
Kaiser y las estrategias de desinformación en la época de la posverdad
Decir cosas que no son ciertas no tiene costos. En Chile, si bien han ido creciendo las plataformas de verificación de datos, muchas veces el desmentir mediante la demostración de hechos verificables no es suficiente para abordar el real impacto de las fake news en la opinión pública.
La reciente entrevista al candidato presidencial del Partido Nacional Libertario (PNL), Johannes Kaiser, donde cuestionó el número y efectividad de las vacunas que se administran a los recién nacidos en el país, trajo nuevamente al debate los riesgos de la desinformación en contexto de elecciones.
Si bien no es el primer proceso electoral en el que las llamadas fake news se hacen parte de una campaña política, la rápida viralización a través de redes sociales y la incapacidad de algunos medios de contrarrestar la información de manera inmediata, ha levantado las alertas respecto a su impacto para la democracia.
Se trata de un fenómeno global que ha movido la aguja en elecciones como las de Estados Unidos con Donald Trump y de Brasil con Jair Bolsonaro, algo que también ha complicado la gobernabilidad en Europa para el manejo de problemáticas sociales como la migración.
En Chile, si bien han ido creciendo las plataformas de verificación de datos, muchas veces el desmentir mediante la demostración de hechos verificables no es suficiente para abordar el real impacto de las fake news en la opinión pública.
Es así como el fenómeno de la “posverdad” –creencias que no se basan en la evidencia sino en la emotividad– penetra en la percepción de la realidad independientemente de si la información es verdadera o falsa.
Así lo ha explicado desde hace más de una década el investigador de la Northwestern University, codirector del Social Listening Lab de la UC y socio fundador de NetSense Lab, Cristián Huepe, quien afirma que la gente “tiende a creerles, esencialmente, a sus círculos de información. (…) Y empieza a crearse una fuente de desinformación que se transforma en una comunidad que, intencionalmente o no, termina desinformando a otras personas”.
“Desde que empezamos a mirar esto en el 2012, yo diría que alrededor del 2016, con lo de la elección de Trump, el hecho de que se creara esa isla (de desinformación) se transformó en un fenómeno influyente. Y hasta ahora lo que ha sucedido es que ya no es una isla, sino que son múltiples islas. Cada persona, cada tendencia, cada idea, vive en una isla distinta”, señaló a El Mostrador.
El manual de la desinformación como recurso de campaña
La imposición de una verdad alternativa es uno de los recursos utilizados para relativizar a expertos o fuentes de información, con el fin de difundir ideas que responden a objetivos políticos de candidatos o partidos.
Por esta razón, en un contexto donde cada vez más gente prefiere creer en lo que siente que es verdad, “tanto al emisor como al receptor no le importa si el dato es real. Lo que le importa es expresar la emoción en torno a esa situación”.
“Por ejemplo, si yo tengo una duda un poco emocional o siento que pueden estar abusando por imponerme las vacunas, voy a sacar un dato que casi no me importa si es real o no para decir que son peligrosas. Pasa lo mismo con otras discusiones, como el cambio climático o la inmigración, por ejemplo”, señaló Huepe.
Análisis que permite comprender lo sucedido con Johannes Kaiser, quien en entrevista con el programa “Estado Nacional” fue consultado sobre si mantendría las vacunas que se administran a los niños recién nacidos. Ante ello afirmó que “son 72 dosis en total” las que se aplican, cuestionando su efectividad y su número.
“Creo que tendríamos que analizar seriamente el programa de vacunación, cuanto menos el obligatorio. Están haciéndolo ahora en Estados Unidos en varios estados, no porque las vacunas en sí individualmente sean malas, sino porque las vacunas funcionan con metales pesados para fijarse al cuerpo”, advirtió.
Declaraciones que fueron inmediatamente desmentidas desde el Ministerio de Salud. “Lo que nos interesa es que las personas estén informadas de que las vacunas son seguras, que no tienen elementos como metales pesados y que salvan vidas”, expresó la ministra de la cartera, Ximena Aguilera.
Asimismo, desde el sitio fastcheck.cl confirmaron que “según el calendario del Programa Nacional de Inmunizaciones, los recién nacidos reciben tres inoculaciones al nacer, mientras que los menores de edad reciben aproximadamente 33 dosis a lo largo de su desarrollo”.
Cabe destacar que en las últimas semanas se levantó una alerta internacional debido al brote de sarampión en Estados Unidos, enfermedad que se creía erradicada y que hoy ya cuenta con más de 300 casos, por lo que expertos han apuntado a los riesgos de los movimientos antivacunas en algunos estados de ese país.
“Las parejas homosexuales son menos estables que las heterosexuales”
En el mismo programa, el diputado libertario afirmó que estadísticamente hablando una pareja heterosexual es más estable que una pareja homosexual, por lo que ese criterio debía ser considerado a la hora de evaluar la adopción de menores.
“Una pareja homosexual en promedio tiene una duración de entre 3 y 4 años, cuando están casados, en Holanda. ¿Qué es lo que se le quiere entregar a un niño que está siendo adoptado? La mayor estabilidad posible. Eso significa que si desde el punto de vista estadístico la mayor duración del matrimonio lo encuentra en el régimen heterosexual, es evidente que usted va a tener que inclinarse por eso”, afirmó.
Frente a esa aseveración, organismos que trabajan por la inclusión de la diversidad sexual han citado estudios de la American Psychological Association que demuestran que no hay evidencia científica que confirme que la efectividad de la crianza se relacione con la orientación sexual de los padres. Otra investigación del The New England Journal of Medicine reporta que no hay diferencias ni en la salud mental ni en el desarrollo cognitivo de personas de 25 años que crecieron en familias homoparentales, comparadas con un grupo de la misma edad que creció en hogares de familias de parejas heterosexuales.
En definitiva, hasta ahora no existiría ningún respaldo científico para concluir que las madres lesbianas o los padres gays no estarían aptos para la adopción debido a su orientación sexual.
En la misma línea, ante las afirmaciones de Kaiser respecto a que el Ministerio de la Mujer “es un mal gasto terrible” y que “no está haciendo ningún aporte medible”, desde la cartera respondieron mediante su cuenta de X, enumerando los avances materiales que, por ejemplo, han mejorado la autonomía económica de las mujeres y la cobertura de atención en casos de violencia.
“Se ha ordenado el pago de más de 1 billón 380 mil millones de pesos en pensiones de alimentos; desde la creación del Ministerio de la Mujer se han impulsado distintas leyes para tipificar como delito actos de violencia de género, como la Ley Gabriela (2020), Ley Antonia (2022), Ley por el derecho a una vida libre de violencia (2024)”, detalla la publicación.