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Adopciones ilegales: Familias chilenas se reencuentran tras décadas separadas
Alrededor de 20.000 menores fueron adoptados de forma irregular por familias extranjeras entre 1970 y 1990, según cifras del Poder Judicial. De éstos, sólo 1.000 se han reencontrado con sus familias.
Cuatro mujeres estadounidenses llegaron a Santiago con el objetivo de reunirse con sus familias biológicas, de las que fueron separadas durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y enviadas al extranjero a través de un sistema de adopciones ilegales.
Edita Bizama, quien en 1984 entregó a su hija Adamary García en adopción, expresó su emoción al comentar que se sentía feliz por el encuentro. En su relato, mencionó que no contaba con los recursos para criar a su hija.
“Estoy demasiado feliz y vamos a seguir abrazándonos mucho rato”, dijo a la agencia de noticias EFE, entre lágrimas, Edita Bizama, que en 1984 tuvo que dar a su hija Adamary García en adopción porque “no tenía cómo criarla”.
“Yo no quería, pero me pillaron igual. La había pasado por el Registro Civil, la reconocí como hija para que no saliera fuera del país y quise salir del hospital por otra puerta, pero no pude”, relató a EFE Teresa del Carmen Araya, mientras espera la llegada del vuelo procedente de Houston, donde viaja su hija Jada Thiemann, a quien una mujer identificada como “la señorita Verónica” de exigía “pasarle a la niña”.
De acuerdo con el Informe Anual 2023 del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), la salida de menores del país se realizó mediante dos métodos principales: la entrega de la tutela a un tercero para que pudiera viajar y ser adoptado según las leyes del país de destino, o la inscripción en el Registro Civil de un falso certificado de defunción, lo que permitía a los padres adoptivos inscribir al niño como propio en otro país.
El Estado de Chile no reconoce a los adoptados de forma ilegal entre las décadas de 1960 y 1990 como víctimas, según el informe del INDH, que señala que aún no se ha avanzado en el establecimiento de la verdad o en facilitar reencuentros.
Para las familias, conocer su pasado representa un acto de justicia, según Insunza. Este proceso permite sanar y cerrar ciclos, ya que muchas familias han vivido años de incertidumbre y dolor por la pérdida de un bebé que fue robado o entregado en adopción.
Claudia Díaz, en un gesto de bienvenida, esperó a su hermana Natalie con una pancarta que decía ‘Welcome sister Natalie’, mostrando su expectativa por el encuentro.