energética que acaba de aprobar el Congreso. La situación es complicada considerando que hay una traba en los costos de la licitación, pues si bien el último proceso ofrecía poco más de US $6,3 millones, los números no serían atractivos y demandan actualizarse. De hecho, desde Copelec mismo estiman que las obras necesarias debieran estimarse en no menos de US $48 millones, cifra avalada por la propia Comisión Nacional de Energía. Entonces, la cosa es clara: se actualizan los valores o el switch no se subirá nunca en Ñuble.
Con esos datos en la mano, partimos raudos a conversar con la autoridad y saber qué realidad se maneja a nivel de gobierno respecto de las dificultades energéticas de la Región de Ñuble. En ese sentido, el seremi de Energía, Denis Rivas, confirmó que existe una preocupación por este tema y que de hecho se ha trabajado fuertemente en la búsqueda de nuevas fuentes de aprovisionamiento, como parques fotovoltaicos y eólicos de mayor generación eléctrica.
“En ese sentido, se ha incrementado desde 2020 la construcción de plantas fotovoltaicas a partir de los 3 MW hasta más de 80 MW, lo cual deja en evidencia que la infraestructura de transmisión, como línea y subestaciones, no tienen ya la capacidad para evacuar el requerimiento solicitado por las empresas desarrolladoras de tales proyectos. Este año ya se están materializando algunas obras de expansión que estaban ralentizadas, producto, principalmente, de la pandemia, como son las obras de la ampliación de las subestaciones Monterrico y Santa Elvira y la construcción de la nueva Subestación Montenegro con las líneas de 66 KV asociadas, las cuales ya están operativas”, sostuvo, añadiendo que para 2025 se tiene contemplada la puesta en servicio de la ampliación de la subestación Hualte y la nueva subestación Buli en San Carlos.
Rivas agregó que desde el Ministerio de Energía impulsaron con fuerza la aprobación del proyecto de Ley de Transición Energética, pues en el caso específico de Ñuble, dicho marco legal permitiría entregar más recursos a distintas obras de transmisión que han sido postergadas en el territorio.
“Ya podemos apreciar una mayor disponibilidad energética con la ampliación de la subestación Santa Elvira, que ahora tiene una potencia capaz de abastecer los requerimientos completos en Chillán, garantizando, entre otras cosas, la demanda de consumo del nuevo Hospital Regional de Ñuble, el cual requiere 5 MVA. Como solución más concreta para la zona de San Carlos se proyecta para fines del 2025 la nueva subestación Buli, la cual entregará disponibilidad directa de potencia de la línea de 154 KV, y que está en paralelo a la antigua línea de 66 KV, lo que se traducirá en un flujo de energía más cercano a la subestación San Carlos, no siendo necesario de retirar desde la subestación Parral con la congestión de transmisión que se encuentra hasta ahora”, explicó.
Asimismo, para la demanda requerida en la subestación Cocharcas, el seremi Denis Rivas argumentó que se están realizando gestiones con los inversionistas de empresas desarrolladoras. En estas tratativas han coincidido en un punto interesante para la implementación de un BESS (Battery Energy Storage System) de gran potencia que está asociado a un parque de generación fotovoltaica, lo que incide directamente en el control del flujo de transmisión y proporciona la disponibilidad para mayor retiro de energía en los alimentadores.
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