Con el cierre de año y la llegada de los certámenes, alumnos de carreras altamente demandantes se entregan a medicamentos que los ayudan a mantenerse despiertos y enfocados. En redes sociales abundan las ofertas tanto para comprar “pastillas sueltas” como para recetas.
–Vendo recetas digitales.
–Sí, me interesa.
–Las hace el doctor por telemedicina. (Duran) Un mes. Tengo referencias.
–¿Tengo que sacar hora con él? ¿O es directo?
–Directo conmigo (extracto de una conversación en Marketplace con una vendedora que ofrece recetas del medicamento Mentix).
Es muy fácil adquirir recetas para medicamentos que están sujetos a control médico y que ayudan en la concentración, o incluso comprar las pastillas directamente, sin ser visto antes por un especialista. Marketplace de Facebook y otras redes sociales están llenas de ofrecimientos.
“Hola mi gente, tengo aradix de 20 mg a 3k la pastilla… para salvar el semestre”. El mensaje lo posteó una estudiante en un grupo de WhatsApp de alumnos de Arquitectura de la Universidad de Concepción. Esta carrera, la de Medicina y la de Química y Farmacia, son algunas de las que tienen más alumnos consumidores frecuentes de medicamentos que los ayudan a permanecer despiertos.
Algunos llegan a estos fármacos por la vía legal: visitar al médico, explicar que se sufre de problemas, recibir una receta, pero se ha ido popularizando acceder por vías “alternativas” más rápidas. Por estas vías también se consiguen medicamentos contra el insomnio o incluso contra la depresión.
–¿Cómo adquieres los medicamentos que consumes?
–Yo tengo fluoxetina, que me la puedo conseguir aparte (sin receta). Es como un derivado de la sertralina. La persona que nos trae los medicamentos me consigue fluoxetina para no tener que ir gastando tanto en las consultas médicas de psiquiatría –comenta “Mau”, estudiante de arquitectura.
“Mau” reconoce los peligros de consumir fármacos sin receta médica prescrita por un profesional.
–Yo no hago ventas de esta misma, pero sé que es algo bastante recurrente entre los estudiantes universitarios con mi condición. Eso puede ser perjudicial para otros compañeros y no es la idea –reflexiona.
Por lejos, los medicamentos que más se venden durante el fin de año entre los universitarios son los que tienen que ver con la concentración, como el modafinilo o el metilfenidato. Los estudiantes los usan para pasar largas horas estudiando o para entender mejor las materias, aunque haya efectos secundarios.
El médico general Cristian Bravo explica sobre estos fármacos: “El modafinilo es una pastilla que te ayuda a no quedarte dormido durante el día si tienes problemas como la narcolepsia, que hace que te dé sueño de repente. Es como un empujón para que te mantengas despierto, mientras que el metilfenidato es lo que se usa para el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Ayuda a las personas a concentrarse mejor, por ejemplo, cuando un niño no puede estar quieto o se distrae fácilmente, este medicamento lo ayuda a estar más atento y calmado”.
Bravo advierte que, antes de recetarlos, “evaluamos cuidadosamente el historial clínico del paciente, ya que no se recomienda en personas con problemas cardíacos graves, ansiedad severa o ciertas condiciones médicas”.
-¿Qué es lo más grave que puede pasar?
–Lo más grave que puede pasar si alguien toma ya sea Neoaradix, Samexid, Mentix o similares sin receta, es una crisis hipertensiva, una psicosis, alucinaciones y, en caso de sobredosis, convulsiones e incluso la muerte, por fallo cardíaco o respiratorio.
“Aradix Mentix, consultar al DM”, dice una publicación en Marketplace. Al contactar al vendedor, este no tardó más de unos minutos en enviar un listado detallado de precios y presentaciones disponibles: “Mentix Lab Royal Pharma caja 30 comp 200 mg $24.000, Aradix normal caja 30 comp 10 mg $23.000, Retard 10 mg y 20 mg caja 30 comp $27.000”. El punto de entrega, específico y directo: un mall del centro de Concepción.
Otra vendedora por Marketplace, Flor, ofrece recetas digitales con su respectivo código de barras.
–Vendo la receta digital en 15.000 (pesos). Son digitales y retenidas. Las hace el doctor con su puño y letra con los datos del paciente. Luego de hacerlas se envían automáticamente por correo electrónico o por WhatsApp. Me debe dar sus datos y hacer la transferencia –explica.
Para mayor credibilidad, la vendedora, que según sus información bancaria es una corredora de propiedades en Temuco, envió pantallazos de una veintena de conversaciones de clientes satisfechos. Los textos dan cuenta de que no solo vende recetas, sino también licencias médicas.
–Ya, necesito que me envíe sus datos… Se demora 24 horas aprox… ya que lo hace el doctor después de su turno… Nombre completo, rut, dirección, ciudad, fecha de nacimiento y un correo electrónico… y luego me hace la transferencia… Hola, le interesa? –pregunta.
Como en una de las imágenes enviadas por la vendedora se alcanzaba a ver el nombre del médico que expedía la receta, este fue contactado en este reportaje para consultarle sobre su posible participación en la venta de esta, sin atención médica previa. El facultativo, quien trabaja en Concepción, aseguró que nunca ha vendido licencias o recetas ilegalmente y que muy posiblemente están usando la imagen de una licencia efectivamente expedida por él, pero que habría sido robada desde el celular de una familiar de Temuco. “No me presto para esas cosas”, aseguró.
Alan García cursa segundo año de Medicina. En su caso toma Aradix (metilfenidato) cuatro días a la semana. “Según yo, en Medicina es normal, porque es una carrera muy demandante (…), en mi caso me ayuda a memorizar mucho más fácil las cosas. Es decir, como que no me cuesta encontrar las ideas y me es más fácil hilar los temas”.
Francisca Ceballos, también estudiante de medicina, toma Neoradix para luchar contra la distracción. “En mi último certamen de fisiopatología fui la nota más alta de toda mi generación, pero ni siquiera me di cuenta de que había pasado más de ocho horas sin comer por culpa del medicamento”, relata. En ambos casos lo adquieren de forma legal.
Francisca lo toma desde hace más de un año. Se lo recetaron porque su dificultad para concentrarse y la hiperactividad le impedían mantener hábitos de estudio. Eso afectó directamente su rendimiento académico. El dexmetilfenidato actúa de forma rápida, eficaz y baja sus síntomas del TDAH, con menos efectos secundarios en comparación con otros tratamientos similares, aunque igual tiene efectos.
En 30 minutos la pastilla la sumerge en un estado de hiperfoco. “Me siento capaz de hacer todo en un día, pero no al mismo tiempo. Me concentro tanto en una cosa que me olvido del resto. Antes, sin la pastilla, no podía sentarme a estudiar. Ahora, bajo sus efectos, quiero hacerlo por horas, pero el costo es desconectarse de todo, no puedes ni siquiera salir a la calle”.
-¿Cómo te sientes cuando te medicas?
–Cuando lo tomo, no siento emociones fuertes. Todo se vuelve neutro. Me concentro y me calmo. Pero, en momentos de ansiedad, me ha jugado en contra: me desespera, me hace temblar y siento taquicardia.
El médico Cristian Bravo explica que “lo que hace el dexmetilfenidato es aumentar los niveles de dos neurotransmisores en el cerebro, la dopamina y la noradrenalina. Estas sustancias son fundamentales para regular la atención y el autocontrol. Por lo tanto, al corregir el desequilibrio de estos químicos, el medicamento mejora significativamente los síntomas del TDAH”.
Francisca dice que el Neoradix la marcó: “Mi rendimiento este semestre, en comparación con el anterior, ha sido, sin exagerar, excepcional, y todo gracias a que por fin puedo concentrarme y estudiar bien”.
-¿Has notado efectos secundarios?
–Tuve un trastorno ansioso porque la pastilla exacerba esa ansiedad. Me desesperaba, me hacía temblar y sentía taquicardia. Una vez, tomé café junto con la pastilla y sentí temblores, angustia, y pensé que me iba a desmayar.
Alan García dice tener problemas similares con el Aradix: además de la baja en el apetito, ha aumentado su ansiedad, sobre todo en la época de exámenes. “Sé que eso se produce porque estimula el sistema nervioso central”, señala.
Hay un debate abierto sobre si se está abusando en el ámbito académico, e incluso en el laboral, de estas “pastillas inteligentes”. El director del Instituto para la Ciencia, la Innovación y la Ética de la Universidad de Manchester, John Harris, sostuvo en una nota de la BBC que, aunque no se puede negar la capacidad de estas drogas como potenciadores cognitivos, todo lo que entregan puede conseguirse con café y ejercicio físico. “La droga no es capaz de convertir a nadie en Einstein de la noche a la mañana”.
NOTA: Este texto fue desarrollado por los alumnos de Periodismo de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, en el Taller de Especialidades Periodísticas, y fue editado por el profesor Cristian Ascencio.