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La visión distópica de Girardi: “La humanidad perdió el pilotaje democrático del futuro” PAÍS

La visión distópica de Girardi: “La humanidad perdió el pilotaje democrático del futuro”

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Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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La segunda semana de enero de 2025 se llevará a cabo la edición 14 de Congreso Futuro. Junto a la ciencia de frontera, en esta edición Girardi adelanta que el debate filosófico jugará un rol relevante, en medio de la disrupción tecnológica más transformadora que ha experimentado la humanidad.


Del 13 al 18 de enero de 2025, Santiago será el escenario principal del Congreso Futuro 2025 –del cual El Mostrador es media partner– en el Centro Cultural CEINA. Bajo el lema “Qué humanidad queremos ser”, en esta edición número 14 las revoluciones científicas que experimentamos actualmente a una velocidad exponencial conllevan dilemas éticos, reflexiones filosóficas y debates políticos.

Con displicencia, no faltan aquellos que califican el debate de “futurología”, pero para el exsenador Guido Girardi y cabeza de la Fundación Encuentros del Futuro –que organiza Congreso Futuro– la discusión es trascendental y urgente, porque de lo contrario –vislumbra– puede que sea demasiado tarde.

Sin descartar una vuelta a la política contingente, Girardi centra su atención en sus actuales responsabilidades, como la iniciativa Proyecta Chile, en la que junto a una gran cantidad de universidades chilenas se propusieron elaborar una guía de navegación para el futuro de Chile, el que mira con optimismo.

Esa apuesta por el futuro, sin embargo, choca de alguna manera con una visión más bien distópica sobre el porvenir de la humanidad, la que se encuentra amenazada por los discursos de extrema derecha que son contrademodráticos, por una parte, y por otra, por una corriente de pensamiento que se impulsa desde los grandes centros de investigación tecnológica de Silicon Valley y de China, y que pone a la tecnología en el escalón siguiente de la evolución, dejando al humano y al humanismo en el camino.

-Siendo cabeza de Congreso Futuro, que ya está en la hora de los descuentos para su nueva versión, ¿cómo visualiza su futuro, el inmediato, el político? ¿Está pensando en volver a optar a un cargo de elección popular?
-Más allá de lo que ha aparecido en los medios y después de muchas proposiciones que me ha hecho gente distinta, que yo agradezco, por el momento mi prioridad es mantenerme donde estoy. Tenemos responsabilidades muy importantes que están en curso. El 20 y el 21 de marzo, llevaremos a cabo Congreso Futuro en Madrid, donde van a estar científicos e intelectuales de toda Iberoamérica y España. Y luego está la más importante de las iniciativas de la que ya hemos hablado.

-Proyecta Chile… ¿Esta iniciativa, junto con Congreso Futuro, vendría siendo como una de las principales misiones de la Fundación Encuentros del Futuro?
-Exacto. ¡Qué más importante que elaborar un proyecto país para Chile! Chile nunca ha tenido una carta de navegación, una visión común compartida, y en este mundo turbulento, en este mundo de tormenta perfecta, si no hay un gran consenso país, uno muy transversal, no solo político, no solo de izquierda, centro y derecha, sino un consenso que involucre a las universidades, al mundo intelectual, a los territorios, al mundo empresarial, a la sociedad civil, nos vamos a perder esta oportunidad maravillosa que tiene Chile.

-Los balances económicos de fin de año han puesto sucesivamente el énfasis en el bajo crecimiento del país, en el aquí y el ahora. Proyecta Chile se define con vocación de futuro. ¿Cómo se conjugan ambas cosas? 
-Lo hemos dicho muchas veces. Se trata de aprovechar las oportunidades. Chile está sentado arriba de una mina de oro. Chile puede salvar el planeta. Chile puede ser rico, puede ser un país desarrollado tan potente como Suecia y Finlandia, que es un modelo a seguir en el 2050, porque tenemos los recursos del futuro. Desde el agua en la Patagonia, la energía solar, eólica, el mar más productivo para alimentar el planeta. Acá se van a instalar los grandes data centers, porque la capacidad de cómputo y el uso de la inteligencia generativa requiere gigantescas cantidades de energía. Además, tenemos recursos astronómicos, tenemos litio y cobre que son fundamentales para la era de la inteligencia artificial. Con todo aquello podemos jugar un rol geopolítico.

-¿Y cómo juega este proyecto en la política interna?
-El compromiso que tenemos es tener un primer borrador de este proyecto a Chile, una suerte de programa con propuestas, para que los candidatos presidenciales lo puedan incorporar a agosto del año 2025. Si queremos que Chile, por ejemplo, tenga 2 millones de megas instalados en el 2050, eso significa un gigantesco acuerdo político para hoy día. Proyecta Chile no está capturado por ningún sector, ni empresarial, ni político, ni territorial. No está capturado por el centralismo, porque la urgencia es reponer una conversación democrática en Chile, en un mundo polarizado.

Hoy día, si no hay una respuesta del mundo de las instituciones, de la política, del mundo intelectual a su país, lo que va a ganar es justamente la distopía, va a ganar el populismo, van a ganar estas visiones libertarianas o de extrema derecha que se están instalando en el mundo, porque son las derechas las que están canalizando la rabia y se están transformando en procesos que son contrademocráticos, contrainstitucionales.

-Se ha modificado el juego del poder…
-Hoy día, lamentablemente, son las instituciones y la democracia las que están amenazadas, porque una mayoría perdedora de ciudadanos y ciudadanas no ven a la democracia como una institución que resuelva sus problemas más importantes. Quieren terminarla.

Por eso es que el esfuerzo nuestro es un esfuerzo por generar esperanza, por generar una visión de futuro, de ofrecer un sueño de país donde Chile asume un rol fundamental para salvar el planeta, un desafío ético, pero también donde Chile tiene todas las condiciones para ser un país desarrollado. Piensa que solo el hidrógeno verde podría significar cerca de 400 mil millones de dólares de ingresos para Chile en el 2050, si lo hacemos bien.

Pilotaje democrático

-El lema de esta versión de Congreso Futuro responde a la pregunta: “¿Qué humanidad queremos ser?”, ¿pero cuál es la visión de Guido Girardi sobre el futuro? ¿Visualiza un mundo utópico o distópico?
-Yo pienso que la humanidad perdió el pilotaje democrático del futuro. O sea, que el futuro ya no está en nuestras manos. El futuro está en manos de los transhumanistas, de Silicon Valley y del transhumanismo chino, porque ellos están en una disputa geopolítica por la apropiación de los datos, que es el combustible de inteligencia artificial. Se trata de una guerra silenciosa por el control de la inteligencia artificial, porque quienes controlen la inteligencia artificial serán los dueños del futuro.

Yo creo que nos enfrentamos a un potencial futuro distópico. ¿Qué quiere decir un futuro distópico? Un mundo donde ya no es el humano, no es la sociedad, no es la humanidad la que tiene el pilotaje democrático, sino que es esta visión donde la tecnología emerge como la nueva religión, como la nueva espiritualidad.

-¿Cuál la diferencia entre la tecnología como la nueva religión y las religiones convencionales?
-La religiones clásicas prometían que los ciegos pudieran ver, que los sordos pudieran escuchar, que los paralíticos pudieran caminar y ofrecieron la inmortalidad y no lo lograron. En cambio, los que tienen la visión de Silicon Valley, dicen: sí, nosotros logramos que los ciegos pudieran ver, que los sordos pudieran escuchar y que los paralíticos pudieran caminar y ahora estamos trabajando en la inmortalidad.

Hoy día, Ray Kurzweil, el fundador de la Singularity University, uno de los tipos que vendría siendo el Vaticano de la visión transhumanista, está planteando que vamos a ser inmortales en el 2045, porque vamos a poder traspasar nuestra conciencia a una máquina y vamos a ser inmortales.

-¿Cómo se compite con esa visión que anticipa la transformación de la humanidad? 
-Yo pienso que nosotros tenemos que recuperar la tecnología que hemos creado para el humano, para fortalecer al humano, para en cierta manera mejorar la humanidad, hacernos más afectuosos, más empáticos, más generosos, más solidarios, más comunitarios, pero no lo contrario. Recuperar este futuro para la humanidad y no que este futuro quede en manos de estas personas que legítimamente tienen esa visión, pero que yo no comparto.

Por eso es que creo que podemos ir caminando hacia un futuro un tanto distópico, como en cierta manera ya está ocurriendo, y creo que lo que se requiere es un remezón y una toma de conciencia para reafirmar nuestra voluntad de preservar la humanidad para el humano.

-Visto así es como ver al mundo nuevamente dividido por bandos…
-La otra vez tuve una reunión con el actual cardenal Chomali. Y yo le dije que, desde mi visión laica y atea, le dije “mire, cardenal, vamos a tener un punto de encuentro en el futuro, porque aquellos que somos ateos y laicos pero humanistas, vamos a estar en la misma trinchera del humanismo cristiano, que también va a defender al humano”. Entonces, yo creo que vienen este tipo de discusiones y lo que a nosotros nos interesa es que estas discusiones éticas y políticas sobre recuperar el pilotaje democrático del futuro también se empiecen a transformar en un debate que no esté confinado solo a la ciencia.

El Congreso de futuro tiene esa misión. Hoy la discusión  está en el seno de los filósofos, pero queremos que se abra a la sociedad y a la política y ojalá que los parlamentos del mundo empiecen a discutir sobre este debate, que es legítimo. ¿Queremos seguir siendo humanos? ¿Queremos preservar la humanidad? ¿O queremos pasar a un poshumano y a una poshumanidad?

Filosofía en Congreso Futuro

-Congreso Futuro ha sido plataforma para dar a conocer ciencia de frontera. ¿Por qué es importante en esta edición llevar la discusión al terreno de la filosofía?
-Estamos viviendo un tiempo de una verdadera metamorfosis. Hasta ahora nuestra humanidad había progresado gracias a la tecnología. La tecnología permitió la evolución y permitió el crecimiento de nuestros cerebros biológicos, siendo más competentes, y se generó un círculo virtuoso, porque iban aumentando las competencias humanas.

En la situación que estamos viviendo hoy día hay un corte, que tiene una dimensión evolutiva y civilizatoria, porque estas tecnologías que estamos generando a partir del año 2020 no solo son amplificadoras sino que comienzan a ser sustitutivas de nuestras competencias y capacidades humanas. Las neuronas humanas piensan a 120 metros por segundo. La tecnología que viene hoy día es una tecnología que se desenvuelve en los parámetros de la física, porque las neuronas artificiales, los sistemas neuronales artificiales, piensan a 300 millones de metros por segundo, que duplica cada 18 meses su capacidad de memoria y que en la era de la computación cuántica se va a duplicar a cada segundo. Se trata de una tecnología que tiene una capacidad de cómputo que puede ser infinita.

-Hoy ya quedan pocas dudas de que la IA constituye la revolución más importante de la humanidad, detrás del descubrimiento del fuego…
-En realidad, enfrentamos cuatro revoluciones de una disrupción gigantesca: la inteligencia artificial; la computación cuántica, que lo que se demora en computar en un año se va a computar en un segundo; y como te decía, la capacidad de memoria de la inteligencia artificial se va a duplicar cada segundo. Después está la edición genética que permite al humano transformar la vida, crear seres vivos artificiales y modificar los genes. La revolución de la nanotecnología que permite a escala atómica crear nuevos materiales o transformar un material en otro.

-¿Lo que se busca con filósofos de la talla de Jocelyn Maclure, Éric Sadin o Yuk Hui es observar con otros ojos el presente?
-Detrás de cada revolución hay decisiones éticas, porque hoy día la tecnología está evolucionando a una velocidad exponencial, producto de estas cuatro revoluciones que son sinérgicas. Pero si esto no va acompañado de una reflexión ética, evidentemente no sabemos cuál va a ser el destino y el puerto de llegada de todos estos procesos. Y además hay un tema político, porque la conversación es que estamos viviendo una verdadera regresión democrática. Nunca, durante la humanidad, el poder había estado concentrado en tan pocas manos, ya ni siguiera son países, sino de personas.

Abrir la conversación es importante, porque ni siquiera es un tema de conversación en la política ni en los parlamentos del mundo. Hoy está radicado fundamentalmente en el espacio intelectual. Entonces, nos parece que esta discusión hay que democratizarla, por eso es que estos filósofos van a estar convocados a conversar sobre esto: sobre qué humanidad es la que queremos ser.

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