El artista visual Hermann Schmidlin R. Neculman (Valparaíso,1965), ciudadano de doble nacionalidad, chileno-suizo y linaje directo con el pueblo mapuche a través de su padre y abuela Fresia Guacolda Neculman, ha crecido en un entorno marcado por las siluetas del paisaje marítimo porteño.
Hace poco estuvo de paso en Chile para presentar su exposición “Silencios Ferroviarios. El riel rojo del destino” en el espacio de arte Suizspacio, ubicado en la estación Ñuñoa del metro de Santiago. Su enfoque artístico dialoga con la luz, la sombra y el paso del tiempo.
La muestra se realiza en el marco del fortalecimiento de la cooperación de Suiza (el país con mayor densidad de líneas ferroviarias en el mundo) con Chile y es apoyada por La Confederación Suiza, representada por el Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE),actuando a través de la Embajada de Suiza en Chile, por la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) que cumple 140 años de existencia, por Metro de Santiago que cumple 50 años, Metro Arte y la galería Tarquinia Art.
A lo largo de su carrera, Schmidlin ha experimentado con diversas técnicas y medios, como la pintura, el grabado, la fotografía y el video, buscando hibridaciones creativas que den forma a un lenguaje personal.
Tuve la oportunidad de entrevistarlo una tarde primaveral, antes de que partiera a su ciudad natal, Valparaíso.
Mientras conversamos, Schmidlin se mueve entre el comedor y la cocina, con la calma segura y certera de un gato sobre una delgada baranda. No obstante sus apellidos Schmidlin y Neculman, no parece ni suizo ni mapuche (o lo que más o menos entendemos por esos estereotipos). Podría, en efecto, ser de cualquier parte y casi de cualquier edad. Tiene más bien el aspecto y los gestos de un monje taoísta. Mientras corta delicadamente una cebolla morada, me doy cuenta que sus manos trabajan con una coordinación precisa para crear un corte pluma perfecto con sus líneas y curvas.
En cuanto a su trabajo artístico, este ha sido destacado siendo premiado en Kochi, representando a Chile en bienales internacionales en Japón, Polonia, Francia y Chile. Su obra se encuentra en la colección de estampas y fotografías de la Biblioteca Nacional de Francia en París, Museo del Papel de Kochi en Japón, Museo de Artes Visuales de Chile, Museo Internacional de Artes Gráficas de Chillán de Chile y Fundación Arte Vivo Herrera-Otero de Colombia.
Actualmente, Hermann Schmidlin está radicado en Montreux, Suiza y es miembro de la Fundación América Latina-África Siglo XXI, Chile y Marruecos. Además, representa a la Asociación Lucien Simón de París en América Latina, tendiendo puentes culturales entre continentes.
“Silencios Ferroviarios” estará abierta al público de manera gratuita hasta el 3 de enero de 2025 en la galería Suizspacio, ubicada en el nivel -3 de la estación de Metro Ñuñoa.
-Hermann, entiendo que viviste en Francia, luego volviste a Chile y ya hace un tiempo te fuiste a vivir a Suiza ¿Cómo te contactaron para esta exposición? ¿Cómo se gestó?
-Los marinos no solo llegan a los puertos, sino que también migran a nuevos mares a encontrar otras tierras. Así me fui de Chile el año 2001 invitado a una actividad cultural organizada por Unesco en Hanover, enseguida viaje a Amberes ,Dresde y Berlín para luego instalarme por ocho años en Paris, donde participe en bienales y exposiciones.
En Paris también realicé estudios de perfeccionamiento en el área del grabado y Antropología Visual, además de viajar a Benarés en India donde impartí un curso de grabado en la escuela de arte de la Universidad de Benarés. De regreso a Chile el año 2012 cree y trabajé en un proyecto artístico social con la comunidad de los pescadores artesanales de Caleta Portales, decidiendo migrar nuevamente el año 2022 y radicarme en Suiza, donde vivo hace casi tres años.
La exposición “Silencios Ferroviarios” comienza a gestarse tras haber realizado “Silencios Urbanos”, el año 2020, en el Parque Cultural de Valparaíso ,muestra de 15 obras de 154 cm x 244, impresas en tela de lino alquitranado, íntegramente inspiradas y trabajadas en Valparaíso.
El establecer contacto con Lisa Hodel-Flükiger Encargada de Asuntos Culturales de la Embajada de Suiza en Chile fue el puente principal para realizar la actual muestra y contemplar su itinerancia el 2025 en Chile.
-Más allá de cada obra, el conjunto, el diseño de la exposición componen el espacio y lo cargan de una atmósfera urbana, donde el ferrocarril y sus inmediaciones, en cierto sentido “lo baldío”, el cemento, el fierro como materialidad nos provocan un impacto donde se juegan distintas sensaciones y emociones. ¿De dónde nace esta idea y la forma en que la representas?
-El tren ha sido un icono para todas las personas que han viajado, especialmente largas distancias, como solía hacerse en Chile. De mi infancia recuerdo haber viajado, observando el humo blanco del vapor de la maquina a carbón de piedra que cruzaba los túneles de la Cordillera de Nahuelbuta, para visitar con mi familia a mis abuelos, él suizo y ella mapuche, a Purén en la Araucanía.
La sensación de abandono y descuido del borde costero de lo que fue Valparaíso en la industrialización se quemó como cual daguerrotipo en mi retina y corazón. Algo de belleza había en ese abandono, que marcó mi adolescencia y juventud en el puerto de Valparaíso. Una ciudad que cual mantuvo un alto nivel cultural con grandes adelantos científicos, tecnológicos y pensamientos humanistas que llegaron con las migraciones antes de que el canal de Panamá remplazara al estrecho de Magallanes y toda esa riqueza cultural comenzó a apagarse, hasta verse hoy degradada y destruida por razones naturales, alternativas económicas y conflictos políticos.
-¿Crees que la frase “La muestra explora el cruce entre los universos ferroviarios de Suiza y Chile”, representa lo que vemos en esta exposición?
-La exposición consta de fotografías registradas en Suiza y Chile, lo que muestra un cruce de imágenes que dan forma a esta exposición.
En la muestra revelo lugares de un camino que ya ha sido recorrido muchas veces, continuó la tradición de los fotógrafos de ferrocarriles que han registrado de diferentes puntos de vista estos viajes donde uno es a veces espectador y otras actor.
Suiza y Chile, no solo han mantenido una relación migratoria desde comienzos del siglo XVIII, también tenemos geografías montañosas similares y pueblos ancestrales que desarrollaron modos de vivir similares como son los helvecios y mapuches, ambas culturas de alta montaña, lagos y ríos.
El cruce entre universos ferroviarios no tiene un desarrollo equivalente, lo que hace que para Chile sea un proyecto truncado, mientras que Suiza nos da a conocer su infraestructura de transporte ferroviario altamente desarrollada. Lo que se desarrolló, en Chile en primera mitad del siglo XX como infraestructura ferroviaria con una extensión de más de siete mil kilómetros, decenas de puentes y túneles, estaciones, viviendas para empleados, creando una columna vertebral que se extendía desde Iquique hasta Puerto Montt, además de los variados ramales hacia la Cordillera de los Andes o a la costa y/o zonas portuarias, decayó lentamente por la falta de inversión en el mantenimiento de líneas, maquinaria y trenes. La desarticulación lenta de la estructura ferroviaria, la falta de mantenimiento seguido por la época de dictadura donde los recursos fiscales para EFE fueron recortados para darle preferencia a los camioneros y autopistas, en desmedro de EFE, el ferrocarril nacional entro en un túnel del cual esperemos que salga y volver a ver la luz de nuevos trenes que no tengan como objetivo la conquista, sino la reconquista cultural de una nación que requiere fundar nuevas estaciones de moralidad y solidaridad.
-Los trenes son un motivo recurrente en la poesía de Jorge Teillier (Los trenes de la noche) pero son como trenes fantasmas que pasan con sus luces a través de campos solitarios o que pasan por estaciones pequeñas en un sur que ya no existe. Son fugaces y parecieran que su destino siempre está en otra parte, o al menos muy lejos del poeta que los mira pasar. ¿Te parece que puede haber algún cruce entre estas dos maneras de representarse el tren como símbolo de algo?
-No siendo un gran conocedor del análisis poético de Jorge Teillier ,leo las imágenes que crea como paisajes rurales que reivindican la provincia, el pueblo sureño y la memoria en Chile. La presencia de las personas en los trenes, las líneas y durmientes que descansan en silencio de tanta vida y olvido son parte de su relato e imagen poética.
Para mí, las estaciones de trenes son lugares de paso, inhabitadas como las fotografío en mis obras. Son estaciones carentes de personas, son lecturas de escenografías teatrales, donde el actor de la escena es el espectador de la obra visual. La ausencia o persistencia de la luz como reveladora de imágenes de las estaciones confluyen en un instante sin tiempo y sin memoria, un instante sacro, en un momentos de eternidad.
La presencia de personas en el registro del ambiente ferroviario en su literatura se cruza con la carencia de personajes en mis imágenes fotográficas de las estaciones de trenes, generando un sentimiento de soledad sin tiempo.
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