Sistema político se pone a prueba en jornada decisiva para la reforma de pensiones en la Cámara
La Cámara concretó la citación para hoy a las 10:00 hasta total despacho. Se esperan unas ocho horas de debate, más una hora y media de votaciones, por lo que se prevé una jornada larga. Para analistas el cierre de la reforma “será un desafío para la disciplina parlamentaria”.
La Cámara de Diputados y Diputadas protagonizará una jornada clave este miércoles 29 de enero, luego de que el Presidente Gabriel Boric finalmente hiciera uso de la facultad constitucional para citar a la Sala de manera extraordinaria y concretar el que podría ser el último trámite de la reforma previsional.
El oficio del Ejecutivo ingresó este martes por la secretaría de la Cámara Baja, luego de que el comité del Partido Republicano no diera su aprobación para suspender la semana distrital y así poder llevar a cabo la votación.
“Pese al acuerdo transversal de la gran mayoría de diputados y diputadas, la ultraderecha chilena no dio la unanimidad requerida para poder votar la reforma de pensiones esta semana. Por ello he decidido hacer uso de la facultad presidencial establecida en el artículo 32 n°2 de la Constitución, de citar a sesión extraordinaria del Congreso a la brevedad”, dijo el mandatario en su cuenta de X.
De esta forma, la mesa de la Corporación, encabezada por la diputada Karol Cariola (PC), concretó la citación para hoy a partir de las 10:00 horas hasta total despacho.
Cariola adelantó que se esperan unas ocho horas de debate, más una hora y media de votaciones, por lo que se prevé una jornada tan larga como la que se vivió este lunes en el Senado, donde el proyecto fue aprobado sin problemas con 40 votos a favor y 7 en contra.
La parlamentaria también afirmó que si la reforma logra ser despachada este miércoles, luego pasaría al Tribunal Constitucional y posteriormente se concretaría su promulgación. En caso contrario, de no aprobarse todo el articulado y existir diferencias entre la Cámara y el Senado, el proyecto pasaría a comisión mixta, la que debe ser convocada por el presidente del Senado.
“Podría convocar al día siguiente, para que la mixta sesione el día jueves, viernes o sábado, porque en este caso, como la reforma tiene urgencia inmediata, podríamos tener hasta incluso el día domingo para sesionar y cerrar el proceso esta semana”, explicó la diputada PC.
Cariola, además, señaló que en la Cámara existiría la “mayoría necesaria para que se aprobaran las modificaciones tal y como vienen del Senado”. Pero que de todas maneras, “pueden haber hartos elementos de dispersión, porque hay varios parlamentarios que probablemente van a rechazar una u otra medida”.
“Si esto va a una mixta, lo más probable es que la mixta retroceda aun más de lo que se quería conseguir del proyecto original. Siempre las mixtas lo que hacen es básicamente restringir aún más un acuerdo que ya está lo suficientemente tensionado. Entonces, ahí tendrán que sopesar las fuerzas políticas”, agregó.
Proyecciones de la votación en Sala
Para que el proyecto que reforma el sistema previsional sea aprobado en la Cámara de Diputados, se requiere de un total de 77 votos. De acuerdo a las proyecciones del Ejecutivo, si bien existiría un margen un poco más estrecho que en el Senado, de todas formas se contaría con la mayoría necesaria para que la iniciativa pueda ser despachada y evitar la comisión mixta.
El propio ministro de Hacienda, Mario Marcel, ha protagonizado la ronda de conversaciones con las diferentes bancadas para dar a conocer en detalle las modificaciones introducidas durante la tramitación en el Senado. Trabajo que ha desarrollado junto a la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, y el ministro de la Segpres, Álvaro Elizalde, atendiendo también a las voces oficialistas que han manifestado su disconformidad con el contenido del proyecto.
Si bien se esperan algunos votos en contra -por parte de la diputada Camila Flores (RN), Cristián Labbé (UDI) y Sara Concha (PSC)-, la reforma contaría con el apoyo transversal desde la UDI hasta el PC, tal como ocurrió en la Cámara Alta. De hecho, algunos parlamentarios que mantenían dudas sobre su posición, como el diputado Marcos Ilabaca (PS), confirmaron su apoyo durante la jornada de este martes, con la advertencia de requerir votaciones por separado.
Por su parte, el comité político de la Unión Demócrata Independiente (UDI) reafirmó su compromiso para aprobar el proyecto a través de un comunicado, señalando que el partido “no puede mantenerse al margen de una discusión que tiene como principal propósito beneficiar a la clase media y a los sectores más vulnerables de nuestro país”.
Del mismo modo, el Partido Comunista también ha confirmado su apoyo a través del diputado y presidente de la Comisión de Trabajo, Luis Cuello, quien declaró que si bien no está conforme con el contenido del proyecto, este “sí constituye un avance”, por lo que existirá la “mayoría de parte del oficialismo para aprobar la propuesta”.
En esa línea, el vicepresidente de la Cámara, Eric Aedo (DC), también pronosticó una aprobación contundente a favor de la reforma de pensiones.
“Me parece un hecho relevante, creo que pone de manifiesto que la política de los acuerdos le hace bien al país, no imponiendo visiones, sino que concordar en base al bien común, en base a darle una respuesta a la necesidad de los chilenos. Digo esto porque cuando uno escucha a veces opiniones de que este no es el mejor acuerdo que se esperaba, este es un acuerdo que hay que mirarlo desde la realidad de las personas”, indicó.
En ese sentido agregó que lo acordado “pone el interés general por sobre el interés particular”, por lo que no cree que el proyecto pase a comisión mixta.
Consultado por la solicitud de votaciones separadas que ya han sido anunciadas por algunos parlamentarios, Aedo afirmó que “no hay mucho problema en eso, porque en el Senado también se hicieron alrededor de 60 votaciones separadas, que las lograron agrupar finalmente en 15 votaciones, y todas fueron aprobadas. Es decir, pasó el proyecto completo con una amplia mayoría”.
“Un desafío para la disciplina parlamentaria”
“Los temas previsionales en nuestro país llevaban más de una década estancados. (…) Esta no es la reforma de un Gobierno, es la reforma de un país”, dijo la ministra Jeannette Jara la madrugada de este martes cuando el proyecto logró ser despachado desde el Senado. Por lo mismo, los ojos estarán puestos en la capacidad de la Cámara de Diputados para sellar un acuerdo que costó dos años de tramitación.
En ese sentido, analistas advierten que el sistema político será puesto a prueba durante la jornada de este miércoles.
“Se necesitan 77 votos, y si sumas todos los partidos oficialistas y de Chile Vamos sería un total de 127. Se pueden caer descolgados para hacer el punto político, de uno y otro lado, y aún así hay muchos votos para aprobar la reforma”, dijo el cientista político y director ejecutivo de Factoría Pública, Danilo Herrera.
Asimismo, señaló que el cierre de la tramitación “será un desafío para la disciplina parlamentaria”, puesto que los parlamentarios que voten en contra “van a tener que dar explicaciones no solo a la ciudadanía que quiere mejorar las pensiones hoy, también a sus partidos y sus internas”. Esto, además, en un año clave, ya que “en agosto se inscriben las listas parlamentarias para la elección”.
En esa línea, el director del Centro Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central, Marco Moreno, añadió que la aprobación en el Senado podría generar “un efecto de orden” en la Cámara, por lo que los parlamentarios no van a querer aparecer no dando su consentimiento en un contexto donde la ciudadanía “está demandando del Congreso su capacidad de acuerdo”. Por lo tanto, “la votación en el Senado y el esquema de opinión pública favorable a la reforma puede operar como un dispositivo que termine alineando a varios de los diputados que estaban en duda para inclinar su voto por la aprobación del proyecto”.
Por su parte, para el académico de Ciencia Política de la UDP, Hernán Campos, “desde el punto de vista político, si la reforma logra ser despachada por el Congreso y promulgada por el Presidente, aplacaría las críticas sobre la falta de acuerdos y el diseño institucional chileno”.
En ese sentido, Campos advierte que si bien “una eventual aprobación podría descomprimir la presión por introducir cambios importantes al sistema político, la idea de modificar la arquitectura institucional seguiría latente, puesto que es un problema que afecta de manera transversal a los sectores políticos y genera la sensación de un estancamiento que se alimenta de la polarización”.