Felipe Antihuén, formalizado por el asesinato de tres policías el 27 de abril pasado, se encuentra en el Repas junto a su hermano Yeferson. El primero participó de un acto de resistencia a los gendarmes, junto a miembros de distintas bandas criminales transnacionales.
Desde el extenso motín que se produjo en junio al interior del Recinto Especial Penitenciario de Alta Seguridad (Repas) en Santiago, hasta la actualidad las cosas nunca han vuelto totalmente a la calma al interior de dicha unidad penal, donde se encuentran algunos de los presos más peligrosos de la historia delincuencial chilena.
En ese contexto, cada cierto tiempo se producen actos de resistencia a la autoridad de parte de los internos y uno de ellos –como lo describe un parte de Gendarmería– tuvo lugar el 02 de octubre pasado, a las 9:10 horas, cuando los gendarmes efectuaban el desencierro matinal de la presos, a fin de contarlos.
No obstante –según el documento ya referido, enviado al Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago–, 19 de los internos entorpecieron el proceso “insultando a personal de servicio y oponiendo resistencia activa al procedimiento, por lo que se procedió a aplicar las medidas de seguridad (esposas) y derivar a la totalidad de los internos al sector de subterráneo”.
En el forcejeo resultó con lesiones superficiales uno de ellos, Edward Nava Navarro, miembro del Tren de Aragua (TDA). La mayoría de los partícipes en el hecho eran de esa agrupación, aunque de distintas células.
Estaban, por ejemplo, Hernán Landaeta Garlotti, más conocido como “Satanás”, quien está reconocido hoy como un líder carcelario (fue él quien dirigió el motín de junio), así como Luis Lugo Machado, Lermi Albarrán Angulo y Ovicmarlioxion Garcés Briceño, implicados en el asesinado del suboficial de Carabineros Daniel Palma, y también Wilken Rondón, líder de una célula de secuestradores del TDA que operaba en Santiago, así como otros sujetos del Tren de Aragua implicados en el secuestro de un empresario de Rancagua.
También aparece mencionado Luis Luján Arboleda, uno de los líderes de la banda de origen dominicano “Los Trinitarios”, quien luego del motín de junio pidió ser cambiado de cárcel, debido a que en ese tiempo estaba amenazado por el TDA.
A todos ellos se suma un personaje inusual en este concierto: el chileno (de origen mapuche) Felipe Antihuén Santi, que se encuentra en el Repas junto a su hermano Yeferson, ambos imputados por el homicidio de los tres funcionarios de Carabineros en Cañete, el 27 de abril de este año.
Cabe recordar que los hermanos Tomás, Yeferson y Felipe Antihuén Santi son miembros del grupo radical Resistencia Mapuche Lafkenche (RML) y están acusados de una serie de delitos cometidos en la comuna de Cañete (Provincia de Arauco), el más grave de los cuales es el triple homicidio que costó la vida a los suboficiales de Carabineros.
De acuerdo con la investigación realizada por los fiscales de La Araucanía y el OS-9 de Carabineros, Tomás (actualmente prófugo) y Felipe Antihuén se acercaron hacia enero o febrero a un tío de ellos, residente en el mismo sector, quien se hallaba cumpliendo una medida de arresto domiciliario nocturno. Según la formalización, “le manifestaron que querían hacer algo cuando Carabineros fuera a sacarle la firma”.
La tarde del 26 de abril, “a eso de las 15:00 horas Tomás y Felipe lo fueron a saludar y le consultaron si los carabineros habían ido el día anterior a sacarle la firma, señalándoles que sí, que iban todos los días y que él dejaba el portón abierto”.
Esa noche se produjo el fatal atentado, que comenzó cuando el testigo se percató de que el portón esta vez estaba cerrado, lo que obligó a descender de la camioneta blindada a al menos uno de los policías, tras lo cual un grupo de sujetos liderado por los Antihuén los redujo, les quitó sus elementos de protección (como los cascos y chalecos antibala) y los ejecutó usando sus mismas armas.
Luego de que fueran detenidos y formalizados, y dado el nivel de peligrosidad de los sujetos, Gendarmería determinó que el único penal donde Felipe y Yeferson podían estar era el Repas, considerando además que el segundo hermano había participado en 2023 en un extenso tiroteo con personal de Carabineros y la Armada.
De acuerdo con fuentes vinculadas al caso, cuando los dos hermanos Antihuén llegaron al Repas fueron recibidos casi como unos héroes, dada la “chapa” que poseen, pues en el mundo delictual los asesinos de policías siempre son considerados sujetos importantes.
Por cierto, además de los homicidas del suboficial Palma, en el mismo recinto se encuentran los asesinos del mayor Emmanuel Sánchez, muerto en Independencia, cuando trataba de detener a un grupo de “motochorros” que formaban parte de una célula del TDA.
De ese modo, relatan las mismas fuentes, pese al escaso tiempo de interacción que poseen en los patios (una hora al día), ya es apreciable una relación cercana con los demás internos, especialmente los del Tren de Aragua.
Ante ello, fuentes de Gendarmería explicaron a El Mostrador que es inevitable “el contagio criminógeno” entre los presos, agregando que, dadas las características de unos y otros, el Repas es el único penal adecuado para los presos del TDA y para los Antihuén.
Consultado al respecto, el diputado Jaime Araya (Ind-PPD), quien presidió la comisión especial investigadora de crimen organizado en la zona norte y que integra la comisión de seguridad ciudadana, dijo que “Chile necesita una expansión de su capacidad carcelaria y esa expansión tiene que estar planificada en base a la segregación. La segregación es una necesidad para enfrentar el crimen organizado”.
En el mismo sentido, precisó que “los modelos más exitosos, que son básicamente los italianos, están en base a la segregación y al aislamiento. Yo creo que eso es una definición y lo que se planifique de cárceles tiene que ser con esa lógica: buscar la segregación de la persona que pertenece a la banda del crimen organizado por su peligrosidad, evidentemente respetando todos los estándares del derecho humano, pero el Estado de Chile tiene que tomar una decisión estratégica de evaluar cuántos grupos carcelarios necesitaría y en eso apostar a la colaboración internacional, porque no es lógico que en Chile se demoren 10 o 15 años construyendo una cárcel”.
Así, opinó que “necesitamos centros penitenciarios quizás más pequeños, de mayor nivel de especialización. En eso hay que apostar a la colaboración con países como China, que tienen expertise en construcción. Ya hemos dictado normativa que flexibiliza y facilita la construcción de centros penitenciarios y hay que tomar la decisión de hacerlo ahora”, dijo.
Y añadió: “En esto el Gobierno tiene que entender la criticidad de esta problemática y que además el contacto criminógeno en esto es vital. Hay distintos expertos, particularmente Pablo Zeballos, que vienen advirtiendo hace tiempo: hoy día vivimos un fenómeno criminal transnacional, pero en algún minuto las bandas más avezadas de nuestro país van a intentar replicar estas conductas o las van a aprender, y van a ser de mucha más intensidad y en eso, como dicen expertos, el que controla la cárcel, controla la calle. Entonces, no podemos seguir en esta política del avestruz, de esconder la cabeza frente a un problema crítico”.
El subsecretario de Justicia, Ernesto Muñoz Lamartine, dijo en tanto que “en todos los espacios de alta y máxima seguridad del país hay un control exhaustivo, para lo cual existen instancias especialmente dedicadas a dicha finalidad, las que involucran inteligencia penitenciaria, investigación criminal y procedimientos operativos cuando corresponda”.
Y al respecto, el subsecretario añadió: “En ese contexto y entendiendo la dinámica que tiene el sistema penitenciario, Gendarmería permanentemente está monitoreando procesos y procedimientos, de modo de ir ajustando sus acciones, de acuerdo a las necesidades en materia de seguridad”.