Investigación
El exdiplomático y exfuncionario de seguridad nacional estadounidense señala que si no se adoptan medidas concretas para combatir al crimen organizado y las economías ilícitas que este genera, el país puede perder la posición privilegiada que tiene en el concierto regional.
Una agenda más que agitada cumplió en Santiago David M.Luna, el director de la Coalición Internacional contra las Economías Ilícitas (ICAIE, por sus siglas en inglés). Fue diplomático, asesor presidencial y funcionario de seguridad nacional en Estados Unidos. Hoy encabeza una red de observatorios sobre economías ilícitas en Asia, Europa, África y las Américas, y estuvo en Chile sosteniendo una serie de reuniones con autoridades gubernamentales, gremios y la sociedad civil, como un preludio a la presentación -en mayo de este año- de un informe sobre mercados ilícitos en Chile y el Cono Sur de las Américas, en el cual también participaron asesores del ICAIE, como el experto en crimen organizado chileno Pablo Zeballos y el periodista estadounidense Douglas Farah.
Gracias al trabajo de campo realizado, explicó Luna a El Mostrador, “hemos evidenciado la creciente penetración en Chile y en toda la región del Cono Sur, de carteles y otras redes ilícitas, como el Tren de Aragua, el PCC brasileño, las mafias euroasiáticas, las tríadas chinas y Hezbolá, por ejemplo, en Chile, abarcando mercados clave e industrias críticas, así como la influencia corruptora que ejercen, que erosiona la integridad de las instituciones públicas”. Pese al diagnóstico, señala que “con la llegada de Donald J. Trump se espera que Estados Unidos eleve la lucha contra los carteles de la droga y el crimen organizado, el lavado de dinero y el comercio ilícito en todo el continente americano”.
—Hace un par de semanas, la policía y la Fiscalía de Antofagasta descubrieron un laboratorio de metanfetaminas, el primero que se encuentra en Chile, que era manejado por dos mexicanos que se cree son del CJNG. También hemos tenido operaciones del Cartel de Sinaloa. ¿Qué tan peligrosa es la llegada de estos carteles en específico a un país como este?
—La creciente presencia de carteles mexicanos y otros grupos debería preocupar a todos los chilenos, no solo por el incremento de la violencia que desata el tráfico de drogas mortales como el fentanilo o las metanfetaminas, sino por la inseguridad, que comienza a desestabilizar al país. Esta es una realidad, debido a la proximidad de Chile con algunos de los mayores productores de cocaína, que son sus países vecinos, en el caso de Bolivia y Perú. También, por su cercanía con Ecuador, Colombia y Venezuela, Chile es un lugar de tránsito de drogas, pero también de destino para consumo doméstico, y para trasvasijar por medio de sus puertos a Europa, Asia y Oceanía.
Así, pese a que la marihuana es contrabandeada desde Paraguay, en los últimos años Chile se ha convertido también en un productor de cannabis con alto grado de THC (es decir, el factor alucinógeno de la planta). Igualmente, a medida que los mercados de la cocaína han ido moviéndose hacia Europa, Rusia y otros lugares que no son Estados Unidos, los países del Cono Sur se han ido convirtieron en zonas de tránsito para mover cocaína desde las regiones andinas hacia los mercados de Europa y Asia.
—¿Cuál es la situación de los puertos chilenos, más allá del tema de la droga?
—Los puertos de Chile están siendo utilizados cada vez más como rutas de tráfico importantes hacia Europa, no solo para la cocaína, sino para otros bienes ilegales, sobre todo de los productos falsificados que vienen desde China y que llegan a través de los principales puertos de América Latina. Con la inauguración de operaciones en el nuevo megapuerto controlado por la República Popular de China en Chancay, Perú, es probable que este flujo crezca de manera exponencial. Hay que tener en cuenta que este tipo de comercio ilícito no solo infringe los derechos de propiedad intelectual, sino que también causa pérdidas económicas significativas para las empresas legítimas. La venta de ropa y calzado falsificados a menudo tiene lugar en mercados informales y a través de plataformas en línea, donde los consumidores pueden ser engañados por precios extremadamente bajos. Chile se ha convertido en un mercado atractivo para estos productos y un centro logístico que los recibe a través de sus puertos, particularmente aquellos ubicados en zonas de comercio especial poco reguladas, como Iquique. La rápida expansión de los mercados ilícitos de Chile y las ventajas comparativas de su estabilidad institucional y su infraestructura económica funcional han llevado a Chile a un punto crítico.
Otra economía ilícita en la cual Luna señala que es necesario poner atención es el contrabando de cigarrillos, una actividad casi tan lucrativa como el narcotráfico y que alcanza enormes volúmenes. En ese sentido, señala que “entre los mercados ilícitos que siguen atrayendo a criminales se encuentra el comercio ilegal de tabaco, que aprovecha que hay elevados impuestos sobre los cigarrillos legales e inunda los mercados en Chile con cigarrillos más baratos, que no han pagado impuestos y que son importados ilegalmente o contrabandeados al país, especialmente desde Paraguay, a través de Bolivia”.
En el mismo sentido, precisa que “el 47 % de todos los cigarrillos consumidos en 2023 en Chile eran ilícitos. De ese total, el 78 % fue producido en Paraguay. La cifra de consumo de cigarrillos ilegales en Chile subió a más de 50 % en 2024 y las pérdidas en evasión de impuestos se calculan en una cifra del orden de los US$ 1.221 millones”.
—Quince años atrás, Ecuador era uno de los países más seguros de América Latina. ¿Existe alguna posibilidad de que Chile termine viviendo algo semejante a lo que hoy ocurre allá?
—Chile es un refugio financiero atractivo para el lavado de dinero sucio por parte de operadores de lavado de dinero chino, financistas de Hezbolá y habilitadores profesionales que ayudan al Tren de Aragua, los carteles y otras organizaciones criminales a reinvertir los ingresos derivados de delitos en la economía formal, incluyendo bienes raíces, hoteles, restaurantes y otras industrias. Mi temor es que Chile solo atraerá más financiamiento ilícito a medida que los criminales penetren más en sectores y comunidades chilenas. A menos que se implementen reformas significativas en inteligencia, aplicación de la ley y control financiero de manera sostenible, Chile corre el riesgo real de perder su posición privilegiada como una de las democracias más funcionales de América Latina basadas en el Estado de derecho, y podría enfrentar una crisis de seguridad como Ecuador, donde funcionarios corruptos y actores criminales capturan el Estado y la economía. Si Chile cae en las garras del crimen organizado, América del Sur comienza a convertirse en un refugio regional para una variedad de actores malintencionados y redes de amenazas.
